El quinto elemento

La más famosa superproducción del francés Luc Besson, para bien y para mal. Fue todo un éxito de taquilla, aunque en lo que respecta a opiniones no creo que haya unanimidad.
No es una película de ciencia ficción y acción al uso, de lo cual nos damos cuenta rápidamente al ver la estética que tiene. La participación de Jean Paul Gaultier queda absolutamente extraña en el diseño de producción, vestuarios y peinados. Sin ir más lejos, las armaduras de los "mondoshawan" es una de las muchas cosas abstractas que nos podemos encontrar aquí. ¡Qué diseño más chocante! ¿Cómo pueden manejarse con algo así tan rígido con lo que andan como si fueran patos?
Bruce Willis (teñido de un ridículo rubio) estaba en uno de los mejores momentos de su carrera en cuanto a éxito se refiere. Su personaje es muy chulo (solo sabe hablar normal y con tacos), y es un poco calcado al de otras películas suyas.
Descubrimos también aquí a una anaranjada y jovencísima Milla Jovovich, que con esta película abrió claramente la veda de su gusto por el cine de acción. Esto le vino muy bien, ya que esta actriz es el típico caso de belleza espectacular que no está a la altura de su capacidad interpretativa.
El negro (Chris Tucker) está completamente loco. No sé si es absolutamente patético o uno de los personajes más graciosos y geniales que he podido ver.
Gary Oldman está muy serio pero muy apropiado en su papel, aunque su vestuario y peinado sean para llamar a la policía y que le arresten por hortera.
La parte de ciencia ficción es un batiburrillo extraño en el que se mezclan pasado, futuro, naves, ciudades con coches y bares voladores (por una vez, cuando se termina el desayuno, el que se va es el bar y no el cliente), acción, profecías y extraterrestres parecidos a perros. ¡Una auténtica locura! Así que, como una cosa así no puede tomarse en serio a sí misma, tiene mucho humor. Tanto es así, que puede clasificarse tanto como de cine fantástico como comedia.
El sentido del humor de la película es muy particular. La he visto varias veces, y en unas me ha parecido de vergüenza ajena como para pegarle una patada a la pantalla, y en otras una comedia con la que me he carcajeado hasta llorar.
Al final, una de las escenas más recordadas es la ópera de la diva azul. Una música que mezcla clasicismo y modernidad de una manera realmente chula, pero que luego vemos a la tía rara bailando con los brazos y no queda menos que echarse unas risas también, por lo ridículo y absurdo.
Así de estrambótica es esta película, que en mi opinión pasa de buena y muy divertida a bodrio tremendo, en función de cómo me encuentre de ánimo en el momento de verla. Porque, como he dicho antes, en ocasiones me ha hecho mucha gracia y en otras todo lo contrario. Es curioso porque esto no me suele pasar con muchas películas, pero ¿cómo no ser así con momentos como el del atracador con el pasillo falso dibujado en la cabeza?
Insisto, en unos visionados la suspendería y en otros me ha encantado. Creo que dejarla en la típica nota media del 6 es lo más justo, porque algo bueno tiene que tener ya que no deja indiferente a nadie esta rareza de Luc Besson.

Lo mejor: la excentricidad de cada fotograma, un primor no solamente para la época en particular sino para la historia cinematográfica en general a pesar de que las numerosas y ácidas críticas vertidas sobre la película se fundamentaban, precisamente, en este aspecto; el tándem formado por un implacable Bruce Willis y una seductora Milla Jovovich, respaldados por un imponente Gary Oldman y un desternillante Chris Tucker; el maquillaje, mereciendo este aspecto una mención de honor en cualquier reconocimiento mundial que se precie.

Lo peor: la declaración de amor que propicia el desenlace del filme, inesperado e injustificado; la sobredosis de imaginación puede provocar, en determinados espectadores, un impacto tal que no podrán catalogar nunca más sus vidas de emocionantes; la obra cumbre que supone la que ocupa para su director, Luc Besson, pues a lo largo de los años siguientes se esperaron del mismo parecidas locuras sin éxito.

Daniel Espinosa
www.cementeriodenoticias.es.tl

La obra más relevante, que no la mejor, en cifras del director francés Luc Besson responde al nombre de 'El quinto elemento'. Su idea de realizar una cinta de acción futurista con tintes neorrománticos sobre la base mística de los cuatro elementos de la antigüedad (agua, fuego, tierra y aire), fue una idea vanguardista y positiva en su momento a tenor de los resultados. No obstante, no se aleja mucho de cualquier arquetipo estándar. Su originalidad se apoya más de lo que se piensa en una estética de campanillas que en un hilo argumental verdaderamente innovador.

Ese quinto elemento necesario de Besson para dar validez y continuidad a la existencia, entre la extravagancia de los diseños de Gaultier, los monstruos interplanetarios y hasta saltos en el tiempo, sigue siendo el amor. Y no puede haber ese elemento sin una amenaza potencial (Gary Oldman) que atente contra su presencia. De la misma manera que tira del socorrido antihéroe (Bruce Willis) para hacer frente a la mencionada amenaza, o crea a la otra parte imprescindible en forma de belleza femenina (Milla Jovovich) con la que conformar ese elemento.

Aunque parezca estar simplificado hasta su máxima expresión, Besson, como buen francés, también sabe del amor como motor, a menudo esencial, para narrar historias. La diferencia es que esta vez las contrariedades del romanticismo no se siembran en la ciudad de la luz a orillas del Sena, ni los personajes son dibujados para la eternidad por Truffaut o Godard. La cuestión es que es descrita mucho más artificiosa que todo eso y termina por ser de lo más convencional.

Por más que vea 'El quinto elemento' no seré capaz de recordar grandes cosas, más allá de distinguirse por su gran diseño de producción. Siempre conseguirá que se me queden antes en la retina los detalles superficiales como el espantoso corte de pelo de Gary Oldman, el tinte rubio de Bruce Willis o la mirada cristalina de Milla Jovovich. Del mismo modo que la belleza de Leeloo minimiza su escasa fluidez verbal, la banalidad de su guion es sustituida por poco más que fuegos artificiales y coches voladores.

Tuvo su momento. Ahora es como un jarrón chino.

"El quinto elemento" es de esas películas que llevaban años en mi lista de películas pendientes de ver, una de las muchas que mi amigo Eduardo me recomendaba una y otra vez y a la que nunca le llegaba a dar una oportunidad hasta ahora. Finalmente, la he visto y tengo que decir que es puro Luc Besson, no se puede negar que el director francés está detrás de ella tanto en la idea como en el guion y en la dirección, pero no es una película que me haya enamorado.

Le tengo que reconocer al francés su originalidad, su buena puesta en escena, sus efectos especiales y la creación de ese universo tan particular en la que los coches flotan en el aire, le tengo que dar la enhorabuena por crear ese personaje tan especial como es Leelo al que da vida, maravillosamente por cierto, la bella Milla Jovovich, en fin, que tengo que reconocerle muchas cosas buenas al director pero no me ha enamorado.

La estética futurista es inmejorable, con un vestuario marca de la casa del diseñador francés, Jean Paul Gaultier, inconfundible, y las actuaciones de Milla Jovovich, que iniciaría una relación sentimental a partir de esta película con Besson, de Bruce Willis de rubio platino, de Gary Oldman y del siempre inmejorable Ian Holm, están muy decentes. No puedo decir lo mismo del insoportable Chris Tucker, cuyo personaje es directamente de los que crispan los nervios.

La que fuera en ese momento pareja sentimental de Besson, la actriz francesa Maïwen, tiene uno de los momentos más bellos de la película y los que la hayan visto, que me imagino que es prácticamente todo el mundo ya, sabrán de cuál hablo. Jovovich y Willis tiene química en pantalla, ella demostrando ser algo más que una cara bonita y él muy cómodo en su papel de taxista. Gary Oldman es el malo de la película y, a pesar de tener un aspecto ridículo, hace maravillas con su personaje.

"El quinto elemento" es una película que se ríe de todo, socarrona, original e interesante y entiendo que levantara pasiones en su momento y que haya gente que siga siendo fiel a la misma, pero no me atrevería a recomendarla.
Un saludo,
Tess

La ambientación de esta película es de 10. Tiene una estética steam/cyberpunk que fascina y afortunadamente se dedica gran parte del metraje a mostrarnos ese sórdido mundo industrial.

Por desgracia, la trama es bastante inconsistente. Es el típico viaje del héroe, con un héroe trilladísimo, un surtido de clichés y algunas decisiones cuestionables. (Spoilers)

Pero más allá de sus incoherencias y narrativas, ofrece un entretenimiento muy bueno, con dos escenas a destacar: la huida y la ópera.