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La punta del iceberg

Intriga. Drama Una gran empresa multinacional se ve sacudida por el suicidio de tres de sus empleados. Sofía Cuevas (Maribel Verdú), alto cargo de la compañía, es la encargada de realizar un informe interno para esclarecer los hechos. A traves de sus entrevistas con los empleados irá descubriendo abusos de poder, mentiras y la existencia de un ambiente laboral enfermizo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 38
Críticas ordenadas por utilidad
10 de mayo de 2016
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La opera prima de David Cánovas contiene una de las frases más lúcidas, heredada probablemente de la obra de teatro, que se haya visto en la pantalla grande en los últimos años: “Ningún trabajo merece la pena para que te dejes la vida”.
Desde que se inició esta locura llamada crisis, hemos podido descubrir las diferentes caras de un problema, que no solo se basa en temas económicos, sino también en una realidad social donde impera el más fuerte, en contraprosición de los valores morales y emocionales. Ahora (y siempre) lo que más prima es la productividad por encima de la integridad de los seres humanos atados, en algunos casos, a insolentes hipotecas (auto impuestas la mayoría) y, por lo tanto, encadenados a puestos laborales en los que la motivación es un factor inexistente.
En una de las primeras escenas del film, vemos a su protagonista revisando una serie de valoraciones psicológicas de tres casos de suicidio de unos empleados, a priori, estresados por la presión laboral. Es probablemente un momento que pasa desapercibido dentro de la trama pero, en el fondo, es absolutamente terrorífico. Muchas de las empresas y grandes corporaciones, siguiendo una serie de modelos a la “europea”, han implantado en los departamentos de recursos humanos unas prácticas que buscan horadar la parte interior de sus individuos. Ahora siguiendo estas pautas, el bajo rendimiento de algunos se debe, según ellos, a mentes emocionalmente inestables y poco predispuestas a la presión laboral. Es decir, los que se dejan llevar por los sentimientos y por todo lo intrínseco a nuestra humanidad son apartados, excluidos y presionados hasta límites que se podrían considerar delictivos.
Basar el movimiento empresarial en los objetivos es un grave error, al igual que transitar solo y exclusivamente en clave económica. Pero es la pescadilla que se muerde la cola, en un mundo donde los empleados necesitan dinero para pagar sus deudas, aun a sabiendas de estar esclavizados en dicha estructura.
El visionado de esta película provocará, en más de uno, remover pasadas y presentes experiencias y, en función de las mismas, saldremos de la sala con una actitud más o menos cabreada. No creo que deje indiferente a nadie, aunque tampoco, en ningún momento, persigue cambiar el sistema. Aún así invita a la reflexión de la frase inicial, completada con la idea “de venderse demasiado barato, terminando vendiendo también a los demás”. Una afirmación que ha venido resonando en mi cabeza con inusitada fuerza tras la proyección.
Soy consciente de que no existe el trabajo perfecto, pero sí que tengo claro que, a partir de ahora, me tomaré las cosas con mucha más calma.
Cánovas ofrece esto y mucho más en un film ejemplarmente interpretado por una serie de actores, especialmente Maribel Verdú, Fernando Cayo y Carmelo Gómez, cuyas interpretaciones son producto de un ejercicio actoral de primer orden. Verlos en pantalla es una absoluta delicia.
Francisco Javier Millan
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2 de septiembre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es impresionante la calidad de algunas producciones españolas, tanto a nivel técnico, como artístico. Si sólo le doy un 5 es porque la historia es, bajo mi punto de vista, inverosímil. Vale que el mundo de las multinacionales es duro y se suele estar de trabajo hasta arriba porque para los equipos se contrata menos gente de la que realmente se necesita, pero me cuesta creer que en una sucursal se suiciden 3 personas y no haga acto de presencia la inspección de trabajo, ni que nadie se chive a algún sindicato (la competencia, por ejemplo).

Tampoco me creo que una empresa tenga a los empleados trabajando 12 horas diarias al 100% todos los días. Cualquiera que haga un trabajo intelectual sabe que hay que estar fresco para rendir. Si no es así, se comenten errores estúpidos y la saturación impide hacer un buen trabajo.

Un final donde los malos son malísimos y los buenos buenísimos, es demasiado infantil para mi gusto.

Me ha sorprendido ver a Carmelo Gómez. Lo daba ya por profesionalmente muerto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
echulin
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12 de octubre de 2016
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una historia tristemente verosímil en los tiempos que corren, una empresa que solo piensa en los beneficios y no en sus trabajadores y unos trabajadores acobardados por la crisis, la dificultad de encontrar trabajo a cierta edad, los hijos, la hipoteca, que tragan con todo, la toma de conciencia de una tecnócrata(estupenda Maribel Verdu) que investiga los suicidios de tres empleados de una sucursal de la empresa, con aires teatrales y diálogos cuidados se vadesvelando la pobredumbre de una gran empresa, magnificos Fernando Cayo (como el malvado explotador) que en el fondo es otra victima del sistema,Carmelo Gomez como el sindicalista mujeriego y bienintencionado y Barbara Goenaga como la secretaria hundida en la depresión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
zuriman
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4 de septiembre de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al igual que el iceberg que le da nombre a la película, la trama empieza fría y aséptica. El entorno de esa sede central de la empresa en la que se toman las decisiones es pulcro y blanco. Tan impersonal como el trato de algunos de los inquilinos de los despachos que presenta el argumento.

Este comienzo crea cierta intriga y alimenta el misterio sobre esos asesinatos que aunque parecen ser el núcleo central de la película, son el motivo para descubrir todo el argumento. A partir de estos hechos, “La punta del iceberg” crea un ecosistema propio en el que se investigan los trapos sucios. Para esta investigación, Verdú interpreta un personaje bastante distante e incluso un poco borde con bastante buen pulso, y descubrimos sus intenciones según avanza el metraje. A su lado un puñado de personajes variopintos, necesarios para dar profundidad y dotar de detalles a la trama. Destacan algunos como García o Gomez, pero el que tiene mayor ascendencia es un Fernando Cayo que aporta el cinismo necesario para entender la situación y crear tensión laboral.

A veces las situaciones resultan bastante obvias y uno intuye por dónde va a seguir el argumento. Pero todo está más o menos calculado y ocurre porque el guión se centra en los personajes y no en la acción propiamente dicha. No esconde lo que ocurre y se centra en narrar cómo cada personaje se enfrenta a esa tensión del trabajo, lo que finalmente resulta mucho más acertado que presentar una intriga al uso.
Moody
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8 de mayo de 2016
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acudí al cine por curiosidad, me han hablado bien de los cortometrajes de David Cánovas y me gusta mucho Maribel Verdú, como actriz y como mujer.
La película da lo que promete: previsible, arropada por muy buenas interpretaciones y una dirección pausada acompañada de una fotografía y una música preciosas.
El elenco actoral es lo mejor del panorama nacional y los diálogos son muy divertidos.
Inundados de cine palomitero extranjero, es de agradecer. algo nuestro y una crítica social muy acertada. Las consecuencias del consumismo nos han hecho a todos responsables de este mundo que hemos creado.
Es valiente abordar el tema desde esta óptica de la película, y es plausible que no caiga en la crítica fácil "del cine de los amiguetes" de "la academia", maniqueo y partidista que demoniza siempre a los mismos.
David transmite un punto de vista donde todos son víctimas de una cadena de consumo y tener más y más, que lleva a endeudarte y rendir pleitesía a la empresa.
Una generación de esclavos.
Toni Badajoz
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