Hoffa, un pulso al poder

No soy un gran entendido de Jimmy Hoffa, y la verdad es que hasta que vi esta película no tenía ni idea de sus relaciones con la mafia, ni su encarcelamiento ni muchos detalles escabrosos de su vida. Así que la verdad es que tenía bastante interés por ver este film, y así poder conocer a este personaje estadounidense que puso en jaque en muchas ocasiones a los jueces y presidentes de su país.
Danny DeVito es el encargado de dirigir esta película, además de interpretar una papel de relevancia como el fiel amigo del protagonista. Su dirección resulta interesante en muchas cosas, pero es verdad es que la historia se narra de una forma que resulta pesada y aburrida. Las escenas se suceden de un modo que no consiguen captar mucho la atención, un punto importante que difumina otros aciertos del director en el momento de enfocar la historia; y de escenas que sí funcionan.
Jack Nicholson da vida a este hombre que fue un sindicalista con un gran temperamento, y que intentó luchar por los derechos de los transportistas. Pero sus ansias de poder le hicieron desviarse de su objetivo, y buscarse unos aliados no muy recomendables en la mafia; para así poder conseguir ser presidente de los Estados Unidos. Un personaje bastante oscuro y escabroso que es interpretado muy sobresalientemente por el señor Nicholson, ofreciendo una actuación que impacta.
Pero él es lo único destacable junto con un diseño artístico y de vestuario muy bueno. El trabajo en este área es fantástico recreando diversas épocas dependiendo el momento de Hoffa que se esté narrando.
No obstante, independientemente de lo anterior, la película no consigue enganchar al espectador. Yo estaba deseoso por saber algo de este personaje, y lo único que me ha producido es desinterés (además de cierto rechazo por como era él). Cuenta con un enfoque de la trama que se desinfla escena a escena, produciendo que uno desconecte fácilmente.
En fin, "Hoffa, un pulso al poder" es una película que cuenta con una ambientación muy buena, una interpretación magnífica de Jack Nicholson y algunas escenas puntuales muy interesantes por parte de su director. Pero el resto de escenas, su guión, etc... no consiguen convencer, y sus dos horas y cuarto de duración resultan al final un poco pesadas.

El mayor mérito que yo le veo a esta película, es sin duda el tema del sindicalismo, me explico. El sindicato de camioneros en Estados Unidos, es sin duda uno de los más poderosos a nivel nacional (aun hoy en día), tanto así que no se puede negociar mucho con ellos y mucho menos con sus dirigentes.
Pero volviendo a la película, Hoffa fue el precursor, representante y fundador (entre otros), de este sindicato que puso en jaque al gobierno. Aquí podemos apreciar el poder de unos líderes sindicales corruptos y sin escrúpulos que utilizaban su estatus para hacer y deshacer a su antojo.
La lucha de poderes entre gobierno y sindicalismo, acabó con el ¿asesinato?, ¿desaparición?, ¿suicidio?, etc., de su líder Jimmy Hoffa, sin dudas una piedra en el zapato para cualquier gobierno; pero si no era de esta manera, ¿de qué otra forma hubiera podido debilitar a un sindicalismo tan fuerte y viciado como este?
¿Él fin justifica los medios?
Vale la pena analizar detenidamente esta buena película que trata de explicarnos el papel de Hoffa dentro de este crucigrama de intereses que envuelven al sindicalismo contemporáneo.
Sin duda los sindicatos son algo que benefician y protegen los derechos de los trabajadores, pero cuando estos no son transparentes, y se manejan de forma sucia, ha espaldas de sus agremiados, entonces se convierten en algo que va en contra de su propia naturaleza.

La dirección de DeVito es correcta, y el papel de Nicholson también, me gustó mucho el final y tal vez es demasiado larga.

Vale la pena.

Película poco conocida sobre la vida de Jimmy Hoffa, interesante pero muy descafeinada. Danny de Vito, que dirige y actúa, aborda la vida, o más bien el ascenso al poder y posterior declive del famoso líder sindical de los camioneros, Jimmy Hoffa. Los principios que le movieron en sus inicios se van diluyendo una vez se apoltrona en la presidencia de la Hermandad de Transportistas. Se convirtió en una pieza clave para la mafia y desfalcó los fondos para las pensiones de los afiliados, y consiguió que el joven fiscal Robert Kennedy se le pegase al culo hasta que lo metió en chirona.
También es un análisis del otro protagonista, Bobby, interpretado por de Vito, al que Hoffa recluta para su causa en sus primeros tiempos, llegando a convertirse ambos en inseparables.
Para empezar, los actores. Yo no los veo. No veo a Jack Nicholson, no es que esté mal, pero no transmite. (Aunque algunos devotos de Nicholson se empeñen, sólo por el hecho de que este actor aparezca en los créditos la película no tiene obligatoriamente que ser buena, y ni siquiera interesante). Y bueno, Danny de Vito, yo creo sinceramente que no está hecho para este tipo de papeles. Se pasa toda la película fumando y ni eso hace bien. El papel no le pega ni con cola, vamos. Y no es una cuestión de estatura, porque otro de su talla, Joe Pesci, resulta que sólo ha hecho este tipo de actuaciones. Pero claro, uno acojona y el otro no. Yo no conocía esta faceta de Danny de Vito pero me alegro de que no se haya prodigado mucho. En mi opinión este factor sólo ya hace que la película cojee bastante.
El guión, o el argumento... desaprovechado totalmente. Hoffa llegó a codearse con grandes personajes de la mafia, y de hecho participó activamente en el tráfico de drogas. Y no sé, este tema, que es al que más se le podría haber sacado, queda bastante apartado hasta el punto de que no queda claro qué tratos tenía Hoffa con la mafia. Se centra mucho en la figura, en sus problemas con la justicia... A mí me parece flojo, aunque tiene algunas buenas frases y diáologos.
El formato está bien. Al César lo que es del César. Eso de partir desde una situación del presente (que en realidad es el final) e ir intercalando pasajes que reconstruyen la historia es buena idea. Además las transiciones entre unos momentos y otros son pulcras, elegantes.

Simplemente pasable. Qué penita, con lo que me esperaba...

"-Jimmy, lo que no puedes hacer es meterte con la Casa Banca.
-¿Meterme con la Casa Blanca? Que no se metan ellos conmigo."

Danny DeVito es, quizá, el director más misántropo (junto a Spielberg) que existe en Hollywood. Su mirada sobre el género humano está lejos de la confianza y nada de lo que brilla es oro. Por lo tanto, la decisión de filmar la vida de Jimmy Hoffa (con guión de otro desconfiado como David Mamet), le da la posibilidad de analizar la relación de poderes tanto sindicales como políticos y la necesidad de balancear este poder. Si Hoffa hubiera sido una persona débil, no hubiera logrado nada para su sindicato; pero para esto, se alió con la mafia (lo que le dio poder) pero al mismo tiempo lo convirtió en una persona peligrosa para propios y ajenos (la Casa Blanca). Esta desconfianza, DeVito la simula con una dirección que, a simple vista, parece ajustarse a las biopic de rigor, pero que tiene recursos formales (las elipsis, por ejemplo) que llaman la atención y van tomando entidad definitiva en la resolución del film, donde la mirada épica del personaje de DeVito (que no del director) choca con la realidad (la que el director estuvo mostrando hasta ese momento) de manera tan absurda como inevitable.

No es que me interese mucho realmente la vida de Hoffa, el sindicalista desaparecido, depredado por su propio sistema de vida y presumiblemente caído a manos de los malos más malos de la historia de los yankees. No, no me interesa para nada Hoffa, y menos una segunda visión de sus quehaceres y su muerte de más de dos horas (la de DeVito) tras ver una primera de bastante más de tres horas ("El irlandés", de Scorsese): llego aquí de rebote y cansado. Son más de cinco horas en total, y esto ya no tiene que ver con el tema, es una cuestión de amor al cine, de otra manera no puedo explicar qué hago aquí escribiendo sobre una cuando no pienso escribir sobre la otra.

Mafiosos los hay en cada esquina de la Historia del Cine, tíos broncas lo mismo, pero Jack Nicholson, disculpen, sólo hay uno. Si Hoffa me la trae al pairo, Nicholson desde luego que no. Esta primera versión cinematográfica de la vida y obra del sindicalista no es una gran película; no he venido aquí a comparar las dos versiones, eso es un trabajo inútil, he venido a defenderla en su propio contexto, con la sana objetividad que me da haber visto tantas horas seguidas de un fulano que no me interesa. Hoffa fue un interesado, un tío que sabía quedar bien con la mayoría de gente pero si le invadía la rabia y la ira era capaz de cometer graves errores: DeVito acierta con el significado y, atención, es superior en cuanto a la resolución final. Pero la película se hace eterna, irremediablemente larga...