Agradabilísima sorpresa, primero de todo.
'The Hunt' se sabe las películas de corte similar, sabe que tú sabes todas las historias de violenta caza humana, y se salta las reglas sin disculpa ni permiso.
Glorioso punto de partida, vaya.

Pero es que encima, hay algo más.
Esta película tiene una negra idea de fondo: estamos hasta los cojones.
Hasta los cojones de los fundamentalistas religiosos que no dejan pasar una misa ni una oportunidad para despreciar (con caridad cristiana) sus contrarios, hasta los cojones de los racistas paletos con pistola en el cinturón, hasta los cojones de los adinerados estirados que basan su balance del año en cuántas causas pueden apoyar mientras putean a sus empleados.
Está alimentada con rabia largo tiempo reprimida, y ahí están sus protagonistas para canalizarla de la mejor manera, con un deje de hastío que grita "te vas a arrepentir de haberme puesto una pistola en la sien".

El hombre es un lobo para el hombre; nos zumban los oídos de oír la misma puñetera cantinela.
Porque quién hizo esa afirmación seguro que no pensó en que el hombre es una lacra para su propio sistema de clases, ni que la vena hipócrita estará siempre en un huesecillo muy próximo al que aprieta el gatillo, ni que las redes sociales son auténticos vertederos de real crueldad y desprecio humanos.
Hoy en día cualquiera puede mandarte una amenaza de muerte por redes sociales, y nadie le dirá nada: pensemos en la antinaturalidad de eso, y luego pensemos en que no hace mucho, tribus enteras se enfrentaban a sangre y muerte por un quítame de allá estas medio-mentiras que dices sobre mí.

Somos lo que opinamos, y lo malo es que no tenemos seguro.
A cualquier arma se lo podemos quitar, y la negra, negrísima conclusión de esta "alegre" cacería es por qué hemos permitido que el correctopolitiquismo nos pase por encima.