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La idea inicial es genial, pero Nicholas Cage decide embarcarse en un sinfín de efectos especiales aburridos y en una trama que no explica detalles importantes. Ni para pasar el rato vale esta película.

Se podría decir que "El vidente" -título latinoamericano- es una de las películas pertenecientes a la era de "La peluca loca", junto a "El motorista fantasma" (Mark Steven Johnson, 2007) y "Peligro en Bangkok" (Pang bros., 2008). Esta era despeinada del sobrino de Coppola significó el trance entre las etapas opuestas de su carrera, donde pasó de ser un actor de Oscars para transformarse, desacertadamente, en un héroe del género de acción desmedida.

El film en cuestión presenta un cutre argumento donde la policía intenta capturar a un vidente para que prediga donde explotará una bomba. La ridiculez es tal, que los de traje azul en vez de aprovechar el poco tiempo que tienen en tratar de buscar la bomba, lo desperdician corriendo atrás de Cage, un tipo que supuestamente "ve el futuro". Esto es ciencia ficción y algunas cosas se perdonan, no hay que ser tan exigentes, no es necesario desenchufar los cerebros para disfrutar de "El vidente", pero es aconsejable dejar pasar por alto algunos detalles. Por ejemplo la gran capacidad de deducción que posee el personaje de Moore, una chica que parece pertenecer al MENSA. O la forzada entrada en escena de los "malos", yo personalmente hubiera suprimido la amenaza a Zuñiga y los hubiera colocado directamente en la escena del Motel, donde amenazan a Biel y atrapan a Cage. Eso sí, cuidado al final, realmente desmedido, y muy torpemente explicado; el argumento da un giro en U que se le va completamente de las manos a los guionistas.

Empero tiene un ritmo trepidante que divierte y hasta se la puede elogiar por sus efectos especiales, excepto por las escenas en las que la cámara lenta no ayuda nada. Además tiene alguna que otra escena decente como la persecución dentro del casino, en la que Cage se escabulle de formas interesantes. Aunque por otra parte abusa estrepitosamente de las carreras de coches, con autos que corren a lo "Fast & Furious". En esta misma línea contiene algunos plagios descarados; a Cage le colocan unos aparatejos en los ojos, muy parecidos a los de "La naranja mecánica" (Stanley Kubrick, 1970); los malos, por ejemplo, tienen nombres de colores, muy parecido a "La captura del Pelham 123" (Joseph Sargent, 1974) o "Perros de la calle" (Quentin Tarantino, 1992).

"El bien que se hace con el mal se paga", sentencia Moore en dos oportunidades del film, pues parece que así ha sido la carrera de Cage, que luego de haber ganado un Oscar en los '90, y de haber trabajado con directores como los hermanos Coen o De Palma, ahora se encamina ha ser la sombra de Statham y transformarse en el nuevo Seagal. Lo único rescatable es que al menos esto le valió para que Stallone se fije en él y lo convoque para su próxima secuela de "Los indestructibles" que se prevé vea la luz este año.

Como curiosidad, la mujer asiática del collar, que aparece en la primera escena de la película donde nuestro héroe hace magia, es la esposa de Cage.

Lo mejor: un buen ritmo que no decae, y Moore como secundaria de lujo.
Lo peor: lo poco cuidado que está el argumento, y el pretencioso final.

Con una idea que se antojaba al principio original (una persona que puede ver 2 minutos hacia adelante en su futuro), se acaba haciendo una película de serie B, totalmente previsible a partir de la primera hora (tenemos que dar gracias de que sólo dura una escasa hora y media).

Lo único que vale del guión es la idea de partida: eso de ver en el futuro siempre es intrigante. Pero para asistir luego a lo que han hecho los guionistas con el resto de la trama de la película, mejor alquilarse una de Stallone para un domingo por la tarde y listo. A partir de que el FBI y unos malos malísimos descubren lo que este hombre (Cage) es capaz de hacer, la trama inicialmente de ciencia-ficción deriva hacia la típica peli de bombas, tiros y persecuciones.

Todo en esta película es tópico: la tópica chica mala del FBI que pone cara de perros cada vez que habla (Moore). La tópica y típica chica-bomba (nunca mejor dicho) rubia y despampanante, pero con un corazón de oro, que, ¡cómo no!, cae irremediablemente prendada del mago Cage (Biel). Las tópicas (y aburridísimas y vistas mil veces) persecuciones de los malos por los buenos, y los tópicos tiros y explosiones por todas partes. Todo tan manido, tan copiado de tantísimas otras películas, sin aportar nada nuevo.

La verdad es que la historia en su conjunto es pobre, muy pobre. No ofrece el menor aliciente para seguir viendo la película a partir de la media hora. Salvo seguir viendo los labios de la Biel, que entonces, para el que le apetezca, pues sí.

Una pena que se malgaste de esta manera a unos buenos actores y a una buena idea inicial. No recomendable para ir a gastar el dinero al cine, salvo que no echen nada mejor.

Es requisito indispensable para entretenerse con esta película el dejarse el cerebro en casa. Así que los espectadores con esa mala costumbre de buscar sentido al argumento de las peliculas abstenerse en este caso, porque aqui lo unico que vamos a encontrar son "escenas chulas y que molan", aunque en un grado moderado.
Le he puesto un 6 por:
+No se me ha hecho larga.
+Jessica Biel está muuuuy bien.
-El argumento es absurdo.
-El pelo de Nicolas... ¿Donde lo habrá comprado?
-Es tramposa de narices.

No se puede negar que Nicolas Cage suele hacer un cine siempre bastante comercial, pero en esta ocasión tira más hacia el bueno.

La dirección está bien abordada, por no hablar de que deber haber sido un montaje complicado, y el guión aunque no sea perfecto, tiene cosas bastante originales, decir debo que a diferencia de muchos a mí el final no me decepcionó para nada, de hecho lo encontré bastante original.

Aunque como bien decía un crítico en portada, está claro que aunque sea un film respetable le faltaría una chispa como para que se hubiera convertido en una película memorable.