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Robin y Marian

Aventuras. Drama. Romance Desilusionados por los años que perdieron luchando como cruzados en Tierra Santa, Robin Hood y su amigo Little John regresan a Inglaterra y se dan cuenta de que todo ha vuelto a ser como antes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 45
Críticas ordenadas por utilidad
19 de agosto de 2008
17 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una magnífica película, de excitante y bien plasmado planteamiento argumental: el mito de Robin 20 años después cuando éste, cansado de luchar en las Cruzadas, regresa al bosque de Sherwood, su reencuentro con su amada lady Marian (ahora abadesa de un convento), su desengaño con su señor Ricardo Corazón de León, los viejos amigos, el sheriff de Nottingham, el impersonal Juan sin Tierra... Toda la iconografía legendaria que envuelve este mito servida en un registro de desmitificación y nostalgia, en un tono crepuscular en el que el héroe a pesar de su cansancio conserva su esencia idealista.
"Robin y Marian" es más que un film de aventuras un melodrama fascinantemente romántico, con idónea pareja protagonista, una película lírica sobre el Amor y el Tiempo dónde se logra emocionar con ese amor infatigable de estos dos supervivientes que siguen siendo dos ilusionados corazones inatacables, que conservan la esencia y lo básico, su sustancia por encima de lo accesorio, el elixir rejuvenecedor y recuperador de los paraísos (tiempos) perdidos. He aquí varios ejemplos de ello, dentro del gran guión de Goldman: "Robin, hazme daño, hazme llorar", "Te amo más que a Dios" (de Marian a Robin)...
Rodada en España, con dirección artística de Gil Parrondo y vestuario de Yvonne Blake. Fue la primera aparición de Victoria Abril.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
kafka
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25 de noviembre de 2014
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film arranca como un cuadro de Paul Cézanne, unas manzanas frescas y otras marchitas, sin lugar a dudas, recuperar el tiempo perdido, es lo que propone esta fascinante historia de amor y amistad, la mejor película de Richard Lester, una elegía sobre la decadencia de un mito, Robin Hood y su relación romántica con su amada Marian. Nunca hubo un Robin tan maltrecho y avejentado. Ni una Marian tan pocha y desconsolada de tanto esperar al héroe. El gran acierto de Lester, creo que se basa en una desmitificadora mitificación. Y es que el irregular cineasta puso todo su amor, corazón y sensibilidad, impregnado de su típico humor iconoclasta y, sobre todo, mucha ternura. Gracias a un excelente guión de James Goldman, célebre por “El león en invierno”, otra gran obra que merece una revisión.

El bosque de Sherwood ocupa un lugar querido en la geografía mítica de varias generaciones: sus pobladores, bandidos, proscritos, monjes belicosos, juglares y bufones, encarnaron en nuestra infancia el espíritu de rebeldía y de la justa redistribución de la riqueza, llena de momentos mágicos. Robin fue el noble que renunció a privilegios para luchar contra el usurpador, Juan sin tierra. La burlona beligerancia de Robin contra el tirano y su principal esbirro, el sheriff de Nottingham, su destreza con el arco y su adhesión incomprensible e ingenua a un Rey, Ricardo, que había abandonado su reino y súbditos para ir a las cruzadas, nos pareció a todos un estúpido y poco responsable Rey.

Ahora aquel bosque está vacío, casi petrificado, sin la alegría y el jolgorio de entonces. El film de Lester confirma nuestras sospechas sobre Ricardo y nos depara la tardía satisfacción de ponerlo en su sitio. Seguramente cineasta y guionista pensaban como nosotros, presentándolo como un Rey presumido, despótico, caprichoso, insensato y un poco loco. El film comienza siguiendo las órdenes de Ricardo (Richard Harris), de este modo, Robin (Sean Connery) y su fiel e inseparable Little John (Nicol Williamson), que han regresado tras 18 años luchando en tierra santa, asedian un castillo y pretenden tomarlo. Pero en la fortaleza tan sólo hay mujeres, niños y un viejo y malhumorado tuerto al cuidado de ellos. Tras renunciar al inútil asedio, serán encarcelados por el monarca que en busca de un inexistente tesoro, toma personalmente por la fuerza el castillo. Mientras Marian se encuentra bajo hábitos en una abadía.

Rodada en España, con técnicos españoles, una gran fotografía, luminosa, lírica y evocadora de David Watkin, la tierna y romántica música del gran John Barry, un estupendo reparto, entre la que aparece unos segundos la jovencísima Victoria Abril. Lester consiguió una película personal, sugerente en matices, en definitiva una obra de autor, intimista pero sin renunciar a la aventura, la fisicidad de los actores, esos diálogos de hermosas palabras, de un fascinante lirismo que hace que sintamos como ellos ese amor eterno “Hasta que caiga la flecha”. Cubriendo la película con una patina de melancolía muy beneficiosa para ella, pues desde su producción ha ido ganando prestigio entre los que amamos el cine. Una joya de los años setenta.
Antonio Morales
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9 de septiembre de 2009
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
La que es aclamada como la mejor película de Richard Lester es un digno entretenimiento sin complejos sobre la historia de siempre de Robin Hood contada desde otro punto de vista. La pelicula no es nada del otro mundo pero tiene el don de hacerte desconectar durante 100 minutos y estar pendientes de las andanzas de los personajes. Desde luego lo mejor de la película es el reparto, con Sean Connery y Robert Shaw a la cabeza. El escocés nos brinda una de sus típicas actuaciones de maduro-cae bien y eso es digno de alabar. Pocas voces no consigue Connery hacernos empatizar con su personaje. Richard Harris, Audrey Hepburn y, brevemente, Ian Holm, bordan sus respectivos papeles dando una lección de maestría interpretativa.

Si me tengo que quedar con algo desde luego es la forma en la que Lester rueda las breves escenas de acción. Despojadas de heroicidad y épica (salvo en algunas ocasiones por la música), solo nos muestran a los combatientes luchando en un paisaje de preciosa factura. La crudeza de estas escenas esta compensada con su sentido del humor sin pretensiones. El humor que hay en la película es puro, sencillo y auténtico. No son situaciones forzadas, el humor surge de la química entre los actores.

No estamos ante una gran película pero por lo menos, es consciente de lo que es (esa es su gran virtud) y eso le permite llegar al titulo de película sincera que entretiene, algo muy difícil de encontrar en nuestros días de películas alteradas, artificiosas, mentirosas y falsamente adranalíticas.
Jlamotta
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5 de abril de 2011
40 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Robin y Marian”, en opinión de sesudos críticos, es una película maravillosa, muy humana, y con convincentes despliegues físicos que dan al conjunto de la acción una autenticidad como la que hubo en la Edad Media. Realismo de tomo y lomo donde los soldados se pillan el dedo en la catapulta, los combates no huelen a pixels, escalan las puertas a pulso y hasta se le ve el culete a Robin Hood.
En resumen, una película que no tiene desperdicio y, como alguien muy bien apunta, “lo que hubiera deseado realizar Ridley Scott en su versión sobre el arquero”. Hiperrealismo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
PETER COHELET
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23 de octubre de 2006
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lester retoma el mito de Robin y Marian, con un enfoque crepuscular, construyendo de esta forma, un gran film romántico, que logra emocionar, si necesidad de caer en la sensiblería.
Tras muchos años de sus hazañas en los bosques de Sherwood, Robin cansado y envejecido, decide regresar de las cruzadas en busca de sosiego para pasar sus últimos días al lado de su gran amor Marian.
Lo que se encuentra es un Sherwood muy cambiado, hostilidad y una Marian metida a monja.
Como buen aventurero Robin es incapaz de mantenerse activo y retoma sus viejas aventuras y el amor de Marian, eso si, con muchas más dificultades que antaño, ya que los años no pasan en balde.
Audrey Hepburn, que regresa al cine cuadragenaria, tras su ausencia de muchos años para dedicar tiempo a su ansiado hijo, y Sean Connery, que busca desesperadamente separarse de la larga sombra del agente 007, conforman una pareja perfecta , desprendiéndo una química que ayuda en gran manera a que el film alcance la esencia deseada.
El film concluye con una de las escenas de amor más arrebatadoras de la historia del cine.
o0_oscar_0o
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