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Por quién doblan las campanas

Aventuras. Drama. Romance El estadounidense Robert Jordan (Gary Cooper), alias "El inglés", lucha en la guerra Civil Española (1936-1939) dentro de la Brigada Lincoln. Es un experto en acciones especiales detrás de las líneas enemigas: ha volado trenes, redes eléctricas, depósitos de armas. En vísperas de una gran ofensiva, el mando republicano le encarga la destrucción de un puente, la principal arteria logística del ejército de Franco. María (Ingrid Bergman), ... [+]
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Críticas 40
Críticas ordenadas por utilidad
22 de febrero de 2014
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué bochorno. Qué perplejidad me ha despertado «Por quién doblan las campanas», cinta de 1943 que no es que haya envejecido, es que ya era vieja de antes. Jocosamente diré que bien por la censura de la época, que comprendió que una película donde los españoles aparecemos como achaparrados, de piel cenicienta y con el cartel de estamos-en-el-siglo-veinte-y-somos-bandoleros, no podía proyectarse en España.

Se podrá imaginar que el contraste con Gary Cooper es delictivo, tan alto, tan limpito aunque se encuentre en la sierra y no se lave, con esos ojos verdes que brillan en cada primer plano, ese cuerpo de elegancia desmesurada y, encima, todo un caballero. Cooper sí que está hecho un matador. De su Roberto casi que no se puede decir nada, solo que lucha por la República y se enamora locamente de una española con la nariz de Ingrid Bergman. Tengo la impresión de que a la Bergma tratan de disimularle el sueco bronceándole la cara, pero ya que han elegido a una belleza para interpretar a una compatriota, no me quejaré demasiado.

Sí me quejo del personaje, de María, una pobre muchacha víctima de la brutalidad de unos soldados enemigos; la brutalidad no es cortarle el pelo, que vaya drama con la barbería, sino lo que viene después. Lo siento de veras por su trasfondo trágico, pero es que María es inaguantable, malamente melosa, estoy por decir que sobreactuada, repipi, humillada ante el macho y sin dignidad; vamos, que no se soporta, quizá porque es un personaje propagandístico, insulso, bobalicón, pasivo en el peor sentido de la palabra. Y no diré que dan ganas de tirarla por el barranco porque vista la masacre republicana (inspirada en hechos reales) que Pablo y sus hordas de luchadores por la libertad cometen, no es para tomarse a broma la expresión. Me pregunto si a Hemingway le pareció heroico.

La historia gira en torno a una misión para explotar un puente, que luego derivará hacia no sé qué. No es un decir, de verdad que no lo sé, pero es que asimilar las esperpénticas escenas militares, el insoportable amorío y los diálogos reiterativos («eres un borracho»...), supone demasiado esfuerzo.

Bastante muermo aunque muy graciosa, si sabes reírte.
Kaori
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15 de junio de 2007
17 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Yo he visto esta película porque tengo que hecr un trabajo sobre la Guerra Civil y mi profesor me la recomendó. Todo el mundo al que he preguntado me ha dicho que era una película maravillosa y que me iba a encantar.

Sinceramente, tampoco es para tanto. Incluso se me ha llegado a hacer larga y pesada. Con una hora menos, el argumento no hubiese cambiado y la película sería bastante más interesante.

Hay gente que me ha dicho que la película vale la pena por ver a Gary Cooper. Yo, sintiéndolo mucho, soy de unas cuantas generaciones posteriores y ese hombre no surge en mi ningún efecrto.

Estoy segura de que la novela es estupenda, pero como película poco vale. Creo que la Guerra Civil se ve representada bastante mejor a traves de otras palículas
Beita
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20 de septiembre de 2006
15 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me leí hace cosa de dos meses la obra con la que Hemingway alcanzó, con toda probabilidad, su cima como escritor. Una auténtica obra de arte que le catapultó al éxito. La película no es ni mucho menos de la misma factura, pero aún así, y viendo las adaptaciones de libros que se hacen últimamente (El capitán Alatriste y el Codigo Da Vinci, sin ir más lejos), puedo afirmar que estamos ante una gran adaptación a la gran pantalla del best seller de Hemingway.
Posiblemente el romance entre un Gary Cooper que se limita a cumplir con su papel y una Ingrid Bergman radiante, que llena la pantalla con su sonrisa, sea un poco acelerado y por momentos empalagoso. Pero refleja a la perfección, como el resto de la película, lo que se puede leer, con mayor lujo de detalles, en la obra literaria.
No se si esta película está sobrevalorada, creo que no. Es más, creo que los que piensan eso es porque confunden esa valoración con la del libro. No hay más que ver cuantas personas han votado a esta película (no llega a 400). Si estuviera sobrevalorada posiblemente tendría cerca de 10.000 votos. En fin, para mi es una más que notable adaptación del retrato que Hemingway pintó de la guerra civil española.
Por último me gustaría hacerle una puntualización a Guille, el chico que deja su opinión antes de la mía. Hemingway estuvo como corresponsal para una agencia americana de noticias en la guerra civil. Sus crónicas y reportajes sobre el combate español fueron las más seguidas en EEUU (un país en el que por regla general suelen pasar bastante de lo que pasa fuera de sus fronteras) y son parte importante de la historia del periodismo. Decir que Hemingway no sabe nada de la guerra civil española es como decir que Jon Sistiaga no sabe nada de la guerra de Irak, o Pérez-Reverte no sabe nada sobre la guerra de los Balcanes. En fin, es decir una gran tontería.
Adrian
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18 de febrero de 2014
25 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Leí una vez que la Guerra Civil Española es aquella sobre la que más se ha escrito en todo el mundo. No sé si es cierto pero lo que sí es indiscutible que galvanizó a la opinión pública occidental como muy pocas han hecho. En esta marea ideológica se embarco el norteamericano Ernest Hemingway, que estuvo de corresponsal de guerra en nuestro país, fruto de lo cual publicó una de sus novelas más famosas, "Por quién doblan las campanas", cuya inmediata transformación en película estamos comentando. El tipo ensalzó al bando republicano si bien con la ingenuidad típica en sus conciudadanos, pero en el fondo fue uno de aquellos intelectuales que Stalin definió como "compañeros de viaje": progresistas sensibles a la propaganda roja a los que una vez usados podían ser eliminados. Dada la imagen romántica del enemigo y el relato de las iniquidades nacionales, es normal que el régimen de Franco la censurara de tal modo que sólo pudo verse ya en 1978. Eso sí, ni en la Guerra Civil ni en la Mundial hubo una lucha entre el fascismo y las democracias, sino en el primer caso fue de revolucionarios y contrarrevolucionarios, y en el segundo, de fascistas y antifascistas. De hecho las democracias estuvieron mucho más con las segundas opciones en ambos casos.

Cinematográficamente la película es mala sin paliativos. Empieza de forma surrealista, continúa desvariando y termina con una saturación de azúcar. Mientras tanto, me pregunto qué les pasa a este grupo que no sé si bandoleros reconvertidos o guerrilleros republicanos. Vaya tensión rebuscada, vaya escenas tontas, la de del capitán nacional, y vaya diálogos del tipo "soy fea". "No, no lo eres". Lo peor es que se respira una falsedad de cartón piedra con tanto actor maquillado, parlamentos y suecas rubias como española de pura cepa. Pero si hay hasta un gitano de maqui pero vestido del Tío Pepe. Encima, qué pesados están los enamorados, especialmente ella que está de un arrastrado odioso. Supongo que como es progre es lo que se espera. María (Ingrid Bergman), la Pelona, Robert Jordan (Gary Cooper), en plan Indiana Jones, y Pilar (Katina Paxinou), trasunto de Agustina de Aragón, son los supuestos héroes de este relato de trama tan superflua como incomprensible. Al menos algo bueno se saca. La estremecedora matanza en un pueblo está basada en un suceso real que desconocía, aquel en el que los republicanos en 1936 despeñaron a centenares de vecinos derechistas de Ronda, puede que a 500, sistema de asesinar, por cierto, con una larga tradición en el liberalismo español.
Reaccionario
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6 de julio de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película para reflexiones, especialmente si nos movemos por esta piel de toro de nuestras entretelas. Película de las dos Españas pero con tanques en lugar de panderetas y rapados al cero en vez de sacristías. Y en el lugar del poeta: Hemingway, recordándonos que las campanas doblan por todos nosotros, los que estaban y ya no están, los que no estaban pero siguen estando.

Cinematográficamente no estamos ante la película perfecta. La imaginería hispana siempre fue difícil de imitar. Los rostros que curte el sol no son sustituibles por capas de ceniciento maquillaje. La belleza de nuestras mujeres no se ajusta a cánones nórdicos. Nuestros gitanos no son tanto de Hungría como de esos “Somorrostros” que parieron a Carmen Amaya. Pero el film es un retrato en sepia, deformado para unos, incompleto para otros… Para mí, un pedazo de historia tan imposible de enterrar como de desenterrar.

Aquí se habla de cine e Ingrid Bergman es cine, más juventud, más belleza, más buen hacer. ¿Qué decir de Gary Cooper? La Bergman lo eclipsa y se lo come con papas y ello no desmerece su categoría como actor, todo lo contrario, lo que sucede es que Ingrid era mucha Ingrid. Si a eso le añadimos actores geniales del fuste de Joseph Calleja, Akim Tamiroff y en especial de Katina Paxinou (a punto de comerse a la sueca), pues estamos ante un buen trabajo de Sam Wood, donde la estrategia militar, voladura de puente incluida, es la escusa para un relato no oficial de un momento histórico-político reciente así como para la disección profunda de ese alma hispana con más surcos que los que el arado deja en la tierra.

Visualmente hermosa, con esos paisajes montañosos nevados y esos cielos de azul espectacular, la película consigue buenos momentos de notable tensión, en especial en sus escenas finales. Algo (bastante) excesiva en metraje, quizás por la complejidad de nuestra condición, la película no dejará indiferente a nadie, lo cual es absolutamente positivo. La historia de nuestro siglo XX quedó marcada por esa lucha fratricida y se puede contar la verdad desde cualquier orilla de la contienda. Esta no es más que una versión, parcial como todas, por naturaleza, que pone a prueba nuestra madurez como españoles que siguen adelante pero aprendiendo del pasado. En eso y no en otra cosa, consiste la modernidad.
FATHER CAPRIO
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