Blue Jasmine

Después de la ligera comedia De Roma con amor, nos encontramos con esta joya del genial "neoyorquino". Una magnifica interpretación de Cate Blanchett como la protagonista de esta historia y el brillante Bobby Cannavale como actor secundario.
Nos encontramos con un Woody Allen otra vez riéndose de los ricos y también de los perdedores, esta vez viajando en el tiempo entre las ciudades de Nueva York y San Francisco ida y vuelta en todo el film.
Entre drama y comedia se devoran estos 98 minutos en los que observamos cómo puede sobrevivir un rico mantenido, el "perderlo" todo y seguir adelante, pero hay algo mas y eso es lo que hace a esta película muy interesante.

Lo mejor: la cautivante belleza de Cate Blanchett a sus 44 años, la australiana se come la pantalla.
Lo curioso: Como en sus últimos films Woody aprovecha a vender el turismo de la ciudades, mostrando sus tradiciones y sitios más conocidos, esta vez le toco el turno a la maravillosa San Francisco.
Cineposta

Para empezar, dejar claro que el film es brillante.

El centro de interés es monopolizado por el personaje de Jasmine. Es una película de personaje, no de historia, de descripción meticulosa, paciente, acertada y extensa de un personaje, de un símbolo, a la postre. Bien, un símbolo de ¿qué? Pues de una mujer perdida, desnortada, sin objetivos, en crisis. Una mujer sola en un mundo muy hostil. Una mujer con miedo a todo, llena de razón y culpa, perdida entre tanta contradicción. Una mujer rota. La mujer rota que todas las mujeres temen ser.

Explota la historia todos los resortes que pueden incomodar a una mujer occidental: la edad, la posición social, el futuro, su rol con los hombres, su falta de objetivos, su miedo a la velocidad del tiempo. No sería extraño, pues, que muchas adoraran el film y otras lo destruyan con puyas: el film solo habla de ellas, lo hace directamente a la cara y sin medias tintas, lo que puede ser incómodo. Es posible ver en él a un film pesimista y cruel, aunque esté repleto de humor y magníficas escenas cómicas.

Cogiendo el esquema de relaciones y psicologías de 'Un Tranvía Llamado Deseo', Woody Allen ahonda en esa Blanche Dubois semiloca y frágil, la traslada al siglo XXI y concluye que a pesar del cambio de los siglos, si alguien tiene todos los números para perder en esta vida siempre será una mujer buena, sensible y soñadora, aunque en algún momento saque las zarpas para defenderse y parecer agresiva.

Si es usted mujer, de mediana edad hacia adelante y se siente frágil, piénseselo dos veces antes de ver esta película: puede reconfortarla plenamente o hundirla por completo.

Recomiendo esta película. Es lo mejor que ha hecho Woody Allen en muchos años. Cate Blanchett está estupenda, al igual que el resto del reparto. Y su banda sonora, es una preciosidad. Recomiendo escuchar a la cantante de Jazz de Nueva Orleans Lizzie Miles.

En el universo de Woody Allen, maestro indiscutible y genuino en el noble arte de rodar cine inteligente, a veces pasa que su discurso se vuelve turbio, no pesimista, pero si cercano a un tipo de realismo quizá excesivamente melodramático.

Sabemos, por boca del propio Allen, que sus guiones, salvo alguna excepción, llevan años en el cajón, esperando una simple llamada de sus productores que active el proyecto. Desconozco si "Blue Jasmine" pertenece a esa categoría, pero su mirada sobre la crisis actual, sus responsables, y las consecuencias derivadas de la misma, resulta una visión tan certera como deslumbrante.

El otro espectro que ocupa la acción narrativa, es el de el contraste entre las clases sociales, del más alto estrato del que proviene Jasmine, al que encuentra en el entorno de su hermana tras caer en desgracia, mucho más ordinario. Pese a todo Allen no les juzga, reparte lanzadas a ambos bandos por igual, y disfruta del espectáculo que supone tan característico choque cultural, solo en esos momentos, encontramos leves pinceladas de humor, entre la predominante tragedia que sobrevuela su desarrollo argumental.

La historia, al igual que las relaciones entre los personajes, alterna presente y pasado, los flashback, muy bien ejecutados en la sala de montaje, ilustran con precisión lo que supone una vida de lujo y despreocupación, en perfecta contraposición a la nueva situación de la protagonista, obligada a subsistir en un entorno totalmente ajeno, por momentos hostil, que solo consigue desestabilizar aún más el carácter de por si ya tensionado de Jasmine, una alcoholizada y pastillómana versión contemporánea de la inmortal Blanche DuBois de Tennessee Williams.

Dicho esto, resulta necesario abrir un capítulo aparte para el portentoso trabajo de Cate Blanchett, su personaje, muy cercano como decimos al que Vivien Leigh nos regalará, hace más de seis décadas, en "Un tranvía llamado deseo" de Elia Kazan, resulta un prodigio de equilibrio interpretativo, en el delicado alambre que supone estar prácticamente desquiciada en casi todo momento.

Y por último San Francisco, el maestro ha vuelto a casa tras sus aventuras por Europa, no es Nueva York, pero al menos queda relativamente más cerca, posiblemente aún falta un pasito para volver a sentirse mentalmente preparado para rodar en las calles de Manhattan, el curioso, por inaudito, espaldarazo unánime de la crítica de su país a este último trabajo, quizá ayude a la causa, ya se sabe, no se aprecia lo bueno que se tiene hasta que uno lo pierde.

Durante no pocos años las llamadas "women pictures" fueron sinónimo del mejor cine de Hollywood. Desterradas con el paso de los años por el cine de acción, no es extraño que alguien tan alternativo como Woody Allen siga cultivando la plasmación en la pantalla del universo femenino, con toda su enorme complejidad.
Entregado durante las últimas décadas a la rutina de una cinta por año, con resultados muy irregulares "Blue Jasmine" cabe situarse como uno de los mejores trabajos recientes de Allen, muy digno de alabar en un realizador casi octogenario. En ella se nos muestra la tragicómica historia de una mujer de la alta sociedad que, de la noche a la mañana, se ve hundida en el fango y su vida cómoda y confortable se viene abajo como un castillo de naipes, cuando salena a la luz los chanchullos de su millonario marido. No son pocos los ejemplos de la vida real de los últimos años y ello ayuda, sin duda, a reforzar la verosimilitud de la historia, muy bien llevada por el cineasta neoyorkino que juega con la contraposición de mundos y ambientes para mostrarnos el calvario del personaje protagonista, incapaz de asumir su nueva condición hasta el punto que buena parte de su nueva existencia se nos presenta como un mal sueño con momentos de cierta comicidad.
Es una narración sólida, que nos sumerge en el pasado glamour oso y el presente triste de una dama elegante y neurótica a la que da vida una inconmensurable Cate Blanchett, en uno de sus mejores trabajos de su ya destacada carrera; se trata sin lugar a la duda de una de las grandes actrices de nuestro tiempo.. En esta ocasión Woody Allen ha sorprendido de forma agradable con un buen drama, muy alejado de los parámetros argumentales del cine actual y mostrando que quizá aún le quede algo que decir en esto del cine.