Siempre hace buen tiempo

El más melancólico de los musicales dirigidos por Kelly y Donen, que en principio iba a ser una segunda parte del primero de la trilogía, el magnífico "Un día en Nueva York" (1949), y que en cierto modo marca el crepúsculo de la edad de oro del género en Hollywood.

Y si el anterior, esa fascinante explosión de vida llamada "Cantando bajo la lluvia" (1952), estaba ambientado en el tránsito del cine mudo hacia el sonoro, lo que subyace en esta otro, situado exactamente en el momento en que se rodó, a mediados de los 50,es el fin del cine como espectáculo de masas en Estados Unidos ante el empuje de la televisión, con la publicidad como método de financiación. Cuestión respecto de la que la peli realiza más de una diatriba.

Y mira por donde son muchos quienes apuntan que fue precisamente el abandono que la peña ya había iniciado de las salas de cine la principal causa de que no tuviese éxito en la taquilla.

O sea que estamos ante un musical que no puede ser más moderno ni tampoco, al mismo tiempo, más nostálgico. Y atravesado todo él por un fondo triste referido al paso del tiempo y a lo efímero de todo, incluida la amistad. Aunque reivindique de modo esperanzado que, gracias al recuerdo y al poso de lo vivido, los afectos permanezcan.

Incluso la historia de amor entre los personajes de Kelly y Cyd Charise, menudo contraste con los musicales juveniles de antaño, lo es entre dos seres ya bastante baqueteados y de vuelta, un romance algo agridulce, muy maduro y nada ingenuo. Como la propia película.

Y qué más decir: a mí me divierte mucho la secuencia en que el publicista presuntamente abstemio (Dan Dailey) monta el pollo borracho en el guateque de su jefe. O la chispeante conversación de Kelly y Charisse en el taxi, con el desarmante beso (luego vendrá el psicoanálisis de los 25 centavos). O la del restaurante de postín entre los tres amigos a quienes la ausencia y el paso de la vida ha tornado extraños. Y todo lo del estudio de televisión, e incluso lo del boxeo, hasta llegar a la apoteósis final, me interesa menos. Aunque no desmerezca.

Si será distinto este musical que ni siquiera hay número compartido entre Kelly y la Charisse, (al parecer se grabó alguno, pero luego no se incorporó) aunque ambos canten y bailen, solos (como él con los patines, remitiendo a "Cantando bajo la lluvia") o acompañados (como ella en el gimnasio).

Y lo hacen como los ángeles. Y sin que eso signifique que, como ocurre en los mejores musicales, en el filme haya asomo alguno de almibaramiento o ñoñería infantil, ni en sus canciones ni en sus coreografías, sino todo lo contrario.

Esta película destaca, y con el tiempo recuperó un estatus que no tuvo en su día por este motivo: había un par de bailes muy novedosos en la forma de ejectularlos.

Sí que es verdad, que quizás los musicales de este tipo, ya estaba un poco quemado, y Gene Kelly quizás no supo reconducir su carrera. Hizo este musical que iba a ser una obra para Broadway, pero Gene insistió mucho en hacer la película. En cambio la MGM insistió que lo quería en Cinemascope, cosa que Gene no quería y se vio forzado a ello.

Todo esto lo juntamos a que Gene pidió ayuda a Donen para codirigir la película, no quería pero al final accedió. Tuvieron muchos encontronazos en el rodaje, tantos, que cuando acabó la película, acabaron con su amistad para siempre.

Nunca sabremos el porque no tuvo éxito en taquilla, aún teniendo buenas críticas. Unos apuntan a que la gente se quedaba más a ver la TV que ir al cine, otros que el público no estaba acostumbrados a ver una historia infeliz (curioso porque el título es muy optimista, quizás pusieron ese título para "engañar"), y otros dijeron que simplemente porque era un musical que como película sin canciones hubiera triunfado.

Nunca lo sabremos, pero al menos podemos disfrutar de esos números novedosos, aunque el argumento, desde mi punto de vista, está algo forzado.

Un ejemplo: al principio de la película discuten de que la amistad nunca se va a romper y siempre serán amigos. Y apuestan a que en 10 años vuelven al mismo sitio. Pero.... una amistad se forja con el tiempo, no es verse de aquí a 10 años, no? Es un punto algo raro y extraño.

Es interesante observar qué grado de influencia recae sobre pelícuals de decenas atrás. Algunas pasan la prueba con Sobresaliente, otras no tanto....y algunas se desmerecen por no transimitir ya más el mensaje con el que se crearon. Siempre hace buen tiempo, es una de ellas. Pero se salva Cid Charisse bailando mejor que nunca.