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El doctor Mabuse (Dr. Mabuse, el jugador)

Thriller. Drama La primera versión cinematográfica del Dr. Mabuse consta de dos partes: “El gran jugador” y “El infierno”. El doctor Mabuse es un villano que no se siente atraído por los bienes materiales, sino por el placer que le proporciona jugar con el destino de los hombres. (FILMAFFINITY)
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Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
29 de julio de 2016
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
121/04(07/07/16) El gran cineasta alemán Fritz Lang fue un pionero con este film en hacer de los villanos los protagonistas, en esos carismáticos que han inundado los cines, lo hizo con el Dr. Mabuse un genio del Mal, que más que el dinero lo que parece anhelar es la anarquía, el caos y la autodestrucción, en esto similar al Jocker de “El Caballero Oscuro” (2008) de Nolan, un maestro oscuro en sintonía con otros legendarios como el profesor Moriarty, Fu Manchú o Lex Luthor. El realizador germano junto a Thea Von Harbou afronta la novela de luxemburgués Norbert Jacques, “Dr. Mabuse, el jugador”, resultando su relato premonitorio en muchos elementos sobre3 el advenimiento del nazismo en Alemania, sobre como el protagonista posee un gran poder de manipulación sobre las personas, como intenta sacar provecho de la decadencia de las gentes, y como todo parece hacer lo con un sentido perverso, el director claramente influenciado por el realizador galo Louis Feuillade con sus seriales criminales de la década de 1910 “Fantomas” (1913), “Les Vampires” (1915) y “Judex” (1916). Dada la extensión del film se dividió en dos partes, de seis actos cada una, con duración conjunta de 233 minutos, la primera titulada “Dr. Mabuse der spieler” (122 m.) y la segunda “Inferno” (111 m.), rodada en gran parte en los estudios Jofa Berlín-Johannisthal, primer film sobre un personaje que con los años salieron varias secuelas, dos del propio realizador.

El guión delinea brillantemente al protagonista, así como la decadencia moral e infelicidad nihilista de la aristocracia. Un film que intenta reflejar la decadencia de la República de Weimar de Alemania, que nació tras perder la Gran Guerra, un mundo partido en dos, donde convivían la opulencia de una aristocracia marchita, con sus vicios, clubs nocturnos, la prostitución, las drogas, su infelicidad existencial, con la pobreza más pusilánime, provocando constantes revueltas obreras, exponiendo un clima de tensión e incertidumbre, sin referentes morales, un universo envuelto en el nihilismo, donde un gran criminal puede sacar beneficio (y no me refiero a Hitler... por lo menos en este film). Una cinta en la que se critica la codicia del capitalismo, reflejado en el espléndido tramo de todo lo referente a como Mabuse juega con el temor de los inversores en su beneficio, precursor de lo que pasará en 1929 con el Crack, arremete asimismo contra la fatuidad de las clases altas, de una aristocracia débil, que tras su velo de lujo y bacanales hedonistas se esconde una enorme nada, navegando sin rumbo por un mar de frivolidad, quedando una clase pudiente distorsionada por la corrupción moral y las más bajas pasiones.

Dirigida con gran pulso estético, creando una atmósfera turbia con escenarios de reminiscencias expresionistas, provocando inquietud en el espectador, componiendo un marco de acción atractivo, que tiene en su brillante arranque una potentísima baza, con el protagonista mirando fotos frente a un espejo, está buscando su próximo disfraz, luego vemos el plan que está desarrollando, uno de sus sicarios en un tren asesina a un diplomático para robarle unos documentos lacrados sobre un tratado comercial entre Francia y Suiza, cuyo contenido no debe hacerse público antes del momento de firma, al enterarse del robo los inversores en la bolsa entran en modo pánico y los valores de las compañías en solfa caen en picado, y hete aquí que un enigmático tipo sobre un pilar , simbólicamente sobre los histéricos, en medio de la bolsa compra las acciones, entonces cuando las tiene consigo todas, aparecen los documentos sin deslacrar, con lo que las acciones vuelven a subir como la espuma, y el misterioso tipo vende ganando una fortuna, impresionante modo de empezar, mostrándonos la brillantez de la genialidad del Dr. Mabuse manipulando a su antojo los temores de la sociedad.

Mabuse es un supervillano, mente criminal privilegiada, un adelantado a su tiempo que sabe jugar con los aprensiones de la sociedad, sabe anticiparse a las reacciones de la gente, es un bróker, un psiquiatra, un mentalista, un tahúr, un falsificador, un hipnotizador, es todo eso y más, en lo que hay gente que ha querido ver una alegoría del superhombre nietzscheano, mente preclara muy superior mentalmente al resto de la humanidad. Mabuse ha sido comparado como a una reminiscencia del Hitler que estaba por llegar, los dos son tipos carismáticos que pretenden sacar beneficio del caos, de los miedos, de la decadencia, de la pobreza, de las miserias humanas, de la corrupción moral, su afán, aunque nunca se especifica, no parece estar en obtener riquezas, más bien desea manipular a la gente, a la sociedad, a las instituciones, ser una especie de poder en la sombra, o al menos eso intuyo, similar a Hitler, que no es ser millonario lo que anhela, desea obtener el máximo poder posible, aunque en su camino aplaste vidas. Mabuse bien analizado no es un villano tan amoral, sus víctimas son los especuladores de la bolsa, o la aristocracia decadente, solo comienza a matar indiscriminadamente cuando ve en peligro su vida, y además demuestra sentimientos de amor, de hecho esto es lo que al final le hace vulnerable.

Las dos partes del film, aunque orgánicamente sólidas, difieren: En la primera parte Mabuse se maneja a su antojo, domina a placer, las personas son marionetas movidos sus hilos por él; En la segunda parte la paranoia de Mabuse se acrecenta, su temor a ser descubierto le hace ir acabando con su gente, asimismo entra en juego una de las constantes en las obras escritas entre Lang y Von Harbou, de cómo la obsesión amorosa, la lujuria, la pasión pueden ser el peor enemigo para la sed de poder, de cómo aquello que amas te esclaviza y puede romper tus ansias de individualidad egoísta-narcisista.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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9 de mayo de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
El doctor Mabuse (El gran jugador) de Fritz Lang es un thriller dramático de cine mudo y expresionismo alemán basado en un doctor que utiliza la telepatía y la hipnosis, además de su habilidad para el disfraz, para manipular a los hombres a su antojo. Dirigida con un ritmo dinámico y con un estilo personal e inquietante del director, es una obra magnífica muda que entra dentro de lo mejor de su creador y del género expresionista alemán, ya que va creando magistralmente una atmósfera turbia e incitadora por las manipulaciones y pocos escrúpulos del protagonista hacia el resto de personas, provocando enormes sensaciones en su visionado para cautivar hasta a los cinéfilos clásicos más exigentes, concluyendo con ello un film soberbio que es para enmarcar en la historia del séptimo arte.
La fotografía en blanco y negro hace gran uso de los claroscuros como es habitual en el expresionismo alemán, además, está cuidada hasta el más mínimo detalle y evoca en todo momento con sus imágenes lúgubres al lugar. La música utilizada, aún siendo un film mudo para acompañar la trama es clásica y llena de tensión las escenas oportunas, inquietando con sus sonidos insidiosos el film y turbando al público en una acertada labor. Los planos y movimientos de cámara consuman un sobria pero elegante tarea técnica a través del uso de los detalles, generales, reconocimiento y primeros planos que sacan lo mejor de las profundas interpretaciones.
Las actuaciones son profundas y deslumbrantes. Como protagonistas Rudolf Klein-Rogge está contundente y persuasivo en un gran papel y Alfred Abel está acertado e impecable en su labor, siendo remarcables las actuaciones de Aud Egede Nissen, Bernhard Goetzke, Paul Richter y Gertrude Welcker. Para estos emplea la dirección artística unos vestuarios y caracterizaciones alusivos según el personaje, predominando lo distinguido para marcar la alta clase social pero también lo humilde según el personaje en una oportuna labor que junto con los decorados te transportan. Destaca principalmente, las caracterizaciones del protagonista en sus continuos cambios camaleónicos.
El guion, escrito por el director junto con Thea von Harbou y basado en la novela de Norbert Jacques, es absorbente de principio a fin y mantiene con mucha habilidad al público pegado al asiento, inquietándolo poco a poco de manera magistral y machacándolo al antojo del director con el maléfico y escurridizo Doctor Mabuse, que hace y deshace según le viene en gana gracias a la telepatía y la hipnosis que utiliza para manejar a las personas a su antojo. Esto se lleva a cabo con una narrativa escrita y subtitulada que añade intriga y deja clara la continua conspiración del protagonista en sus enigmáticas acciones. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido que es dividido en varios actos como si de una obra de teatro se tratase.
Para finalizar, la considero una obra esencial e indeleble en la filmografía del director y en el séptimo arte por entretener, provocar y penetrar en el espectador de modo sobresaliente para dejar enormes sensaciones tras su visionado, concluyendo uno de los mejores films del género que apasiona a los cinéfilos clásicos más exigentes. Muy recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, música, montajes, planos, vestuarios, caracterizaciones y narrativa corporal y escrita que vuelven a El doctor Mabuse (El gran jugador), un film inmedible en todo lo que se propone.
Elcinederamon
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5 de septiembre de 2018
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Añado esta crítica a una película que pronto tendrá un siglo, no porque lo necesite (la película), sino para compensar que auténticos bodrios tienen aquí centenares de críticas y esta solo poco más de dos decenas.
De Fritz Lang y el Doctor Mabuse hay escrito lo que ni se puede imaginar. La trama es folletinesca, rocambolesca, a veces inverosímil; algunos actores, histriónicos. Pero nada de eso importa en una película que innova, crea un género e inspirará a decenas de cineastas después.
No es la mejor de esta época de Lang (aunque se celebra mucho "Metrópolis" yo prefiero "Spione"). Pero puede servir si hay alguien que quiera introducirse en el cine de Lang (me refiere a gente joven). Y lo más sorprendente: no importa nada que sea cine mudo. Con las pocas "instrucciones" escritas que se leen se entiende todo. Lo que quizá indique que en mucho cine sonoro de hable demasiado: es más fácil decir que mostrar con imágenes y encuadres.
yoparam
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14 de junio de 2015
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamentablemente esta película no pasará a integrar el listado de mis películas mudas favoritas. Es que 4 horas y media de metraje se hacen tremendamente lentos para un espectador actual. No se puede desconocer que la película tiene momentos muy buenos (el primer episodio de secuestro de unas claves; las escenas en el teatro; los veinte minutos finales), pero en su integridad la obra se ve muy perjudicada por su extrema lentitud. La caracterización de Mabuse por parte de Rudolf Klein-Rogge me pareció excelente. Como muestra del movimiento expresionista alemán es una película que obviamente debe haber tenido su gran importancia en aquel momento pero, a mi entender, su excesiva morosidad en el relato hace que no sea potable para un público actual. Otra grave contra que tiene son la enorme cantidad de carteles con títulos que casi hacen innecesaria la escenificación de lo que ya fue adelantado en los títulos: adviértase la enorme diferencia con "El último" de Murnau en donde el virtuosismo visual del autor de "Amanecer" permite el visionado de la totalidad del film SIN SUBTITULOS. Estoicamente llegué al final pero el 4 con que la califico se debe a que son esas películas que uno ve por curiosidad pero que nunca repetirá. Por lo tanto, no puede integrar una videoteca de obras selectas.
HUSTON
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2 de abril de 2018
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que hace tan fascinante al personaje del Dr. Mabuse es que su poder se basa en su mente, en sus dotes hipnóticas y su habilidad para dominar y manipular a los que le rodean , así como en su inteligencia para planificar sus fechorías (especialmente la jugada en la Bolsa, la mejor escena de la película, con el movimiento de las chisteras de los demás y la absoluta inmovilidad del protagonista). El film pretende también ser un retrato de su época, de esos primeros años de la república de Weimar, y ahí yo creo que se queda un poco corto pues se centra en los lujosos locales nocturnos y no vemos apenas nada de la vida de las clases populares. Supongo que los empobrecidos habitantes de aquella Alemania preferían ver en la pantalla elegantes cabarets y lujosas mansiones antes que sus casas cochambrosas. De todas formas, aparecen demasiados a lo largo de la película y también hay excesivas partidas de cartas (aunque todas estén magníficamente filmadas, especialmente la que enfrenta a Mabuse con el fiscal von Wenk).
Se ha dicho que el protagonista se parece a Hitler pero muy bien podría ser al revés. El dictador alemán era un gran aficionado al cine y seguro que la mirada penetrante de Klein-Rogge le llamó la atención y pudo quizás incorporarla a su repertorio "teatral".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Caligari58
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