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Triple Cross - La verdadera historia de Eddie Chapman

Bélico. Acción. Aventuras En vísperas de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Eddie Chapman, un ladrón de cajas de caudales, es apresado y encerrado en la prisión de la isla de Jersey, al sur de Inglaterra. Al estallar la guerra, los alemanes ocupan la isla, y Eddie Chapman ofrece sus servicios al invasor para recobrar la libertad. Después de someterse a un periodo de instrucción como agente secreto, sus jefes lo pondrán a prueba para asegurarse de su lealtad... (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
1 de mayo de 2016
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vísperas de la Segunda Guerra Mundial. Un experto ladrón de cajas fuertes es apresado por las autoridades británicas pero por una serie de circunstancias acaba en manos de los alemanes, en su conquista de media Europa. Y no se les ocurre otra cosa que reclutarlo para el servicio secreto. A partir de ese momento, "Triple Cross" empieza a resentirse en cuanto a su credibilidad. No me parece lógica la importancia que le dan al personaje de Eddie Chapman (Christopher Plummer), ni el modo de reclutarlo, ni las misiones que le encargan, prácticamente inexistentes, ni los manejos con los británicos, ni prácticamente nada. En realidad, se ve todo muy novelero e artificial.

Dicho esto, la historia está basada en hechos reales, a partir del propio relato del Eddie, si bien Terence Young se toma diversas licencias para presentar al personaje de un modo mucho más amable de lo que seguramente era, con ese historial. La película dura demasiado para lo poco que cuenta, este agente alemán o ¿doble? o ¿triple? o simplemente de sí mismo, no da ni golpe, pero al menos cuanta con un reparto competente, además de Plummer aparece Yul Brynner, Trevor Howard, Gert Fröbe y por el lado femenino las atractivas Romy Schneider y Caudine Auger, y la ambientación segundaguerramundialista, vaya adjetivo que me he inventado, siempre tiene su aquel. Regular.
Reaccionario
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12 de marzo de 2021
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un ladrón oportunista llamado Eddie Chapman (Christopher Plummer) es apresado por los alemanes mientras comete un robo en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.

Para comprar su libertad, se ofrece como espía nazi, pero termina jugando al despiste entre alemanes (liderados por Yul Brynner y Gert Fröbe) y británicos (con Trevor Howard y Jess Hahn al frente), haciendo creer a ambos bandos que trabaja para ellos.

Entre medias, tiene tiempo para algunos apresurados romances (con Claudine Auger y Romy Schneider), caídas en paracaídas, sabotajes y, por supuesto, adineradas recompensas.

Christopher Plummer es demasiado encantador para lo que seguramente fuera Eddie Chapman de verdad, aunque sus hazañas se basan en hechos reales. Esa es la gran baza de la historia: por muy inverosímiles que estos hechos puedan parecer, sucedieron en realidad.

Lo mejor: la ironía de Plummer engañando a diestro y siniestro.
Lo peor: el desorden de la trama y la dirección de Terence Young, que parece no querer desprenderse de la sombra de James Bond pese a tener ante si una historia auténtica y potente.
Nashville
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16 de febrero de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Increíble pero cierto, una curiosa historia que tuvo lugar en el transcurso de la devastadora 2.ª Guerra Mundial, sin embargo su protagonista no fue un soldado, fue ni más ni menos que un hábil ladrón que por piruetas del destino acabó transformado en uno de esos espías legendarios en tiempos de guerra...

Su nombre es Edward Chapman y no se puede decir que su existencia fluyera por un cauce de aguas tranquilas, ya que fue todo un trotamundos inmerso en peripecias difíciles de creer; sus memorias, pese a una inicial negativa debido a la Ley de Secretos Oficiales británica, se acabaron publicando por mediación del periodista/autor y luego político Humphrey Owen, y el que pudieran ser llevadas al cine estuvo propiciado por una situación curiosa donde, ya llegados los '60, el tema de la guerra sería recuperado por las grandes productoras como espectáculo en el que rememorar hazañas orientándolas hacia lo aventuresco perdiendo algo de rigor histórico por el camino.
Esta tendencia, cuyo mayor exponente fue "La Gran Evasión", se cruzó con la ola de coloridas y excitantes aventuras de espías desde que Terence Young arrasara las taquillas gracias a "Agente 007 contra el dr. "No" "; de hecho sería éste, tras su también exitosa "Operación "Trueno" ", el encargado de recrear las vividas por el sr. Chapman en una carísima producción donde se podía tomar así un respiro del famoso agente secreto británico (aquélla fue su última incursión en la saga Bond). Sin embargo parece no desear separarse de este tipo de personajes, pues el protagonista de "Triple Cross" es esbozado a la manera de 007 en lugar de como fue en la realidad, tal vez alguien muy distinto.

Christopher Plummer, entonces recién catapultado al estrellato gracias a "Sonrisas y Lágrimas", es el que presta su apuesta e imponente presencia para encarnar a un Eddie Chapman que se maneja a la perfección en el robo, el engaño y la fuga, dotando de un sarcástico sentido del humor y unas formas muy distinguídamente británicas (a pesar de ser nativo canadiense) a su álter-ego, pero distinguidas, como he dicho, en la línea "bondiana". Como en la clásica "Mata-hari", esta historia empieza cuando el tipo ya es conocido en su propia profesión, obviando todo su pasado (que también estuvo plagado de sorprendentes experiencias...).
Entonces es cuando el destino quiere ponerle en otras manos. Acostumbrado a ello, Young dota de un ritmo veloz a este primer tramo del film (en 10 minutos ha cometido mil robos, va de vacaciones a Jersey, se acuesta con una bella joven, es detenido, puesto en prisión y preparado para un nuevo rumbo...) hasta llevarnos, con sobradas licencias históricas, a ese instante en que decide trabajar con los generales alemanes en calidad de espía (en este caso unos adversarios que, como ya se iba haciendo en el cine, han dejado de ser aquellos nazis desalmados para convertirse en personajes bufonescos y casi inocentes).

Lo que resta es seguir de cerca las andanzas de aquél, manejado en manos de los alemanes y posteriormente atrapado por los británicos, creyéndose en posesión de su propia vida y andando a sus anchas entre sus captores con el mismo desparpajo y altanería, con esa chulería tan de 007, sin saber que ya ha sido despojado de su identidad; captores que como él son cínicos y oportunistas, independientemente de a qué bando pertenezcan. Las apariencias engañan, claro, y todo el rato se jugará a creer que es el recién nombrado espía quien lleva la batuta en este juego perverso entre enemigos mientras la guerra se sigue desarrollando de fondo.
Un buen ejemplo de las ambiguedades y las verdades ocultas se vendrá a mostrar en pantalla cuando Chapman sea sometido a un duro interrogatorio de los nazis...sólo para descubrir minutos después que se trata de una farsa. Y entre tanto, y como no puede faltar, éste también se verá atrapado entre dos mujeres que bien podrían simbolizar a cada bando: Helga Lindström (la histórica Dagmar Lahlum, miembro de la resistencia noruega) y la ex-convicta francesa Paulette, encarnadas respectivamente por las bellísimas Romy Scheiner y Claudine Auger (inolvidable su Dominique de "Operación "Trueno" ").

A pesar de su duración (depende de en qué versión se vea, porque hay muchas), Young es un hombre que desde siempre, cual heredero de Walsh, Hawks y Curtiz, ha sabido manejarse sabiamente dentro del cine de aventuras; no es una excepción, y el metraje pasa bastante rápido entre intrigas de espionaje, fugas a través de terreno enemigo, conspiraciones militares y espectaculares secuencias bélicas, a lo que ayuda una cuidada producción, la evocadora fotografía de Henri Alekan, que resalta la belleza plástica de los colores, y la banda sonora de Georges Garvarentz.
No obstante, pese a sus sorpresas, las comparaciones con la saga de Bond son odiosas y hay decenas de cabos argumentales que quedan sueltos antes de finalizar la historia con un giro cuasicómico digno del mismísimo Hitchcock; esto también dependiendo qué versión se vea, claro (pues la americana cuenta con 20 minutos menos que la original inglesa). Junto al atractivo trío principal brillan, incluso más que ellos, las apariciones de secundarios como Gert Fröbe, Trevor Howard y sobre todo el siempre carismático Yul Brynner en la piel de Von Grünen (representación más o menos fiel del capitán Stephan Von Gröning).

Seguramente casi olvidada hoy día, "Triple Cross", si bien gozó de su parte de éxito en los cines, no contó con el beneplácito de la crítica debido a las maniobras estereotipadas de la trama, su dudosa veracidad histórica y su protagonista tan dibujado al estilo Bond.
Curiosamente Jean Claudio, aquí haciendo un pequeño papel, se asemeja mucho más físicamente al verdadero Chapman que Plummer...
Chris Jiménez
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26 de enero de 2020
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más me chocó es que salvo Steiner los demás alemanes no lo parecían, si lo comparo con otras películas del género, parecían americanos disfrazados con uniforme alemán.

A pesar de ello Yul Brynner hace un buen personaje. Sin embargo la propuesta de Christopher Plummer es bastante lineal, con una sonrisa socarrona apenas cambia de registro interpretativo en toda la película.

La trama es buena pero su desarrollo en el guión no tanto.

Como dice alguien en otra crítica, un buen plantel de actores para un resultado bastante pobre.
kiki
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