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El espía de los Balcanes

Comedia Ilija Cvorovic es llamado por la policía secreta para hacerle unas preguntas acerca de su vecino, un hombre de negocios que ha regresado desde occidente. Después de esa charla, Ilija está convencido de que su vecino representa la más grande amenaza para la seguridad nacional, y comienza su propia operación de vigilancia del inocente vecino. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
19 de junio de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida y muy divertida sátira sobre sistemas totalitarios en general y como estos convierten al sujeto criado en sus pechos en alguien sumamente desconfiado en su proceder no vaya a ser que el régimen le meta mano por algún lado.

Nos cuenta la historia de Ilija, un tipo que al ser requerido en comisaría para responder a unas preguntas sobre un hombre al que aloja como en inquilino en una casita de su propiedad al lado de su vivienda, los dedos se le hacen huéspedes y con un razonamiento mamado en sus tiempos como seguidor del mariscal Tito y Stalinista convencido, que le sume en la paranoica certeza de que dicho inquilino debe de ser un sujeto peligroso ya que si el estado pregunta por él, es que algo oculta y que por lo tanto es su obligación averiguar a qué peligrosas actividades se dedica, para que estas no le salpiquen (ha estado 2 años en prisión y sabe de qué va el paño) y cumplir con su deber de ciudadano.

Poco a poco vamos viendo como el nivel de paranoia va ganando terreno a lo poco que de juicioso tenía el bueno de Ilija, y las cada vez más disparatadas conclusiones que saca de las idas y venidas de ese inquilino al que tiene sometido a un férreo y perpetuo espionaje, las reacciones de la escéptica y asombrada mujer (impagable pelando continuamente patatas, encolerizando a Ilija con sus dudas, con perenne cara de perplejidad ante el cariz que van tomando las cosas y acabando por asumir como buenos los extravíos del marido), el contrapunto juicioso de su cabal hija, y la desopilante espiral en la que entra hasta su estremecedor final (acojonante monologo de Ilija y acojonante plano dando paso a los títulos de crédito), al sumarse a las pesquisas su hermano Djura (otro que tal baila en cuanto a agudeza y capacidad de raciocinio) y más tarde otra cuadrilla de compadres que acuden a reforzar el operativo (con look de "reservoir dogs" a lo patriarca gitano).

Sigue en spoiler por falta de espacio:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tiznao
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17 de agosto de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertidísima y amarga sátira de los régimenes totalitarios.
En forma de comedia negra negrísima que va tornándose esperpéntica hasta zonas inimaginables.

Que sean dos hermanos gemelos, los paranoicos seguidores de Stalin es un ardid inteligente, uno representa la esclavitud y violencia del stalinismo y otro del titismo, otro régimen totalitario menos severo.
Además así consiguió saltarse la censura imperante y poner en ridículo ambas tiranías.

Brillante guión y risas aseguradas en una de las más ácidas y lúcidas representaciones sobre la política totalitaria, en clave de humor, con un ingenio superlativo.

Tito participó con los partisanos en expulsar a los nazis de suelo yugoeslavo.
Años después fue el único líder socialista que se atrevió a plantar cara y romper con el sanguinario y desalmado Stalin.
Un tirano de lo más curioso, una figura política atípica, que pronto sucumbió a los encantos tradicionales del poder.
Zappianin
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22 de junio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
209/27/20/06/22) Más que interesante dramedia yugoslava dirigida por Dušan Kovačević y Bozidar 'Bota' Nikolic, adaptando una obra del primero, en lo que es una mordaz y ácida crítica a los totalitarismos y a sus regímenes de terror que instauran en la sociedad el germen alienante de la paranoia, recordándome en este sentido a la posterior y muy buena cinta alemana “La vida de los otros” (2006). Aunque en esta prima el humor negro radiografiando a través de un ciudadano común el sentimiento de terror al creer que tiene de inquilino a un terrorista enemigo del estado comunista balcánico. Un relato que conforme avanza se va ennegreciendo hasta ser cada vez menos humorística, y más caustico y duro, hasta desembocar en su rush final, que seguro gustaría mucho a Tarantino en su crudeza y modo de filmarlo. Una historia devastadora contra los enemigos que crean los estados para ‘acojonar’ a sus gentes. Ello en una evolución de personajes donde la toxicidad del temor los va sumiendo en la locura, hasta derivar en senderos kafkianos donde no se pueden discutir las teorías estrafalarias montadas por mentes megalómanas. Todo esto surtido muy momentos muy divertidos, en las discusiones estrambóticas, en los métodos rudimentarios de espionaje, en las formas de perseguir al supuesto espía (en algún caso pasándose un poco, como cuando confunden al protagonista con un jabalí durante una caza), donde prima el equívoco, es aquello tan (reitero) kafkiano del individuo contra un poder omnímodo que nos aplasta sin motivo, simplemente por demostrar que puede. Es el temor a un régimen que obliga a la obediencia de vida, a ser un ‘chivato’ del vecino, donde incluso hace por destruir eso que el comunismo detesta como es la familia, pues puede ser la raíz para tener ideas propias, las dictaduras y por ende la comunista quieren tener el monopolio de entrar y manejar tu mente a su antojo. Es un retrato vigoroso de los efectos de las tiranías más abyectas que hacen por inculcarte la desconfianza al de al lado, y con ello el odio a lo desconocido.

Ilija Cvorovic (Danilo "Bata" Stojkovic) de Belgrado, que pasó un par de años en prisión en Goli Otok a causa del estalinismo, fue invitado a una entrevista de rutina en la comisaría local. Allí, un interrogador le preguntaba rutinariamente sobre su inquilino, Petar Jakovljevic (Bora Todorovic), un sastre que había trabajado en el estado capitalista de Francia durante 20 años. Después de unos minutos, Elijah fue liberado a casa, pero estaba tan nervioso y paranoico que comenzó a sospechar de Peter. Tan pronto como regresó a casa, comenzó a quejarse con su esposa Danica (Mira Banjac) que nunca debería haberle alquilado un apartamento. La imaginación comienza a trabajar en Elijah y comienza a imaginar que Peter podría ser un terrorista que quiere derrocar al estado. En la historia tiene importancia la hija de Ilija, Sonja (Sonja Cvorovic), una joven dentista sin trabajo que no entiende la paranoia del padre, es la voz de la cordura, al brújula moral en la historia, que no entiendo porque al final desaparece; el hermano de Ilija, un violento Djuro (Zvonko Lepetic), que compra toda la ‘mercancía’ averiada de su hermano.

La historia no deja lugar a dudas de la demencia paranoica de Ilija, pues mientras vemos como sigue a Peter y sus amigos se monta sus historias conspiranoicas, pero ‘desgraciadamente’ para él hemos escuchado a Peter lo que habla con sus compañeros y todo son charlas sin malicia alguna, sobre todo centradas en la eterna burocracia por abrir una peluquería. No hay ambigüedad, todo se centra en este hombre enfermo y como está a lomos de una espiral sin fin, donde va a arrastrando a su matón de hermano ya la final cae incluso su escéptica al principio esposa. De cómo el virus del terror se instaura con un simple y ordinario interrogatorio, como en este régimen se hacían tropecientos cada día. Todo en un crescendo dramático bien llevado, con buenos picos en como el protagonista destila enorme imaginación en como eleva a su inquilino al nivel de cuasi Moriarty. Hasta desembocar en su cruento rush final. Aunque en su debe, decir que el hermano Djuro me ha resultado totalmente prescindible e innecesario, me resulta pasado de vueltas, y con accione que chirrían en el tono de la trama (*spoiler).

En los márgenes quedan dardos envenenados contra el régimen y su precariedad, como esas colas de llamados a ser interrogados en la comisaria, o el supermercado donde no hay más que bombillas rojas (de burdel), pero si hay estanterías a rebosar de licores alcohólicos, se arremete contra la infinita burocracia (ese hombre que lleva 2 años y 32 documentos para que le den luz verde) que hacía imposible montar un negocio propio (había que sabotear cualquier actitud individualista de posible éxito), pero también nos muestran como había élites que nadaban en la abundancia de la jet set, con sus hoteles de lujo con spa, sus cacerías, sus cenas en restaurantes de lujo.

La actuación de Danilo "Bata" Stojkovic es apoteósica, Homérica en como transmite una frescura y naturalidad formidables, se transmuta en este loco, no ves al actor, ves poco a poco como sus nervios y esquizofrenia van en aumento, su mirada, reacciones, pose, las grietas en su mente las ves abrirse ante la posibilidad de poder volver a presidio (donde fue del modo, otra vez, más kafkiano), tipo que cual Matrix monta su realidad paralela para dar rienda suelta su febril cerebro, haciendo chivo expiatorio de su averno al pobre Peter, siendo el zenit de su portentosa labor un enardecido soliloquio (en una alegórica habitación roja) donde espeta sus convulsos ideales (y atrofiados) políticos;... (sigo en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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