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Voto de Antonio Morales:
9
Aventuras. Drama. Romance Desilusionados por los años que perdieron luchando como cruzados en Tierra Santa, Robin Hood y su amigo Little John regresan a Inglaterra y se dan cuenta de que todo ha vuelto a ser como antes. (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2014
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El film arranca como un cuadro de Paul Cézanne, unas manzanas frescas y otras marchitas, sin lugar a dudas, recuperar el tiempo perdido, es lo que propone esta fascinante historia de amor y amistad, la mejor película de Richard Lester, una elegía sobre la decadencia de un mito, Robin Hood y su relación romántica con su amada Marian. Nunca hubo un Robin tan maltrecho y avejentado. Ni una Marian tan pocha y desconsolada de tanto esperar al héroe. El gran acierto de Lester, creo que se basa en una desmitificadora mitificación. Y es que el irregular cineasta puso todo su amor, corazón y sensibilidad, impregnado de su típico humor iconoclasta y, sobre todo, mucha ternura. Gracias a un excelente guión de James Goldman, célebre por “El león en invierno”, otra gran obra que merece una revisión.

El bosque de Sherwood ocupa un lugar querido en la geografía mítica de varias generaciones: sus pobladores, bandidos, proscritos, monjes belicosos, juglares y bufones, encarnaron en nuestra infancia el espíritu de rebeldía y de la justa redistribución de la riqueza, llena de momentos mágicos. Robin fue el noble que renunció a privilegios para luchar contra el usurpador, Juan sin tierra. La burlona beligerancia de Robin contra el tirano y su principal esbirro, el sheriff de Nottingham, su destreza con el arco y su adhesión incomprensible e ingenua a un Rey, Ricardo, que había abandonado su reino y súbditos para ir a las cruzadas, nos pareció a todos un estúpido y poco responsable Rey.

Ahora aquel bosque está vacío, casi petrificado, sin la alegría y el jolgorio de entonces. El film de Lester confirma nuestras sospechas sobre Ricardo y nos depara la tardía satisfacción de ponerlo en su sitio. Seguramente cineasta y guionista pensaban como nosotros, presentándolo como un Rey presumido, despótico, caprichoso, insensato y un poco loco. El film comienza siguiendo las órdenes de Ricardo (Richard Harris), de este modo, Robin (Sean Connery) y su fiel e inseparable Little John (Nicol Williamson), que han regresado tras 18 años luchando en tierra santa, asedian un castillo y pretenden tomarlo. Pero en la fortaleza tan sólo hay mujeres, niños y un viejo y malhumorado tuerto al cuidado de ellos. Tras renunciar al inútil asedio, serán encarcelados por el monarca que en busca de un inexistente tesoro, toma personalmente por la fuerza el castillo. Mientras Marian se encuentra bajo hábitos en una abadía.

Rodada en España, con técnicos españoles, una gran fotografía, luminosa, lírica y evocadora de David Watkin, la tierna y romántica música del gran John Barry, un estupendo reparto, entre la que aparece unos segundos la jovencísima Victoria Abril. Lester consiguió una película personal, sugerente en matices, en definitiva una obra de autor, intimista pero sin renunciar a la aventura, la fisicidad de los actores, esos diálogos de hermosas palabras, de un fascinante lirismo que hace que sintamos como ellos ese amor eterno “Hasta que caiga la flecha”. Cubriendo la película con una patina de melancolía muy beneficiosa para ella, pues desde su producción ha ido ganando prestigio entre los que amamos el cine. Una joya de los años setenta.
Antonio Morales
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