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Camino a la perdición

Cine negro. Intriga. Drama En los oscuros años de la Gran Depresión, Michael Sullivan (Tom Hanks) es un asesino a sueldo que profesa una lealtad inquebrantable a su jefe, el señor Rooney (Paul Newman), pero es también un buen padre de familia. Son tiempos duros en Rock Island, donde domina la mafia irlandesa, la Ley Seca sigue vigente y los gángsteres, especialmente Al Capone en Chicago, están en la cima del poder. Un día, inesperadamente, el hijo de Sullivan, ... [+]
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Críticas 191
Críticas ordenadas por utilidad
22 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Camino a la perdición siempre me llamó la atención más por la fotografía que había escuchado maravillas sobre ella que por el propio reparto y director pero aunque la temática me gusta mucho la he visto esta ocasión por ver la filmografía de Sam Mendes antes de Spectre y la verdad es que he hecho muy bien porque el señor Mendes ha dirigido una obra para la eternidad o al menos que sea recordada durante este siglo. Hanks interpreta a un gángster que hace las cosas a su manera y que de forma inesperada su hijo se ve inmiscuido en un crimen que cambiará la vida de ambos por completo. Una historia fría de venganza con un reparto y diálogos estelares con una emotiva banda sonora de Thomas Newman (heredero de Williams al igual que Giacchino) y con una atmósfera absorbente e inquietante, tan turbia como imprevisible. Un guión muy bien planteado y bastante conmovedor en su ejecución. Mendes logra una película que arranca lágrimas y se queda en la memoria en varios momentos imprescindibles de la cinta. Sin duda, Paul Newman, Tom Hanks, Jude Law y Daniel Craig forman un reparto espectacular para una película de gángsters sumamente entretenida y emocionante además de técnicamente sensacional. Muy buena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
StarNine27
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29 de octubre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película magnífica de una factura impecable que nos muestra otra vuelta de tuerca del mundo de la mafia con un Tom Hanks y un Paul Newman sublimes. Una película que ofrece un ritmo muy acertado, que da tiempo a las reflexiones y prepararse para el siguiente sobresalto.
Muy recomendada para cualquier persona con un mínimo de criterio, incluso para los que no lo tengan... a ver si así entran en razón.
Scorpio
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29 de octubre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apenas he visto películas de mafia y gánsteres por lo que no sé mucho sobre el cine negro. Ni tan siquiera puedo hablar sobre las pelis de El padrino, lo cual ya indica mi escaso conocimiento acerca de este particular género o subgénero. Camino a la perdición era en mi opinión una buena cinta para iniciarme en este tipo de films, y no me había equivocado en absoluto con mi elección. La película cuenta con una trama para mí muy interesante y entretenida. Además también consta de un reparto compuesto de actorazos como Tom Hanks, Paul Newman, Jude Law y Daniel Craig. La producción maneja la tensión muy bien con esa atmósfera pesimista y triste, y esa sensación de que los buenos nunca están a salvo. La buena química que hay entre todos los personajes es para quitarse el sombrero. Todos muy puestos en los papeles que interpretan. Me encanta concretamente el de Jude Law. Le llegas a coger simpatía a ese peculiar villano. La relación entre padre e hijo, que al principio es muy distante y fría, poco a poco se va acalorando hasta que por fin vemos como ambos se cuidan y protegen mutuamente. El mensaje del metraje es claro. Michael nunca quiso que su hijo siguiera sus pasos y llevara la vida que él llevó porque es una vida complicada y repleta de peligros e infelicidad. La música de ciertos momentos es muy profunda y ayuda a sentir los sentimientos y emociones de Michael y su hijo, sobre todo al final con esas notas melancólicas.
Franz Beckenbauer
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19 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué puedo decir a estas alturas de "Camino a la perdición" que no se haya dicho ya?… Dejando a un lado el clásico: me arrepiento de haber tardado casi dos décadas en verla; o el no menos clásico: menudo peliculón. Nada ¿no?… Pues eso, no digo nada y lo digo todo.
"Camino a la perdición" fue la confirmación de Sam Mendes tras romperlo con "American beauty" (1999). ¡Y qué confirmación! Sobrio pero elegante ejercicio de cine negro, con un inspirado reparto a modo de vela, y un excelente fondo de armario siempre con ese férreo vínculo de amor que se establece entre padres e hijos como timón. Todo ello en una obra para la que el mostrar los hechos desde la perspectiva de un crío no es óbice a la hora de pisar el acelerador con la crudeza. Un equilibrio siempre difícil de encontrar. Aunque sin alcanzar en ningún momento los altos niveles de violencia de la novela gráfica homónima en que se basa "Camino a la perdición", escrita por Max Allan Collins y dibujada por Richard Piers Rayner.
Esta película de Sam Mendes sirvió también a modo de testamento cinematográfico para Don Paul Newman. Otro motivo más para amarla. También pulula por ahí un genial Daniel Craig obrando uno de sus mejores papeles, antes de ser embaucado por el servicio secreto británico. Dos personajes, los de Newman y Craig, que nunca entenderé porqué desaparecen a mitad de metraje.
¡Cáspita! Al final he terminado haciendo justamente lo que dije no haría. Lanzar obviedades de "Camino a la perdición" a diestro y siniestro.
Isaac Paskual
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25 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
377/18(17/11/20) Buen drama criminal con aires a cine negro dirigido por el inglés Sam Mendes (en su segunda realización, tras la exitosa y oscarizada para él mismo “American Beauty”, con la que cual Orson Welles llegó a la cima debutando, y esto es un arma de doble filo), protagonizada por Tom Hanks, Paul Newman, Jude Law y Daniel Craig, guión adaptado por David Self de la novela gráfica homónima escrita por Max Allan Collins e ilustrada por Richard Piers Rayner, primera parte de una trilogía que escribiera Collins, seguida por “Road to purgatory” (2004) y “Road to Paradise” (2005), en la que nos cuenta la historia de Michael Sullivan, pistolero al servicio de un sindicato criminal en tiempos de La Gran Depresión.

El argumento se sumerge en como la violencia es una espiral difícil de escapar, que siempre termina salpicándote, asimismo trata sobre las complicadas relaciones-paterno filiales, en este caso a varias bandas (la del capo con su hijo, la del sicario con su vástago, y la del mencionado capo con su cuasi-hijo el sicario).

El título de la película, Road to Perdition (mal traducido en España anulando la ambivalencia), es tanto la ciudad de destino de Michael Sullivan y su hijo, como un eufemismo para el infierno, un camino que Sullivan desea evitar que su hijo viaje. Sullivan eligió su camino violento, se considera irredimible y busca salvar a su hijo de un destino similar. Dijo Mendes, "[Sullivan] está en una batalla por el alma de su hijo. Puede un hombre que ha llevado una mala vida lograr la redención a través de su hijo?" Hanks describió a Sullivan como un hombre que logró un estatus cómodo a través de medios violentos, cuyas probables repercusiones ignoró. Sullivan es un buen padre y esposo, también tiene un trabajo que requiere sea un asesino violento, la película explora esta dicotomía. Cuando Sullivan se enfrenta a las consecuencias, Hanks dice: "En el momento en que nos sumergimos en la historia, es literalmente el último día de esa falsa perspectiva".

El relato es filtrado por la mirada de un niño que por ‘curiosidad’ se ve envuelto en una odisea de supervivencia y venganza con su padre, donde la violencia y el amor fraternal causaran una difusa línea moral. Donde tiene mucho que ver la ética judeo-cristiana sobre la Ley del Talión y el Perdón, la envidia (celos) y admiración, donde se pueden ver reminiscencias a los relatos bíblicos de Caín y Abel, o al de Abraham y su hijo Isaac. Un sensacional Paul Newman como el capo John Rooney le dice en el tramo final a Michael Sullivan, "Sólo hay asesinos en esta habitación, Michael. Abre los ojos. Esta es la vida que elegimos. La vida que llevamos. Y solo hay una garantía: ninguno de nosotros verá el CIELO (referencia cristiana a la salvación)". Sullivan quiere que su hijo vea el cielo, y eso establece su huida de la justicia de Rooney. Esto acentuado por muchos elementos iconográficos católicos en funerales, misas, iglesias, estatuas de María y Jesús, donde incluso ya su título remarca esta condición cuando ‘Perdición” es sinónimo de “Infierno”. Se puede ver la historia como una especie de tragedia griega cruzada con un relato shakesperiano, donde todos los personajes suelen ser grises y donde la fuerza del destino resulta cuasi-irrefrenable.

Con un guión inteligente, con pocos diálogos, donde los que se dan son sustanciosos, donde hay mucho que se dice con los silencios, con las miradas, con los gestos útiles, delineando personajes y relaciones con sutilezas (ejemplo la escena en que John y Michael tocan el piano (música compuesta por John Williams); o la afición del niño a leer una novela pulp del “Llanero Solitario”, clara metáfora de lo que se convierte su padre).

Todo narrado visualmente de un modo exquisito (Las tomas de la película se extrajeron directamente de los paneles de la novela gráfica, ilustrada por Richard Piers Rayner), por la excelsa cinematografía del tri-oscarizado (“Dos hombres y un destino”, “American Beauty”, y el póstumo por esta “Road to Perdition”, además de 7 nominaciones más al Oscar) francés Conrad L. Hall, creando composiciones artísticas fascinantes (inspirándose en el afamado pintor estadounidense Edward Hopper, sobre todo en su obra “New York Movie” de 1939), en patinados apagados (combinando dramáticamente grises y verdes. En algún caso utilizando de filtro seda negra en exteriores con luz diurna), con profundidades de campo (esa toma de entrada a Chicago asistida claramente por f/x, no porque cante, si no por no por todo lo añejo que se ve), alegorías estéticas, tiroteos espectaculares bajo la lluvia, o en impresionantes reflejos como el que se da en el tramo final sobre un ventanal reflejando el mar y cielo enmarcando aun niño jugando con un perro, en una labor sobresaliente, y por supuesto el homérico tiroteo en la lluviosa noche; Donde el diseño artístico de Dennis Gassner (“Blade Runner 1949” o “1917”), recreando con esmero los años treinta en los decorados, el mobiliario, las carretas, los autos, las cafeterías, espléndida labor aunada con algunas cuasi-oníricas conjunciones, como la gente con paraguas, o el gentío en la estación con el periódico; Ello asistido por la epidérmica y melancólica música creada por Thomas Newman (nominado a 15 Oscar, empatado con su colega compositor Alex North por la mayor cantidad de nominaciones sin una victoria). A destacar el manejo de los actos de violencia, en fuera de plano, o como sutiles reflejos en cristales, haciendo que hablen del horror de los mismos los rostros que los presencian o ejecutan, pero quizás en ello restando poder de trascendencia en su mensaje de lo crudo y desgarrador del salvajismo atávico de matar.

Relato revestido de emotividad y melancolía, un niño de 12 años debe despertar de la inocencia a golpe de shock emocional, primero descubre que su idealizado y lacónico padre es un sicario de un mafioso tras lo que su madre y hermano son asesinados, teniendo que huir con su padre al que apenas conoce... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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