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Alcarràs

Drama La familia Solé lleva varias generaciones cultivando una gran extensión de melocotoneros en Alcarràs, una pequeña localidad rural de Cataluña. Pero este verano puede que sea su última cosecha: la fruta ya no renta y los paneles solares están sustituyendo a los árboles.
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Críticas 129
Críticas ordenadas por utilidad
10 de mayo de 2022
2 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película pausada, serena, de una belleza original, rodada como si se tratase de un pseudodocumental, planificada como si la cámara viviera el día da día de los personajes, en torno a una familia de la payesía catalana de un pueblo de Lleida, recolectora de "príssecs", a la que el maldito progreso y la civilización ponen fin a su vida y, de paso, truncan su futuro, al haberse vendido sus tierras para fines más lucrativos (el incipiente negocio de las placas solares). La película de Carla Simón narra los últimos días antes de la llegada de las máquinas que han de transformar sus tierras para siempre. Es como si resumiese la llegada de la civilización al mundo rural. El final de una era.

Que la película sea sincera, original, detallista y bella en su concepción, y que haya obtenido el primer premio en el festival de Berlín, podría significar que estamos ante la que sin duda sería una buena película. Sin embargo, ha fracasado en otros festivales de cine y premios de la academia. Por tanto, parece que estamos ante una película controvertida. Es más, me atrevería a decir que estamos ante un film que lo amas o lo detestas. Difícilmente tiene término medio. Seguidamente os cuento el porqué.

Es cierto que Carla Simón evidencia muchas virtudes: filma con extrema precisión y pasión por los detalles, derrocha paciencia (demasiada, para mi gusto) para cosechar verosimilitud y regala sensibilidad para testimoniar la injusticia de un sistema que sólo busca rentabilidad económica (el mensaje de la película es claro: cada vez queda menos de lo que en otra época fue el mundo rural y sus labores, y la llegada de la civilización es inexorable). Todo ello está explicado muy bien.

Pero por otro lado, a mí, particularmente, no me gustó demasiado "Alcarràs", por los siguientes motivos:
- No sé todavía si he visto una película o un documental. Se queda a medias entre ambas cosas y, al final, no consigue ni lo uno ni lo otro. Esta indefinición no me convenció. Como diríamos en catalán (idioma en el que originariamente está rodado el film), "no és ni carn ni peix" (no es ni carne ni pescado).
- El argumento en sí dura 15 minutos. Más allá del primer cuarto de hora, es la nada más absoluta, envuelta en sempiternos bostezos de aburrimiento del que no la salva ni las esforzadas interpretaciones de unos actores que no son profesionales (en este sentido, me recuerda a los films de Albert Serra). Y si no son profesionales, ¿por qué deben competir en premios con actores profesionales?
- El guion es simple, sin grandes discursos ni frases, y a veces parece que la directora deje demasiado espacio a la improvisación. Los buenos diálogos brillan por su ausencia. Este es su punto débil, sin duda.
- El costumbrismo casi neorrealista que destila la cinta, descrito en paseos y duras jornadas de trabajo entre melocotoneros, inocentes juegos infantiles que nada aportan a la trama, comidas familiares y fiestas de pueblo, no consigue que me emocione ni que me llegue lo suficiente para que sea una película de las que, cuando uno sale del cine, tenga ganas de volver a ver. Si quiero neorrealismo, veré cien italiano.
- Los actores no son profesionales, y esto se nota, ya que ni se les entiende mucho cuando hablan, ni declaman correctamente, ni llevan el peso de la trama. Esto, al final es un lastre. Si el propósito es darle más realismo al asunto (es cierto que un actor nunca podrá conducir un tractor como un auténtico payés), hay que plantearse el fin de la carrera de actor y el cierre de las escuelas de interpretación, puesto que, si seguimos dicha teoría, cualquier abogado podría interpretar mejor que un actor una película de juicios, cualquier médico podría dar más realismo a un film rodado en un hospital que un actor, etc, etc.
- El personaje que interpreta Jordi Pujol Dolcet (que es el actor principal) se pasa el film murmurando y soltando un sinfín de tacos. Reparte más "hostias" que un cura. No creo que la sociedad catalana en general y el microcosmos que representa la payesía en particular, hablen necesariamente así. Por otra parte, es un personaje que está demasiado esteriotipado y es muy lineal en su interpretación.
- No tiene apenas banda sonora, lo que penaliza el film en su lentitud.
- Esencialmente no pasa nada, y esto, como digo, para mí es un error. Una película, en mi opinión, por encima de todo, tiene que entretener, mantener en vilo al espectador. Aquí hay pocas concesiones al entretenimiento. Por esto digo que parece más un documental que una película.
- Me recuerda demasiado a películas rodadas por Víctor Erice, Carlos Saura o Albert Serra, muy valoradas por la crítica (definidas incluso como de realismo poético), pero que hay que visionarlas con mucha paciencia, relajación, entusiasmo, y en días en que uno esté dispuesto quizás, a perder dos horas de su vida.

Dicho esto, en su lado positivo, sin duda, destacaría el haber internacionalizado el cine rodado aquí, cosa que, por sí misma, ya me merece el más alto de los respetos, y por esto le pongo un 6.

"Alcarràs" la amarás o la aborrecerás, difícilmente encuentres un punto medio.
Francesc
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29 de abril de 2022
16 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
ALCARRÁS es una lluvia de pasiones sencillas y costumbristas, que se tornan monótonas o placenteras hasta que aparecen los monstruos ambiciosos de un progreso que nadie demanda pero que va convenciendo uno a uno, a una parte de la población, de todas las edades; de niños, mayores y ancianos que ocupan la amplitud de terrenos plantados de salud, frutas..., personas cuyos rostros atrapan el viento en sus sonrisas y sus llantos, habituados a correr, vivir y cocinar, disfrutando esa sensación de libertad que puede llegar a resultar claustrofóbica.

Instalados en la butaca del cine, descubriréis la realidad en la que Carla Simón nos introduce con maestría emotiva y fuerza femenina. Empezaréis a volar, a sentir, a opinar... perfectamente integrados en una familia de la que tardaréis en desprenderos y cuya convivencia comentaréis varios días, como si fuera una experiencia real de la que habéis aprendido otra forma de vivir, amar y afrontar la vida.
SUSANA
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1 de mayo de 2022
13 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con la sala a rebosar y después de unos minutos de retraso por el trasiego de todo el día del estreno, comienza la película de forma muy similar a como lo hace Carla Simón en "Verano 1993": con una escena inicial — siempre se dice que la escena inicial es muy importante— protagonizada por niños jugando. En la primera se acaba con una pregunta que aprovecho para dar título a la reseña que hice en su día "Y tú, ¿por qué no estás llorando?". En el caso de "Alcarràs" todo comienza con un grupo de niños jugando dentro de un coche 2CV abandonado y corriendo después cuesta abajo para avisar a los adultos de que una retroexcavadora se está llevando el coche. Así nos situamos en una introducción cargada de simbolismo. Los niños (inocencia y futuro) paran de golpe su juego simbólico y feliz para quedarse asombrados, mirando por los cristales sucios del coche, como llega una máquina que sólo con el sonido que escuchamos debe ser enorme y amenazante. El juego ha terminado, llega la cruda realidad que se llevará sus "sueños" y, mientras corren frenéticamente, irán en busca de la protección de la familia, la cual también se quedan mirando, sorprendidos, al mismo tiempo que intuyen el significado de todo.

Después de leer un poco todo lo que ya se ha escrito en los medios sobre la película, lo diré bien claro y empezaré por el final de lo que debe ser una reseña: creo que estamos delante de una de las mejores películas del año y me atrevería a ampliarlo a los últimos. Me explico.

"Alcarràs" es un drama coral que consigue, a partir de un trabajo minucioso y arduo de guión, planificación y casting, transmitir perfectamente una mirada emotiva, personal, sincera y local para convertirla en una de perspectiva amplia y universal alrededor de la familia, el incierto futuro, el trabajo agrícola y la fiesta. Ésta es la fuerza indiscutible que desprende la cinta, con la dificultad añadida —y conseguida— de que el perfil de cada uno de los personajes esté bien definido dentro de la coralidad y no quede en una anécdota para llenar minutaje. Aunque las figuras de Quimet y Roger (padre e hijo) toman un protagonismo quizás excesivo, el resto del grupo no se queda atrás con un abuelo Rogelio que habla a través del silencio, una madre Dolores imprescindible y de una presencia imponente y la adolescente, Mariona, de una mirada infinita sin olvidar el protagonismo del grupo de niños que se alarga más allá de la presentación inicial ya comentada.

Destacamos también la utilización que hace la directora de una segunda capa de la escena respecto a la que está enfocada, en ella encontramos sonidos y diálogos que también dan información y que exigen un nivel de atención añadido al tiempo que enriquecen aún más el universo de la familia Solé con todos sus entrañables y dramáticos líos.

No quiero dejar de mencionar el trabajo de edición y montaje posterior, de rodaje en condiciones de pandemia, el trabajo de preparación y ensayo del grupo actoral no profesional y, finalmente, la capacidad de ubicar y mover la cámara para transmitir emoción y cierta ironía, sin caer en la exageración aprovechada. A modo de ejemplo cabe mencionar que, aunque se insinúa claramente qué ocurre en la escena final, se corta en el momento justo para que sea la imaginación del espectador la que acabe de dibujar la situación. De eso va el cine, la pantalla evoca para que el que está al otro lado imagine de forma activa y creativa.

"Alcarràs" conmueve desde una labor encomiable, la honestidad y la veracidad sin renunciar a un mensaje más global y de un humanismo trascendente y profundo con una propuesta que traspasa la pantalla para inundarnos de una sensibilidad con aspiraciones de llegar a todos los rincones del planeta. (9)
> bit.ly/3OZEcT0
M_Pelegri
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4 de mayo de 2022
1 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Alcarràs' es una de esas películas con un gran repertorio de recursos expresivos. Sentimientos a flor de piel en este dramón. En todas sus vertientes. En cada uno de sus personajes. Los gestos, expresiones, emociones...

Me ha cautivado la facilidad con la que se refleja el sentir de muchos de los miembros de la familia: decepción, responsabilidad, apego, trabajo... Y por encima de todo, familia.

Lenta en su totalidad, quizás peca de ser demasiado lineal en su desarrollo, esperando que pase algo diferente; que realmente exista una vía alternativa, una luz que pueda suponer un giro de la trama en favor de nuestros protagonistas.

Me han faltado esos picos álgidos que nos sacaran un poco de un sendero monótono, que no aburrido. En cierto modo se ve compensado con la felicidad que aportan los niños, y que contrasta con la situación general que vive la familia.

Un aspecto negativo que no quería dejar pasar: la adaptación al castellano. No me ha gustado nada. Por momentos me ha costado seguir algún que otro diálogo. Seguramente en su versión original gane bastante más.

En definitiva, me parece una película muy bien trabajada desde el punto de vista emocional, pero con alguna que otra carencia a nivel argumental.
Gabriel_14
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