La niña de luto

Alfredo Landa encarna aquí su primer papel protagonista, después de haberse estrenado como secundario en dos de las mejores películas del cine español: Atraco a las tres y El Verdugo. Esta película es una comedia negra sin apenas diálogos, en donde lo visual impera. El hilo conductor de la trama es el luto que se tenía que llevar en España en aquellos momentos. En las capitales la historia era otra, Manolo Summers debió ver un filón en tratar este tema, que visto ahora es cómico, e imagino que entonces para mentes tan brillantes como la del director andaluz.

El elenco de extras, imagino cogido del pueblo onubense de La Palma del Condado, son un excelente ingrediente para la película en sí. No obstante, observo una faceta experimental y atrevida en el director, lo cual le alaba, pero hace que el paso del tiempo haya empobrecido algunos de los toques de la película, como lo de imagen con lazo negro vs imagen sin lazo, o alguno de los efectos arcaicos que han trascendido.

Como puntos cómicos tenemos el de la vuelta ciclista tras el paso del cortejo fúnebre, la escena del confesionario (imagino censurada con su corte brusco, le cabía una vieja confesándose) y el sujetador negro en la calle cogido por un paisano…

Alfredo Landa está magistral, en un despliegue interpretativo más que aceptable. Y María José Alfonso, simplemente bellísima.

Ácida y divertida sátira de la rigidez, el puritanismo y la intolerancia de la sociedad española de los años sesenta. A su agudo sentido de la observación, Summers le aporta ternura para contar la historia de Rafael y Rocío, una pareja de novios cuyo matrimonio se pospone constantemente a causa de los sucesivos fallecimientos de familiares de Rocío, y mordacidad para retratar las costumbres del pueblo andaluz en el que viven y sus convencionalismos, cuyo cumplimiento es implacablemente vigilado por los vecinos. Alfredo Landa empezaba a despuntar como actor, así como una encantadora María José Alfonso. Muy oportunamente, el bolero Dos cruces se erige en el leit motiv de esta sobresaliente película.

Si existe un cineasta infravalorado en la historia de nuestro cine es Manuel Summers. Precisamente por películas como “La niña de luto”. Porque en una época donde no se podía atacar al régimen fascista franquista abiertamente, había que utilizar los resortes de la sátira para dinamitarlo desde dentro. Y esta película es prueba magistral de ello en la mejor tradición berlanguiana pero con formas de la Nouvelle Vague.

Se nos narra una pequeña historia como tantas otras dentro de un pueblo onubense de la Andalucía profunda en la década de los 60. Rocío es una joven que, en el colmo de la mala suerte, encadena un luto tras otro conforme van falleciendo sus familiares. Esa costumbre ancestral que la férrea, retrógrada, gris, beata, chismosa e insoportable sociedad franquista impone con mano dura, se está llevando su hermosa juventud por delante y boicoteando seriamente su relación sentimental con Rafael, el joven practicante del pueblo que aspira a casarse con ella. Pero luto superpuesto a otro luto lo hacen materialmente imposible.

Aunque el film pueda ser llamativo por su frenético montaje al ritmo de las canciones que suenan, lo portentoso siguen siendo su guión y sus interpretaciones, porque ambas facetas se sustentan en nombres propios insuperables:

1. El guión corre a cargo del propio Manuel Summers junto con, ni más ni menos, que Pilar Miró, Tico Medina, Bernardo Ballester y Francisco Summers. Ahí es nada. Un texto que quiere ser expreso reflejo de las formas y maneras del tándem Berlanga y Azcona y practicar la crítica despiadada mediante el esperpento deformante de la ya de por sí muy deformada realidad.

2. Su elenco artístico en estado de gracia, sobre todo su pareja protagonista: María José Alfonso y Alfredo Landa. Summers sabe sacar lo mejor de Landa en un papel dramático en el que poca oportunidad para la comedia permite y el actor lo logra soportando el tono melodramático del film él solo.

No estuvo nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1964 por casualidad, sino por causalidad.

De cuerpo presente.
Esplendor en la hierba a la española. El pisito con canciones y un poquitico de sulfato cúprico, pásame el de verano tinto.
Lógico, antes se temía y respetaba a la muerte como dios manda, aunque solo fuera para poder disfrutar de la vida tranquilo, a tutiplén, a la pata la llana, en el contraste está la virtud (y la felicidad), la segunda encontraba su valor en esa pugna, tensión o pasión y a la primera, la parca, la cabrona, se la combatía, se trataba de evitar por todos los medios su cotidiana presencia, que campara a sus anchas, también por egoísmo. Ahora (ya desgraciadamente) no, ahora es al contrario, amplia es Castilla, ahora todo se ha echado a perder, ahora la muerte da (casi) igual, ni quita ni pone (rey o mendrugo), no importa/impone nada, casi que se acelera o se la celebra, de mayo agua, se llama a su puerta antes de tiempo para que venga lo más rápido posible, anda, ven, perezosa, de rogar no te hagas, venga, casi que al enfermo o viejo se le aconseja/arenga o impulsa a que se dé prisa, date vida, muere, padre, que llega la cena y no es de recibo que sigas todavía vivo, un poco de compostura, buen hombre, al acabose, que se largue, vaya usted a saber dónde, pero aire, deje el terreno libre, un no tan hermoso cadáver, al hoyo, y yo al bollo, ya que no hay que guardar ni luto ni nada que se le parezca, ni un minuto, circulen, papeles a rellenar a lo sumo, burocracia, jaleo, por lo que la vida, y con ella todos sus ritos, pierde peso o sentido, valor, se convierte en una mala pesada broma sin gracia, alcance, hondura, al no haber contraste ni frente ni contexto pierde toda su fuerza e importancia, se banaliza y minusvalora, se trivializa y ridiculiza, se malbarata y rebaja, por lo que la vejez es ya oficialmente una molestia o carga (ay las jubilaciones que no tenemos tampoco dinero para toda esa gente) sin ningún poder ni capacidad ni siquiera moral, la balada del Narayama, estamos a nada de que aparezca azarosa inexplicablemente un virus o desgracia rara que se cebe especial o solamente con ellos, puta mala suerte. En resumen, que todo degenera, dale tiempo, hasta la muerte (y con ella la vida, hermanas del alma, primas y amigas, amantes lesbianas), claro, no iba a ser menos, nadie ni nada se salva, estamos perdidos/vendidos, esta película con todo lujo de detalles lo señala/cuenta o adelanta, cuando cree ser una denuncia o crítica es en verdad una amenaza, una promesa autocumplida, las lágrimas y las plegarias atendidas, es visionaria, a su tiempo adelantada, avanza/confirma un mal futuro que es ya el nuestro, las fuerzas del mal libera, abre la caja de pandora, es amasado veneno, el diablo en cada esquina, anuncia con inusitada lucidez y clarividencia terrible nuestra época descafeinada, aguanta velas, asustada, chuchurría, vencida, devastada, asolada, grotesca, insípida, desaboría, impotente, sometida, rendida, enana, sin criterio ni peso, aguada, fundida, vaciada, eviscerada, desentrañada, pura farsa anoréxica, (en su propio vómito) hundida.
La película podría incluso no estar mal si no repitiese la misma situación o esquema narrativo humano fílmico desde prácticamente el mismo principio hasta el final de su recorrido sin añadir nada nuevo a medida que pasan los minutos, una vez planteado el conflicto o problema, erre que erre, que te pego, leñe, leches, dale. Los personajes no tienen recovecos y el argumento es demasiado simple, en verdad todo es muy pobre y reducido, embrujo, tiene, sin embargo, algún hallazgo o acierto de montaje apreciable, algún valioso humorístico detalle o musical querible, pero en realidad, pese a ser corta, se hace eterna, falla.

Película bastante desconocida de Alfredo Landa o por lo menos lo era para mí.
Es una de sus primeras películas antes del landismo(y sus muchas películas de este tipo de cine que hizo).
Bastante interesante trata la época franquista, y el trato que se le daba cuando se producía la muerte de algun familiar(hoy en día sigue estando vigente ésto en algunos pueblos), y la relación de novios que mantienen la pareja protagonista.
Pueblo pequeño de los de antes y gente de las de antes. Bonita música Recomendable.