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Brigada 21

Cine negro. Drama Adaptación de una obra de Broadway que describe la vida cotidiana en una comisaría de policía de Manhattan. Un temperamental policía (Kirk Douglas) recurre a los métodos más implacables para obtener información de cualquier sospechoso de un crimen. Obtuvo cuatro nominaciones a los Óscar de 1952: mejor director, mejor actriz principal (Eleanor Parker), mejor actriz secundaria (Lee Grant) y mejor guión adaptado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
24 de marzo de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos rotulos se le pueden poner al trabajo de Kirk Douglas pero en este film, considero que se lleva todos los inherentes a las cualidades para lograr la estatuilla dorada, màximo galardòn de Hollywood. Todos los que lo secundan se hallan con papeles que descollan.
Como tiene su título, siempre quiero verlo y volver a verlo, no me canso, como los "productos" que nos tiene acostumbrado Wyler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
asultani
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17 de diciembre de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
250/18(16/12/16) Notable drama policial realizado y producido con pulso ágil y firme por el gran William Wyler, auscultando con caldo emocional en temas universales como la justicia, la venganza, la hipocresía social, los sentimientos de culpa, el peso del pasado, sobre el amor frente a los prejuicios, y todo con bisturí afilado, en un despliegue ingenioso de personajes con vida propia, muy humanos, matizados, con bordes. Se basa en la obra de teatro "Detective Story" (1949), de Sidney Kingsley, de gran éxito en Broadway, guionizada por Robert Wyler (“Desengaño” u “Horizontes de grandeza”, hermano de William Wyler), y Philip Yordan (“El Cid” o “Rey de Reyes”), recreando un día cualquiera en una comisaría de un barrio cualquiera de Nueva York, siendo casi todo en el interior de la 21, por allí pasan todo tipos de personajes entre policías, detenidos, sospechosos, abogados, y todo entretejido con un libreto sólido, dando fluidez narrativa y espacios a diferentes subtramas que dan vigor y ritmo al relato, con personajes entrando y saliendo de escena, haciendo que su raíz teatral no lastre el conjunto, sabiendo utilizar el espacio a modo alegoría expresionista de los personajes cuanto más oprimidos parecen en habitaciones más pequeñas están, derivando en un intenso drama, atrapándote en la rutina diaria de estos policías, con su trasiego, sus interrogatorios, las ruedas de reconocimiento, las amenazas, las dudas, las llamadas telefónicas, las tomas de huellas, la redacción de informes, etcétera, provocando casi una cinta costumbrista-naturalista, de la que luego han bebido series como “Canción triste de Hill Street”. Todo esto potenciado por unas actuaciones formidables, sobresaliendo un colosal Kirk Douglas. Film nominado a cuatro Oscars. Fue de las primeras películas en las que se habla del aborto, tema que la cinta dribla al Código Hays.

Este paseo por un día en la Brigada 21 es un homenaje en primer lugar a la policía, a su labor cotidiana, y luego intenta ser una transposición de nuestra sociedad, en este recinto se dan cita personajes de todo pelaje y condición humana, crisol de seres buenos malos, y sobre todo grises, complejos, donde la bondad y la maldad son discutibles, depende del prisma con que se vea, personas con sus aristas por pulir, con los que es fácil empatizar por la humanidad que transpiran, trenzando entre ellos un relato de la épica cotidianidad, con un ritmo trepidante, donde no paran de suceder cosas, los personajes se amontonan, todos con sus propios fantasmas, miedos, ilusiones, frustraciones, desarrollado con diálogos ágiles, inteligentes, mordaces, cínicos. Se nos habla de si es posible la reinserción de los delincuentes, de la intolerancia a las faltas de los demás, de los sentimientos arraigados de odio, de nuestra capacidad torticera de erigirnos en jueces, de nuestra capacidad de perdón, de la frágil línea que separa la sinceridad de la piadosa mentira, de la misericordia, de cómo nos marcan y persiguen nuestros errores del pasado, de cómo nuestra infancia es caldo de cultivo (muy freudiano esto), del cicatero puritanismo, ello en un radiografía psicológica de las barreras morales que nos autoimponemos, todo salpicado de un grato humor mordaz.

Aunque la cinta es un caleidoscopio de asuntos menores (una cleptómana de bolsos, una loca paranoica nuclear, un estafador, unos ladrones de apartamentos,...) tiene su epicentro este mosaico de personajes en el agente McLeod, un tipo recto, rígido, implacable, intolerante al mínimo delito, tallado por la dura relación con su padre, no contempla ante los errores ajenos la misericordia, todo su mundo colapsará ante la revelación de un gran secreto que pondrá contra el paredón sus enraizadas convicciones morales, esto será el gran pilar del relato, donde con los ententes entre ella y su esposa brotará fuego de sentimientos encontrados, donde nos sentiremos agobiados, angustiados, asfixiados por unas barreras que parecen insalvables, ello conformado en un virtuoso crescendo dramático, evolucionado de modo gradual y muy creíble, donde la amargura existencial nos irá calando hacia un final desgarrador, de los que se te quedará por gran sentido y coherencia.

La puesta en escena es de enorme brillantez, aprovechando al máximo el cuasi-único escenario, para acentuar la opresión anímica de los personajes, con dirección artística de Hal Pereira (“La ventana indiscreta”, “Vértigo” o “Desayuno con diamantes”), y A. Earl Hedrick (“Los viajes de Sullivan”, “Días sin huella” o “El gran carnaval”), rodándose íntegramente en los Paramount Studios en Hollywood, recreando con tremenda veracidad la comisaria, su bullicio, su caos, con los escritorios, los entarimados, sus persianas, sus mesas, sus montones de archivos, sus escaleras. Esto realzado por la fenomenal fotografía en glorioso blanco y negro de Lee Garmes (“Scarface”, “El libro de la selva” o “Duelo al sol”), haciendo del objetivo de la cámara algo que fluye por la escena, saltando de personaje a personaje con fluidez narrativa (gracias a la fenomenal edición de Robert Swink, “Vacaciones en Roma” o “Papillon”), con mimo por el detalle, jugando con el expresionismo en los picados y contrapicados, en sus acuciantes primeros planos que sacan lo mejor de las actuaciones, dando cabida en extraordinarias tomas a las decenas de personajes en pantalla, dotando de realismo cuasi-documental las secuencias, con una gran labor de iluminación, utilizando suaves zooms parta enfatizar la tensión de algunos momentos, provocando sensaciones de opresión de aire cuando reduce los espacios en que están los personajes, modulando el lazo (dramático) que nos aprieta de modo espléndido. La música solo aparece en los créditos iníciales y en los finales, la banda sonora está compuesta por los sonidos ambientales tanto de la comisaria, con su gentío, como del exterior urbano. (sigue en spoiler sin)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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28 de octubre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Brigada 21 de William Wyler es un drama policiaco de cine negro notable en su categoría. Dirigida con un ritmo ligero y con un estilo propio del cine noir que crea interés todo el rato y apasiona por la enorme interpretación de Kirk Douglas, es una obra que incita por su violencia arrebatadora a la hora de exprimir las declaraciones a los testigos a la antigua usanza, creando con ello gran atracción en su visionado sobre todo para los cinéfilos clásicos. Realizada de manera impetuosa tiene un resultado implacable que es digno de elogio.
La fotografía en blanco y negro hace gran uso de los claroscuros como es normal en el género, empleando imágenes repletas de detalles en una excelente labor visual estéticamente apropiada. La música es alentadora y estimulante pero solo es usada al principio y al final del film para no desviar la atención del público durante la acción. Los planos y movimientos de cámara completan un magnífico trabajo técnico con el uso del avanti, generales, seguimiento, cámara en mano, reconocimiento y primeros planos rápidos que dan dinamismo al film.
Las actuaciones son arrolladoras y con carácter. Como protagonista Kirk Douglas trabaja con personalidad y firmeza en un papel de policía duro y Eleonor Parker está sensible y emotiva en su labor, siendo admirables los acompañamientos de Lee Grant, William Bendix, Horace McMahon y Cathy O´Donnell entre otros. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones elegantes e impolutos por un lado y humildes por otro, según la profesión o personalidad del personaje y que, junto con los oportunos decorados, te transportan in situ.
El guion, escrito por Philip Yordan y Robert Wyler y basado en la obra de teatro de Sidney Kingsley, es sustancioso al mostrar una historia impetuosa del mejor cine negro policiaco, la cual atrapa al público por exhibir una violencia que apasiona al ser expuesta a la antigua usanza, incitando al público con su argumento pernicioso y atmósfera turbia que colocan la cinta como una de las mejores del género. Esto se lleva a cabo con una narrativa intachable y clásica que es muy expresiva y algo sombría, como es normal en un género en el que las insidias se suceden una tras otra de forma inexorable.
Para finalizar, la considero una gran obra indeleble e indispensable en la filmografía del director y en el género de cine negro en particular, por mostrar una historia tan apasionante como arrebatadora que capta la total atención del público cinéfilo clásico amante de los buenos films policiacos violentos que tienen una buena trama en su interior. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que hacen de Brigada 21, un film penetrante y oscuro en su trama que cautivará a todos los que aprecien el cine noir de calidad.
Elcinederamon
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28 de febrero de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
William Wyler adaptó magistralmente en este film una obra de teatro de Sidney Kingsley, retratando con tensión física y psicológica al policía encarnado por Kirk Douglas, quien pone toda la carne en el asador para configurar con pujanza emocional los modos diligentes y neuróticos de su personaje.

Con una fotografía y una puesta en escena prodigiosas, el film es un taciturno e intenso drama policial con tintes negros en el que la acción tiene lugar casi por completo en un espacio físico muy limitado, magníficamente aprovechado por Wyler durante la interacción entre el denso catálogo de personajes para resaltar el carácter impetuoso del protagonista, un tipo mortificado y marcado por su pasado familiar.

Kirk Douglas está enorme en su interpretación, consiguiendo uno de los mejores trabajos de su carrera, lo que no es decir poco. A su lado y en el papel de su esposa encontramos a una Eleanor Parker que ya había mostrado sus credenciales como actriz en la también excelente "Sin Remisión" de John Cromwell.
BartonKeyes
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30 de enero de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Detective Story (Brigada 21, 1951) es una interesante película de cine negro (aunque resulta difícil de etiquetar, puesto que es una pieza bastante singular dentro del género) dirigida por el célebre cineasta William Wyler. La película recibió numerosas nominaciones a los Oscars, entre las que se encuentran la de mejor película y mejor actor. La película adapta la obra teatral original de Sidney Kingsley.

El filme gira en torno a una investigación policial, aunque muy sui generis y alejada de los cánones convencionales, seguramente por la influencia de la obra original en la que se basa. Nuestro protagonista principal es un detective interpretado por Kirk Douglas, quien recibe un extraño caso sobre un doctor de origen europeo (¿Sombras del nazismo cada vez que vemos a ese extraño, frío y calculador doctor entrar en escena?) que parece haber realizado diversos abortos de manera ilegal. Nuestro protagonista irá tras su pista, aunque con dificultades. De hecho, que la película se trata de una rara avis nos lo demuestra que la película no se cierra de una manera habitual, sino que la investigación final queda en suspenso (en realidad sólo sirve para destapar un importante engranaje argumental). El final, será en realidad totalmente inesperado.

Brigada 21 está basada en una obra de teatro, y eso se nota claramente en la película. Para empezar, el filme transcurre prácticamente en el mismo escenario, la comisaría de policía (a excepción de un par de secuencias que transcurren en las afueras) donde además de la trama principal se van uniendo algunas subtramas al mismo tiempo que van entrando y saliendo algunos detenidos en la comisaría. Algunas de ellas serán totalmente relevantes, mientras que otras tendrán un papel secundario. Sin embargo, William Wyler consigue crear un dinamismo interesante, y la película no resulta tediosa en ningún momento, es más, el cineasta sabe aprovechar el efecto claustrofóbico de estas circunstancias.

Es curioso como Brigada 21 parece anticipar debates que se repetirían en el futuro. De hecho la película recuerda (en su primera parte antes del giro final) al célebre filme de Don Siegel, Dirty Harry (Harry el Sucio, 1971), que se estrenaría veinte años más tarde, especialmente en la construcción del personaje principal y el discurso ideológico de este. En el filme de Wyler, el personaje principal que interpreta Kirk Douglas es un detective de policía que no tiene escrúpulos en utilizar la violencia y métodos sucios contra los delincuentes. Pero el filme va más allá de la violencia y sitúa la concepción ideológica de nuestro personaje en otra esfera. En numerosas ocasiones el personaje de Douglas arremete contra los criminales y su particular lucha contra una sociedad que él considera corrupta (en gran parte debido a traumas infantiles). Sus discursos no dejan de recordarnos los que años más tarde haría suyos el personaje de Clint Eastwood en Harry el Sucio. Aún así, las realidades de ambas películas son notables. Mientras que en la obra de Don Siegel había una cierta justificación de las acciones del personaje principal (lo que la llevó a ser acusada de reaccionaria) en la obra de Wyler es más bien al contrario. La visión general que se da del personaje que interpreta Kirk Douglas, en la primera parte de la película, es negativa, puesto que se muestra un personaje cruel, que no respeta ningún tipo de ley con tal de vengarse de su propio pasado, pero esto cambia en la segunda mitad. En este sentido, el final del filme es una especie de redención, puesto que el personaje acaba convertido en algo similar a un mártir.

Así pues se establece un interesante debate sobre la justicia y los límites de los que dispone el servicio policial. En contraposición al personaje de Douglas tendremos otros policías como el interpretado por William Bendix, que ofrecerá un contrapunto mucho más moderado, tratando de poner al personaje de Douglas en su sitio. La película muestra mediante los criminales que van entrando en la comisaría, la diversidad de delincuentes, desde los más peligrosos (que bordean la locura y que son irrecuperables para la sociedad) hasta los que simplemente han cometido un error y pueden aún enmendarse.

Una gran baza de la película de Wyler la encontramos en la interpretación de Kirk Douglas, quien hace un trabajo excepcional. En la primera parte del filme el actor borda a la perfección el papel de personaje cruel que tiene una única obsesión enfermiza. Pero luego, a medida que avanza la película, el actor sabe cambiar de rol, emocionando al espectador y consiguiendo su simpatía en el tramo final. El resto de personajes está también bien, como por ejemplo la mujer de nuestro protagonista interpretada por Eleanor Parker, pero realmente Douglas eclipsa al resto de estrellas.

La realidad del aborto aparece también en la película (con intento de censura en la versión española, aunque se puede entender igualmente), un tema polémico, aún más en su momento, evidentemente. El filme trata con delicadeza pero se hace eco de un tema que a pesar de ser tabú era también real.

https://neokunst.wordpress.com/2016/01/30/brigada-21-1951/
Kyrios
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