Gritos en el pasillo

Ante todo decir que...¡vaya frikada! Porque aunque seamos muchos los que jugueteemos con los frutitos secos, bolis y demás chorradas en momentos de desvaríos varios, para hacer una especie de película con lo anterior como argumento hay que echarle narices (y cara). Y no sólo jeta por la cutre realización, sino debido a que este cuento ya me lo habían contado...sí...esto...¿Madhouse se llamaba la peli? Pues eso.

Como curiosidad es innegable su atracción, pues no todos los días se ve en la gran pantalla un cacahuete con bigote. También son muy buenos algunos detalles como el haber cambiado la denominación de "enfermo mental" por "caducado mental", la mención de un pistacho como mascota y la inscripción en una lápida del nombre de un tal "Edgar Allan Méndez" o algo así. Los méritos hay que reconocérselos, faltaría más, como la banda sonora y el sustillo que puede llegar a dar si sufres de hipertensión o colesterol alto; nada tan temible como un cacahuete. Y por último los dibujos de las paredes, que son excepcionales.

Pero hasta aquí. Paren de contar. Lo original se queda simplemente en la peculiaridad del reparto; plastilinas, telas y otros materiales ya fueron utilizados en otras ocasiones con mucha más precisión y éxito en animaciones tan extraordinarias como puede ser Pingu, al que ni siquiera hacía falta entender. La tramposa realización inspira más pena que ternura, y no quiero ser cruel, pero hay una cosa que cualquiera de este mundillo debe tener clara: no basta con una idea, lo importante es como la desarrolles, y esta película está pidiendo a voces solidaridad al espectador, suplicando una oportunidad; lo siento, la navidad ya pasó.

Una vez olvidando los pros y los contras, Gritos en el pasillo está de puta madre para una tarde que tengas pocas cosas que hacer y entretenerte con cualquier cosilla, así de claro. No será la obra más maravillosa que veas, pero al menos distrae, y esa es una de las grandes misiones del cine.

Algún día reuniré la fuerza suficiente para dar el paso y realizar yo misma una animación pero con mis peluches, mis grandes amigos de olores extraños y gran desconcierto en la mirada. Espero que para entonces tengan la misma consideración conmigo que la que yo he tenido con el Juanjo éste :).

Conocí de la existencia de esta película a raíz de la polémica surgida entre los creadores de la misma y varios usuarios de Filmaffinity. Los dardos lanzados entre unos y otros no captaron mi interés pero sí lo hizo el que alguien hubiera tenido la alucinógena, descabellada y cuanto menos intrigante idea de crear un film protagonizado por cacahuetes. Ese punto de partida me pareció muy interesante y atrayente y ahora cuando por fin he podido ver Gritos, puedo decir que me ha cautivado.

Maravillosa experimentación en el mundo de la animación y de la cinematografía, valiente, honesta, sencilla, creativa y dinámica, Gritos En El Pasillo es un oasis de ingenio en el casi desolador panorama del cine hispano. No sé que esperaba encontrarme aparte de unos cuantos cacahuetes deambulando por un psiquiátrico de juguete pero he disfrutado con todo lo que he visto de principio a fin: los títulos de crédito, la música (maravillosa), los decorados, los personajes... todo está muy cuidado y apunta a algo que va mucho más allá de una simple broma entre amigos, porque Gritos destila talento y un amor hacia la criatura que es palpable en cada uno de sus fotogramas.

Se preguntan algunos que pensaría Tim Burton si pudiera tener acceso a esta película, pues bien yo creo que le encantaría. Hay algo especial, muy especial en la odisea del dibujante cacahuetero que no está muy lejos de la stop-motion de Vincent, ni de algunas ideas estéticas Burtonianas. Es más, creo que Juanjo Ramírez y sus colaboradores deberían intentar hacerle llegar una copia de Gritos al colega Tim, por mi parte, este humilde espectador les envía sus mejores deseos para el proyecto de Zombie-Western, mientras les brindo el aplauso con que hubiera sido recibida su película en una hipotética sala de cine repleta de cacahuetes.

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La cantidad de talento que derrocha este film sobrepasa el contenido de la cáscara de un simple cacahuete.
Desde la estética hasta el montaje. Desde la puesta en escena hasta los diálogos. Desde el equipo de doblaje (que acaba dándole cara casi física a los cacahuetas) hasta al cacahuete con menos presencia en el film. Todo es digno de ser alabado.
Si este film hubiera sido rodado en estados unidos, estaríamos ante un éxito remarcable. Es más, si llevara el nombre del talentosos director (aunque un tanto sobrevalorado) Tim Burton, esta sería considerada una obra maestra, una talentosa excentricidad y una arriesgada y magistral apuesta.
Bien, pues es todas esas cosas y lashan hecho unos desconocidos. Reconozcámoles el valor que tienen.
Reconozcamos uno de los mejores films del año.

Lo que yo vi en los cines Guridi de Vitoria no era una película. Era un DVD. Normal que la proyección fuera un poco chunga porque es difícil adaptar un formato 4:3 a las dimensiones de pantalla de cine, por no hablar de la insoportable estridencia del sonido. Esto sólo me había pasado antes con "Saraband" de Bergman y sencillamente, me parece un completo sacrilegio. Por problemas de distribución que pueda tener una peli no se puede recurrir a la chapuza de proyectar un DVD ¡en sala de cine!.
La peli en sí es de un admirable voluntarismo, pero la idea y el planteamiento no dan para más de un cortometraje. Pese a los pocos medios supuestamente disponibles se ha derrochado minutaje (aunque dure poco más de una hora) y esfuerzo humano. Nada que objetar en el aspecto técnico: hay hechuras de muy buen director en cuestiones como la iluminación, la planificación... se nota que "Gritos en el pasillo" lleva un story curradísimo. La dirección artística tiene unos cuantos detalles muy chuscos pero entronizarla a la altura de Tim Burton me parece demasiado.
Los personajes... pues son cacahuetes. La gracia dura lo que dura una bolsa de los susodichos. Hay un tratamiento "cacahuetil" del lenguaje y la historia que resulta divertido a medias, seguramente porque no puede dar mucho más de sí. Especialmente pobre resulta una faceta tan importante en las películas de animación como es el doblaje, donde queda muy a las claras el amateurismo de por lo menos la mitad del plantel.
La historia-parodia de las pelis de terror tiene un problema: una peli como ésta sólo puedes tomartela a risa de principio a fin. Lo que pasa es que el director parece no tomarsela verdaderamente a risa hasta los últimos veinte minutos y para entonces el espectador medio o permanece fascinado o completamente abrasado.
Considerar "Gritos en el pasillo" la gran esperanza de la animación española es todo un insulto para gente que está haciendo cosas muy interesantes, tanto en el campo de 2-D como del 3-D. Hay apuestas empresariales muy fuertes en este sentido y empresas de auténtico garaje que han sacado cosas muy dignas. Ya no vale aferrarse a la típica excusa de la escasez de medios. Basta un ordenador e imaginación para hacer auténticas maravillas.
No me cuesta nada subir al camarote, desenpolvar el Belén, cargar la batería de mi cámara digital y rodar una parodia bélica en la que pastorcillos y Reyes Magos impiden que un madelman de los cuerpos especiales asalte el Portal. Luego todo es promoción.

Le doy un 7 porque soy un fanático de la animación y el cine de fantasía y terror. Y también porque no puedo darle un 6.5, y me gusta apoyar los intentos originales. El guión también está bastante bien, aunque por supuesto un poco predecible.
Pero la verdad es que me ha decepcionado un poco. Con unos títulos de créditos tan geniales, una fotografía espectacular, efectos sonoros magníficos y una música perfecta, es una pena que las actuaciones sean tan patéticas. Prácticamente se cargan la película. La bajan al nivel de dibujos animados para niños, cuando la temática es un poco más adulta. Se nota que los dobladores son como los que doblan a los Teletubies.

Bueno, aún así, un aplauso por su originalidad y trabajo.