La armada Brancaleone

Mario Monicelli deja a mi juicio una película cuando menos interesante.Independientemente de si los Monty Pythons vieron esta película y se inspiraron en ella no deja de ser sumamente original para el periodo de aquel entonces. Pese a que no tiene unos efectos especiales para que la película no envejezca tan rápido el film lo compensa con un humor muy agudo y jocoso en algunas escenas si bien en ocasiones no hay motivo para chistes tan previsibles. Eso sí relata satíricamente muy bien sucesos que forjaron la Edad Media como el fanatismo religioso, la guerra, el amor cortés, la peste, etc. Buen reparto con el gran Vittorio Gassman y Gian Maria Volonté alejado de los spaghetti western a los que nos tenía acostumbrados. A ellos hay que añadir a la siempre guapísima y sensual Catherine Spaak. Recomendable para los que busquen algo parecido a los "caballeros de la mesa cuadrada", digo parecido, ya que el humor absurdo de los geniales ya mencionados Monty Pythons era inigualable.

La picaresca, género literario muy característico de la literatura española, tendría en Brancaleone di Norcia un excelente representante. Un peculiar caballero medieval al que siguen un grupo de patéticos buscavidas que le hacen la función de sirvientes con el objetivo de conquistar el castillo de Aurocastro.

Este caballero, tan valeroso como desastroso encontró en Vittorio Gassman el mejor intérprete posible. Y dirigiendo al inolvidable actor italiano, Mario Monicelli. ¿Qué podía salir de la tercera colaboración de estos dos genios del cine transalpino? Pues una comedia redonda repleta de momentos desternillantes.

La armada Brancaleone es una sucesión de situaciones hilarantes. Pequeñas aventuras que el estrafalario grupo de protagonistas tiene que afrontar, perfectamente hilvanadas por un hábil guión escrito por Furio Scarpelli, Agenore Incrocci y el propio Monicelli. Un Monicelli que no solo demostraba su buen hacer tras las cámaras, sino también creando historias.Un maestro no del todo reconocido pese a tener auténticas maravillas en su curriculum -La gran guerra, Rufufu o La escapada, entre muchas otras-.

Sin perder un ápice de comedia y en muchos momentos rozando la parodia, la película es a su vez un retrato de la vida en la Edad Media. Peligros constantes acechan a la cuadrilla de Brancaleone, ya sea por invasiones de otros pueblos, por justas entre caballeros o por la estremecedora presencia de la peste, ese enemigo invisible que arrasó naciones y a la que muchos hacen tristemente alusión en la actualidad.

También la influencia de la Iglesia por un lado y el pecado por otro, ambos conviviendo y hostigando a la sociedad de la época. En este caso tanto el pecado como la religión están tratados desde un punto de vista satírico,con un monje que a pesar de gozar de pocos minutos de metraje, protagoniza alguno de los mejores momentos. O con las aventuras amorosas en las que Brancaleone se verá inmerso.

Picardia, vis cómica y carisma, algo de lo que Vittorio Gassman andaba sobrado. Su impetuosa y alocada interpretación viene a demostrar que ha sido, por méritos propios, uno de los más grandes en esto del cine.

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Comedia italiana conocida por ser de lo mejor del género, aunque no se si es porque ha envejecido bastante mal, o porque no le pillo yo el tipo de humor bien, porque me ha resultado algo sosa.

Más que humor al uso, digamos que es más tipo comedia negra, con las peripecias de un grupo de... ¿aventureros? en la edad media en busca de gloria y riquezas.

Hay partes medianamente divertidas, otras que no hacen gracia ninguna, y en un par de ocasiones he soltado alguna carcajada, más por el humor absurdo que por otra cosa.

La película es barata pero currada, las actuaciones reguleras y alguna que otra escena no está nada mal, pero de eso a ser uno de los grandes clásicos de la comedia italiana... no se yo.

Pues los Monty Phython debieron ver unas cuantas veces esta gran comedia de Monicelli antes de rodar 'Los caballeros de la Mesa Cuadrada' porque el parecido, casi saqueo, es evidente. Les quedó más divertida si cabe, pero muchos gags ya los habían servido Gassman, Volonté y los demás, absolutamente increíbles. Como increíbles son también el vestuario, con esos pelucones y esos enormes gorros y cofias de corchopán que casi no caben por las puertas. Y el montaje, luego copiado mil veces por, de nuevo, los mismos Monty Phyton. Una gran comedia a la que solo perjudica su desmesurada duración.

Te decían cuando protestabas: ¡Pero mira que es de Monicelli, genio de la comedia italiana!. ¡Pero advierte que la pantalla se puebla de antihéroes, de una trama bufa descarnada que entronca con la picaresca y bla bla!; ¡pero nota sus resonancias literarias!; pero que esto, que lo otro... Había que ver las críticas cuando se reestrenó en versión original, hace unos cuantos años. Que si la desmesura genial de Gassman, etc, etc. En fin, al grano: vista hoy, no tiene puta gracia, está más vieja que la madre de Norman Bates, y ni siquiera esa pizca de risa nostálgica nos saca. El crítico más fino es el que la compara con Pajares y Esteso o Alvaro Vitali, no porque tengan nada que ver, sino por la sensación de desazón que produce vista en la actualidad. Penosilla, cutre, mala.