Los siete samuráis

Nos encontramos con elementos climáticos nuevamente en un film de Kurosawa. Estos aspectos aportan en lo narrativo desde lo simbólico, ya que mediante los campesinos que buscaban samurais y no los encontraban, llueve, y se construye un clima desesperanzador. Es una película en la que se desarrollan muy fuertemente las personalidades de cada personaje. Kikuchiyo (interpretado por Toshiro Mifune -descomunal-) mira actuar al falso monje que es un ronin y se va a empezar a desarrollar la etapa de formación o aprendizaje. Esta curva progresiva de adquisición de experiencia es fundamental para emprender el viaje que nos propone Kurosawa, siendo una película de mas de 3 horas, pero sin altibajos y con un tratamiento del ritmo sublime. El director como novedad técnica nos muestra las muertes (por lo menos dos de ellas) en Slow Motion, aportando una cuota de dramatismo simbólico, siendo este momento un punto de inflexion -la muerte del bandido por parte del falso monje, hace suponer una esperanza en el pueblo por haber encontrado un primer samurai-. El tamaño de plano general, donde Kikuchiyo estalla en risas y alegría supone una cierta inmadurez, la cual va a ir desarrollando para pasar de la disyunción a la conjunción de una madurez definitiva. Katsushiro, se presenta como un potencial samurai, siendo el mas joven del grupo y aportando desde la contemplación una suerte de elogio y deseos que dan optimismo al avance del fin último. El amor desde esa juventud, también se presenta en este personaje, siendo los escenarios (florales) los que den contextos y pie, a estos sentimientos. Desde los diálogos se puede apreciar una cierta occidentalización, desde las bromas y los tratos. Las locaciones interiores son funcionales a los momentos mas reflexivos. Un ejemplo es la toma de desición del Ronin sobre si lucha o no evaluando la oferta precaria a nivel beneficio personal que ofrecía el pueblo. Los ancianos de éste, toman el lugar de sabios y una suerte de consejero de las situaciones mas críticas de los pobladores. Kikuchiyo representa una media, entre los deseos del pueblo y la lucha samurai, de hecho, hay un monologo donde se expresa con mucha fuerza la impotencia de no complacer a los samurais y se devela que él, es hijo de campesinos. Estas caracteristicas hacen que Kikuchiyo desarrolle una empatía diferente con el pueblo, una visión mas horizontalista en cuanto a la estructura social, compartiendo sus bienes con los demás. Hay un momento en el film, que supone un encuentro atemporal (falso flashback), donde Kikuchiyo dice: "Este niño soy yo", al ver al niño que pierde a su familia en el incendio de la casilla. La vestimenta en este film, aporta una significancia simbólica desde el punto de vista de la maduración (o fin de etapa de formación) de los personajes. Nuevamente Kikuchiyo es quien cambia sus arapos por armaduras, y se convierte en un guerrero desidido a la victoria. En el final, queda esa ambigua desolación de haber vencido, pero con el pago de la vida de los samurais valientes que lucharon. Lo climático vuelve a hacer un aporte narrativo: en la lucha final llueve, y en la imagén de las tumbas de los samurais hay un viento que remite a las almas que dejaron la vida. En este final AK hace por un lado una crítica a la guerra donde queda el mensaje de que enrealidad en las guerras "nadie gana", y el otro mensaje tiene que ver con el respeto hacia los seres leales que actuaron para hacer un bien mayor.