Tabula Rasa (Serie de TV)

Me ha entretenido lo suficiente como para recomendarla.

158/16(25/07/18) Notable serie en modo thriller psicológico esta producción belga creada y escrita por Malin-Sarah Goziny la actriz principal Verle Baetens (protagoniza la serie), dirigida por Kaat Beels y Jonas Govaerts, y producida por Frank Van Passel y Helen Perquy para la productora Caviar Films, distribuida en España por el canal Netflix. Sobre una idea que se nota inspirada en el film de Christopher Nolan “Memento” (2000), donde una mujer tras un accidente de tráfico sufre de una amnesia anterógrada, trastorno neurológico le impide a quien lo padece retener nuevos recuerdos a partir del momento de la lesión, condenándolos a vivir en un eterno presente, la protagonista Mie sabe quién es, y recuerda todos los detalles de su vida antes del accidente, pero desde que ocurrió, es incapaz de almacenar información nueva. Mie no sabe quién es el hombre a quien busca la policía, aunque le enseñen una foto en la que está con él.Son nueve magnéticos episodios en los que hábilmente la dirección nos coloca en el punto de vista desconcertado de la protagonista, con lo que seremos tan volubles a lo que vemos y sentimos como ella, ello surtido el metraje con giros de guión inquietantes, con múltiples sorpresas que enriquecen la historia que resulta un puzle desplegable absorbente, perturbador, y muy gótico, haciéndonos sentir perdidos en medio de un bosque nebuloso. Es una aventura subyugante en que una mujer se encuentra en la odisea de perseguir su memoria, esa que parece escapársele entre los dedos como arena, alimentando el misterio con secretos, mentiras, infidelidades, conspiraciones, muertes, asesinatos, secuestros, ello en un contexto de realidades frágiles, donde lo onírico se funde con el terror, donde los sobrenatural se enfrenta a la verosímil, donde la paranoia se da la mano con los delirios, donde la fina línea ewntre locura y certezas resulta difusa. La serie se surte de elementos muy góticos de cuentos de hadas, como es que el centro sea un caserón antiguo en medio de un bosque con reminiscencias a las mansiones embrujadas, con un siniestro guardabosques, visiones de una mujer con capucha, una médium con un ojo de cristal, incluso hay una Ouija, bebiendo de muchas películas del género, viéndose guiños claros a cintas como “El resplandor”, “El sexto sentido”, “Poltergeist”, “Saw”, e incluso a “alguien voló sobre el nido del cuco”). Su desarrollo cautivador se ve en parte dañado por un final algo forzado, aunque sabiendo cerrar todas las preguntas.

La serie resulta un estudio profundo sobre la vital importancia de los recuerdos, de cómo se indaga en lo contrario, la amnesia como una enfermedad devastadora, pues nos priva y tergiversa la realidad, moldeando (como bien dicen, rellenando los huecos con fantasías) una “verdad” paralela no fiable. Ello con una evolución cargada de suspense, de enigmas, de pistas no siempre buenas, convirtiendo el desarrollo en un laberinto de recuerdos torcidos con muchas vías muertas, y otras alambicadas, donde a base de impulsos catárquicas se irá removiendo el pasado. Apoyándose en una narración dual en tiempos, una en el presente en el hospital psiquiátrico, donde conviviremos con su libreta de dibujos (el protagonista fijaba sus recuerdos en polaroids y tatuajes) cual cerebro en que retiene imágenes del pasado, done será interrogada por un veterano policía que busca a un desaparecido y donde tendrá una relación amistad con un carismático pirómano; y esto salpicado con su pasado desde el accidente, conviviremos con ella en su caserón del bosque, lugar que parece salido de un cuento, donde los fantasmas le irán acuciando, no sabiendo realmente a que agarrarse ni ella ni nosotros como espectador; y es que la mimetización entre ella y nosotros será total en la desorientación mutua, donde los traumáticos recuerdos le asaltan de forma anárquica, las subtramas se abren de forma críptica, e incisivamente cuanto más conocemos a los personajes más dudamos de ellos, componiendo teorías sobre lo que vemos que se desmoronan una y otra vez, creando un clima de desconfianza que se clava en la piel del espectador, creando enorme intensidad, gran tensión, haciéndose de este modo adictivo, no sabemos si la casa está encantada, si le están haciendo luz de gas, si todo es producto de su desordenada mente. Todo esto apoyado en unos personajes maravillosamente delineados, con defectos, con aristas, tridimensionales, con hondura, con secretos, con debilidades, con frustraciones, lo que los hace humanos y cercanos, como esa madre de Mie con marido senil que se ha buscado un cuidador guapo para el esposo, ese policía veterano que esconde razones ocultas en la investigación, ese pirómano simpático que mantiene una tierna relación con Mie, ejemplo de roles con profundidad.

La puesta en escena resulta extraordinaria en su función de transmitir el estado de ánimo desorientado de la protagonista, con un diseño de producción excelentemente gótico de Bart Van Loo (“Rosie”), situando la acción mayormente entre un caserón antiguo en medio de un bosque, con sus cabañas, y también importante el psiquiátrico, con claras reminiscencias a “alguien voló sobre el nido del cuco”; Con la cinematografía de Dries Delputte y Brecht Goyvaerts contribuyen sobre manera a este expresionismo lúgubre, envolviendo la vivienda penumbras, sombras, escasa luz, como especie de antesala del purgatorio, ello aumentado en el exterior, donde nunca se ve el sol, siempre está nublado y grisáceo, esto atomizado en el bosque, lugar inhóspito, transmitiendo una atmósfera sombría, sórdida, donde nunca se sabe si lo que vemos es real o un sueño, como esos poéticos insertos de escenificar los recuerdos cual arena rojiza que se vierte por el suelo, ello realzado por una cámara que hace tomas y planos que emiten asfixia tanto en la casa como en el bosque, creando un microcosmos con aroma terror.

Suspenso sin respiro pero para disfrutar lentamente. No es paradójico, ya que el entramado de imagenes , guion , y personajes , mas una cámara siempre justo y excelente edición permite entender y engancharse emocionalmente con los distintos personajes. Distinta, gente de carne y hueso, en un triller inquietante, que no se olvida.Excelente calidad y respeto por el espectador, engancha de principio a fin y deja huella.

Si bien la serie empieza lenta y densa en ningún momento deja de intrigar y atrapar al espectador. Al mismo tiempo, es necesario el ritmo del comienzo para entender la trama y dar pie al gran desenlace que presenta luego. Pocos cabos sueltos, quizás un poco forzado el final, pero no deja de ser genial. Uno se da cuenta que la serie que acaba de terminar es buena cuando te agarra piel de gallina al llegar los títulos en el último capítulo.
De lo mejor que vi en mucho tiempo.

Lenta sin necesidad, dando vueltas a un trama que en un película de hora y media se habría resuelto perfectamente, de hecho tiene un regusto teleserie y como una intención de intrigar donde no hay tanta intriga. El guión entretiene pero no me ha parecido ninguna maravilla.