El practicante

Película que te deja enganchada a la pantalla pero acaba y te puedes olvidar de ella, una pena, exactamente no sé que le falla, igual un poco de incoherencia al final, pero no puedo dar con detalle que es eso que le falta para poder decir que es una película muy buena.
Lo que sí, mencionar la gran actuación de Mario Casas, su papel muy creíble y su actuación de 10, se debería dejar ya atrás el "menosprecio" que padece este actor, ha hecho papeles bastante buenos y en esta película se sale. También mencionar a la actriz Déborah François, su actuación es muy buena también, a ella no la conocía y me sorprendió para bien. Entre ambos llevan el peso de la película y, la verdad, es que pienso que lo hicieron estupendamente. Además, la música y la imagen ayudan a meterse en situación, muy buena también.
En resumen, todo me gustó, pero no entiendo qué le falla para no poder subirle la nota, aún así, la recomiendo ver, un rato entretenido y con misterio.

Tenía una buena premisa y me aventuré habiendo visto su tráiler, creía que el cine español había cambiado de tercio con nuevos enfoques, pero no, es un despropósito, más mala que un dolor de muelas. Los personajes son maniqueos y extremadamente forzados. Ni la inclusión de elementos franceses en un intento de multi-culturalidad aventajada salvan la cantidad de estupideces -además predecibles- que se suceden.

Si tengo que elogiar algo bueno diría los frenéticos 15 primeros minutos para los que se ha hecho un generoso despliegue de medios de calidad notoria y a los actores que no lo hacen del todo mal. Se nota cierta evolución interpretativa en Casas, además Guillermo Pfening junto a la belga Déborah François cumplen también con su cometido haciendo lo que buenamente pueden con sus personajes.

Lo dicho, en el cine comercial hispano mejoramos a cuentagotas en algunos aspectos y en otros como el guión y desarrollo de personajes vamos muchos pasos por detrás. Es una lástima que con los grandes profesionales con los que contamos, se le haya dado el visto bueno a algo así con semejantes deficiencias argumentales.

Concluyo con lo decepcionante -por ponerle un calificativo no muy malo- del final, que intenta una maniobra desesperada para sorprender, que ya ha sido repetidamente sobada en este tipo de thrillers, y que no me creo en absoluto, al igual que el resto de la película.

Película pasable, que en ocasiones bebe de Misery (1990) la más reciente Mientras Duermes (2011) o Átame (1989). Es entretenida y tiene un par de escenas buenas, pero sigo sin creerme a Mario Casas aunque esta no es su peor actuación. De todas formas no deja de ser el típico thriller de psicópata obsesivo.
Meh.

Alguien ha dicho de ella que resulta muy desagradable el comportamiento de su protagonista. Quien desee cosas "chulis" que vaya a misa de doce un domingo, o vea a BOB ESPONJA en los canales infantiles. A mi lo que me gustan son los "hijosputa", que te enredan, inquietan, descolocan y sorprenden.

Mi vida es clásica a la vez que convencional y venturosa..., por eso necesito rebozarme en producciones que me acerquen a aquello de lo cual me siento tan lejos: odio, rencor, celos, maldad; actos deleznables, con los que disfrutar de esas vidas tan ajenas.

El Practicante es una muy interesante película dirigida por Carles Torras, que con sutileza y oficio, ha conseguido un relato espeluznante a la vez que siniestramente atractivo.

Hay una escena en medio de “El practicante” que define a la perfección mis sentimientos con esta cinta. En esta escena el personaje principal interpretado por Mario Casas se sube al autobús en su silla de ruedas y una señora sin querer le da con una baguette en la cara.

Me parece una analogía perfecta de la cinta. Nosotros somos Mario Casas y solo queremos llegar a la parada a gusto y a salvo. Incluso ponemos intención en estar en el autobús pese a que está lleno de clichés y a que el viaje no es perfecto, pero el director Carles Torras se empeña constantemente en darnos con una baguette en la cara. Y al principio es molesto, pero al final ya no sabes cómo no terminar por reírte porque claro, te están dando con una baguette en la cara.

La película es un juego de suspense con muchos ecos hitchcokianos: atmósfera angustiosa, personaje que va dejándose llevar por los celos hasta la locura, rubia en apuros y persecución final.

El problema principal es que Carles Torras no consigue dotar a la película de la tensión necesaria para sentir el sufrimiento y que las interpretaciones son muy cuestionables.

El líder de la función es Mario Casas, al que le reconozco el esfuerzo por haberse querido desmarcar como “chico guapo para las carpeteras” y se haya entregado a personajes con más jugo. Luego su talento es el que es, pero es de agradecer y aquí se entrega por completo hasta convertirse en lo mejor de la cinta.

Los secundarios es cuando todo empieza a chirriar especialmente por parte de Déborah François completamente sobreactuada. Mención aparte de Celso Bugallo, que el pobre tiene un papel tan absurdo como que escucha gritos de ayuda, llama a la puerta, ve sangre y se mete hasta la cocina.

A mayores la película da muchos rodeos a través de la nada (puedes eliminar todas las escenas de rehabilitación y borrar personajes y relaciones y la historia no se ve afectada en absoluto) y tiene unos agujeros de guión impresionantes.
Entonces cuando llega el tramo final te han dado tantas veces con la baguette en la cara, tantos errores, rodeos, malas interpretaciones y falta de suspense que no puedes evitar reírte de la falta de convicción de todo.
El practicante es torpe en guión, ejecutada sin tensión y el único que parece entregarse al proyecto es Mario Casas, el resto termina en comedia improvisada.