Molly's Game

Molly's Game sin duda es una muy buena película, aunque siendo de Aaron Sorkin yo estaba vendido de antes de verla. Pero realmente saca a la luz todo lo bueno de Aaron como guionista, que logra hacer que lo que básicamente son sucesiones de diálogos y monólogos tenga un alma y un ritmo que mantiene el interés durante más de dos horas, y eso que como historia no tiene las grandes cosas que uno espera del cine que engancha: no tiene un gran misterio, no tiene acción, no tiene momentos tremendamente dramáticos ni una historia de amor. Y, sin embargo, funciona muy bien y consigue crear una película que engancha, que mantiene la atención, en buena parte también por el impecable papel de todos los actores involucrados, en especial Jessica Chastain que básicamente carga con la inmensa mayoría de la película sobre sus hombros. Así que no es una película convencional, y es muy Sorkin, pero a mi me ha gustado mucho.

Coincido con muchas de las críticas que hay sobre el excesivo metraje : Esta película se cuenta con menos tiempo. Hay escenas que sobran y que la alargan innecesariamente hasta caer en el aburrimiento.

Jessica Chastain hace un buen papel y el abogado interpretado por Idris Elba, otro tanto (este actor tiene mucha presencia en la pantalla y se le nota). Kevin Costner correcto, aunque su personaje a lo “yo sólo pasaba por allí” no me ha convencido en absoluto (y la escena de la pista de patinaje da vergüenza ajena).

Me esperaba mucho más para esta historia vendida como “basada en hechos reales” cuándo debería especificar que está basada en el libro que escribió Molly Bloom. Y como en cualquier biografía, sólo conocemos el punto de vista de la autora, en este caso, pero… ¿realmente es la verdad?

En definitiva, un película que se va derritiendo como un helado en un día de verano. Encima se vende una imagen que a Molly Bloom le favorece, reconvertida en coach en la actualidad… parece casi un traje hecho a medida.

¿Por qué nos castigan así?. ¿Por qué malogran a la gran actriz Jessica Chastain?. ¿Por qué tenemos que aguantar 2:20 horas de soporífero metraje?. No entiendo nada. Menos mal que mientras, he hecho el pedido de electrónica, pensado en lo que iba a suceder mañana y lo bien que lo iba a pasar. Gracias a esta película, me he ocupado de mi vida.

Voy poco al cine e intento seleccionar que voy a ver; a veces la jugada sale bien y otras mal; vamos ... como en la vida en general.
En este caso partía de unos actores que me gustan y una historia interesante. El resultado es brillante, Jéssica Chastain se luce, Idris Elba llena la pantalla y Kevin Costner sorprende con una buena interpretación. Pero son los secundarios los que dan empaque y completitud a esta cinta.
Los diálogos, la narración en off que nos va llevando por la película hace innecesario ser un/a experto/a en poker; eso es lo de menos porque lo que interesa es disfrutar de una magnífica historia bien contada, bien narrada y bien interpretada.
¡Que gusto de película!
¡A ver si dura la racha!

Hay gente que es así. Como Molly Bloom. O que la han hecho así. Papi, mami, otros, o lo que suele llamarse «las circunstancias»…

El caso es que es un constante «no parar»; un «sinvivir» con el objetivo de… ¿vivir?

No estoy seguro. Yo, por ejemplo, que soy muy vago, sería incapaz de seguirle el galope a Molly, y lo interpreto como un remedio (eficaz) contra el aburrimiento supremo que supondría resignarse (¿adaptarse?) a vivir una más de estas «vidas» que vivimos la mayoría de los mortales.

O como una «huida hacia adelante» (¿autodominación por miedo a uno mismo?).

Vete a saber. La mayoría de los actos humanos (¿todos?), están condicionados por un montón de variables, lo que me lleva a sospechar que, tengamos éxito o no, todo acto deja una huella (¿marca? ¿herida?) precisa que es (precisamente) lo que (de una forma u otra) va acabando poco a poco con nosotros…

Al fin y al cabo, a eso hemos venido, ¿no? A acabar con nosotros…

Aunque “Molly’s Game” pertenezca a ese subgénero (no reconocido oficialmente) de «cotorreo-interminable-en-habitaciones», es interesante porque el fondo de su curiosa línea discursiva es un caso desesperado de instinto de supervivencia, con ciertas dosis de desorientación existencial y, encima, tatuado sobre la exuberancia curvilínea y protuberante de una Chastain que lo borda, oiga.

Si a eso le añadimos el ritmo formal (y esquemático, a nivel de pizarra) que Sorkin ha sabido imprimir a esto, y aunque por momentos sacrifique la atención del espectador en favor de la velocidad narrativa (de otro modo podría haber sido infumable), resulta un sugestivo (y algo morboso) biopic
.
En resumen: interesante. Entrenarse antes para poner toda la atención, u os perderéis.