El fútbol o yo

Entrar en una sala de cine para ver una película de la que no sabes nada salvo que es argentina, y encontrártela vacía, siempre da la mala espina. Por suerte en este caso me equivoqué de pleno: hacía tiempo que no me divertía tanto. Esta historia es una auténtica gozada casi de principio a fin.Y digo "casi", porque es cierto que al final decae un poco al cambiar a un registro algo más serio, si bien tampoco estoy seguro de que se pudiera haber acabado de otra manera. Y, en cualquier caso, teniendo en cuenta que durante casi todo el tiempo de proyección esta película desborda chispa, vivacidad e inteligencia, la cosa no tiene la más mínima importancia.
Lo cierto es que el cine argentino reciente y, en general, el cine hispanoamericano es una caja de sorpresas, casi todas agradables, al menos hasta donde lo conozco. Lo cual hace aún más inexplicable la poca resonancia que parece tener en España, a juzgar por la escasa afluencia de público. Sin ir más lejos, no hace mucho me encontré el mismo panorama desolador en la sala donde se proyectaba otra joya, la mejicana "La delgada línea amarilla". No cabe duda de que, si ya resulta difícil competir con "Jurassic Park" y bodrios semejantes atiborrados de millones y efectos especiales, aún lo es más hacerlo con la subnormalidad ambiental a que estamos abocados de lleno.
No quiero dejar sin comentar el inigualable trabajo de todos los actores, a ninguno de los cuales conocía, maravillosos en su retranca porteña. Me han hecho recordar aquellos lejanos tiempos berlanguianos en que también tuvimos unos actores principales y secundarios de primera.
Y no es por señalar.

¿Y si a alguien le gustase tanto el futbol que toda su vida, su agenda, su ocio, girase en torno a este deporte? Pues eso es lo que le pasa a Pedro (Adrián Suar), el protagonista de El Fútbol o Yo. Su relación con el fútbol es obsesiva. Le apasiona, lo vive, lo respira, sueña con él, mataría por él.

Del futbol dirá “Está en todos lados… …El fútbol une. Somos todos iguales, en el fútbol no hay clases sociales. Me gusta el fútbol. Yo miro fútbol, respiro fútbol, se me arma la semana por el fútbol. El fútbol es mi refugio”.

Su familia, su trabajo, sus amistades están en segundo lugar en su escala de preferencias. Su prioridad primera es el fútbol, después el fútbol, y, por último, el fútbol.

Hasta cuando bendice en su casa la mesa, rezan a Diego Armando Maradona y le pide “una alegría más”.

Su mujer Vero (Julieta Díaz), ya no aguanta más: “estoy casada con un futbolhólico. Mi marido mira el fútbol las 24 horas del día, mira todos los partidos de todos los equipos, desde el móvil, la tablet, el ordenador, la televisión y ahora hasta desde los balcones de los demás”.

No soporta la situación y le pondrá un ultimátum; además, en su empresa le despedirán por ver partidos en la oficina.

Cuando su vida está en crisis, en el minuto 85 de partido, con 5 goles en contra y 3 jugadores menos, por usar un símil futbolístico, intentará con todas sus fuerzas la remontada más épica de todos los partidos de su vida y dar la vuelta al marcador, para recobrar lo que realmente es importante en su vida.

De Marcos Carnevale, el director de El Fútbol o Yo, puede decirse que es un hombre del Renacimiento en lo que respecta al cine. Ha tenido que aprender de cero desde muy joven. Él lo mismo produce, que guioniza, actúa o dirige.

Con él nos enternecimos hasta las lágrimas en “Elsa y Fred”, fuimos “Amas de Casa desesperadas”, y hasta nos convertimos en “Inseparables”. Con El Fútbol o Yo vibraremos con el fútbol cuando nos pongamos en la piel del protagonista, y sufriremos con el fútbol, cuando nos metamos en los zapatos de la antagonista.

La temática de El Fútbol o Yo la eligió junto con Adrían Suar, que también colabora en el guion, porque querían hacer una película de corte humano, tratando una de las muchas adiciones existentes hoy en día.

Barajaron entre la adición al porno, a los móviles, y finalmente se decantaron por la adición al futbol, que tanto tiempo lleva en la sociedad y tan poco se ha hablado de ella.

Buscando hacer una película sumamente realista ha buscado posiciones inusuales de la cámara en comedia, como es el contrapicado, para remarcar aún más los sentimientos encontrados de los protagonistas.

Marcos Carnevale ha contado para esta película con un equipo ganador. Con algunos de ellos ha trabajado en otras ocasiones, como en el caso del protagonista, Adrián Suar.

Adrián Suar más que interpretar a Pedro, el futbolhólico protagonista, se reencarna en él. Es tal la empatía que consigue con el público, que logra que este entre de lleno en la película, rompiendo la cuarta pared que separa el cine del espectador.

Enamora cuando explica por qué le gusta el fútbol, y dan ganas de perdonarle todo cuando le pone “ojillos” a su mujer en los momentos que le pilla “in fraganti” con su adicción. Se convierte en un adicto adorable, de los que dan ganas de achuchar.

Con él aprendimos aritmética en “Dos más Dos”, y hasta fuimos de boda en “Me Casé con un Boludo”. Y ahora, pues, vamos al fútbol.

Su sufridora mujer en la ficción, Vero, es interpretada por Julieta Díaz. A veces sobreactúa, quizás debido a sus orígenes teatrales, o quién sabe si también se ha encarnado en esta mujer y está más que harta de su marido ausente, enamorado del fútbol.

Ya estuvo “casada” con Adrián Suar en “Un Novio para mi Mujer”, y en “Me Casé con un Boludo”, de ahí la química que desprenden como “matrimonio acomodado”.

Lo que comienza como una comedia, ya que al principio todo son risas por aquí, risas por allá, se va a convertir en un drama en cuanto vamos viendo todos los problemas que le provoca a Pedro la desmesurada afición al deporte rey en Argentina.

Poco a poco, nos vamos a dar cuenta del drama que supone esta adicción. Una adicción bien vista en principio por la sociedad, incluso puede parecer algo simpático que alguien se desviva por el fútbol, pero que cuando alcanza cotas altas, puede convertirse en algo muy dañino para el individuo y su entorno.

Esta película, que quiere incidir en este problema, lo consigue. Nos hace darnos cuenta de lo bueno que tenemos a nuestro alrededor, pero como es silencioso, y siempre está ahí, no lo vemos, ni lo valoramos.

Una comedia argentina para todos los públicos, con un giro de guion que nos va a sumergir en el abismo al que puede caer una persona inmersa en una adición que puede parecer simpática, divertida, pero que es una adicción, al fin y al cabo.

Con más acierto en el humor que en el drama, un metraje un poco largo, y un final más o menos previsible, la maravillosa actuación por parte del protagonista, y la profesionalidad del director y el equipo, “salvan los muebles” con deportividad y consiguen que disfrutemos de un “partido” entretenido.

Escrito por Luz Nogués
https://cinemagavia.es/el-futbol-o-yo-pelicula-critica/

conceptuales sobre nuestros clubes argentinos, copas que se le adjudican a equipos que no la tienen, instancias de encuentros que no existen, y un tipo que es hincha de tal equipo pero se pone la camiseta de otro de la misma liga, un salta charco tremendo.

Más allá de los errores futbolísticos, la peli es un embole, una comedia romántica básica, que de risa tiene poco y nada, y ya cuando ves en la pantalla a ese viejo mediático del Tano Passman (creo que así se llama) se va todo el culo y querés dejar de verla.

No hay mucho más para contar, ni Suar haciendo de boludo, que es lo que siempre le sale bien, logra levantar la cinta, ni mucho menos Julieta Díaz en un papel ridículo, básico, y olvidable.

Llegando a la última media hora se vuelve muy melancólica, pesada, e infumable.

Una comedia romántica (con énfasis en la comedia más que en el drama, contrario a lo que se ve mayormente ahora, transformando a estas en más dramas que comedias).

La vida de Pedro (Suar), argento adicto al fútbol, empieza a descarrilar cuando su pasión afecta su día a día, su trabajo y su matrimonio. Los paralelos con las drogas/alcohol están inteligentemente mantenidos hasta el final, y esto sirve a que el tercer acto "emocional" de la historia sea correcto (nada espectacular, pero correcto).

En definitiva, con mi debilidad por Suar (simplemente me hace gracia), mi empatía respecto a los (obviamente exagerados) problemas del protagonista, se me hizo muy difícil no reír mucho con esta simple y básica comedia, por momentos quizás algo ofensiva. No es una obra de arte del humor, ni lo intenta, pero está bien y tiene momentos geniales.

Sin ser muy fanático del cine de mi país, decidí ver esta película porque soy muy futbolero. Me encanta mirar partidos de todas las ligas del mundo. Sin embargo sentí muy decepcionante esta cinta y creo que podrían haber explotado mejor el tema del fútbol.

El protagonista es Adrian Suar y como de costumbre, hace de Adrian Suar. Siempre la misma voz, los mismos gestos y nunca cambia en ninguna de sus películas. Interpreta a un obsesionado por el fútbol que deja de ver un partido para luego irse a la cancha de otro club y continuar viendo el otro juego. Todos los que amamos el fútbol y somos de un cuadro jamás haríamos eso. Creo que debieron preguntarle a un futbolero de verdad lo que es la pasión por un club.

Entonces el tópico del fútbol está mal explotado y creo que podrían haberlo hecho mejor. Por supuesto, la película tiene momentos cómicos realmente divertidos y otros en donde no te hace sonreir ni a punta de pistola. Es una película regular y el 4 (cuatro) le queda perfecto. De todas maneras, para un fin de semana lluvioso sin nada para hacer esta película es una buena opción como pasatiempo.