Sucesor designado (Serie de TV)

Designated Survivor de ABC puede estar llena de lugares comunes, y de hecho los tiene por montón, pero está tan bien construido su piloto, es tan intenso el drama que plantea tanto en lo personal de su protagonista como de su familia, que uno se compra esta historia sin pensarlo dos veces. El segundo episodio ayer me sorprendió todavía más por su ritmo y sus giros muy bien plantados.

Sin duda lo mejor del otoño, después de haber padecido el desinfle de “Mr. Robot” que tuvo una segunda temporada irregular y un final que me ha llevado a tomar la decisión de no verla más.

Larga vida a Designated Survivor a la que, por los excelentes números en rating, le acaban de aprobar segunda temporada.

Con tanto House of Cards, Breaking Bad y The Wire, uno echa de menos el placer de ver una serie cuya única ambición sea entretenerte. Y ésta lo consigue.
Ves la Casa Blanca por fuera y por dentro, ves estallar el capitolio, sufres con los conflictos familiares y morales de sus protagonistas, hay acción y algo de suspense, y no falta un solo tópico de este tipo de series; los militares belicosos, el equipo del presidente 100% patriota y 150% trabajador, los agentes del FBI heroicos, la primera dama tan inteligente como sensible, el hijo rebelde y en conflicto permanente, el guardaespaldas sacrificado, etc..
Aquí no hay claroscuros, cada personaje es tal cual te esperas que sea.
Pero consigue sobradamente lo que busca; entretener.

Mi único pero es el final de la primera tanda de los 10 capítulos. ¿En serio?. Esto no se hace.

Es una serie de ritmo muy irregular, que va intercalando uno o dos episodios que enganchan bastante con uno o dos episodios aburridos que te hacen desconectar. Incluso en su tono es muy irregular, durante 3 temporadas no hay ningún momento en que la serie parezca saber qué tipo de serie quiere ser, siempre da la sensación de ir bandeando de un lado a otro sin tenerlo claro. Y pese a ello es un milagro que vaya manteniéndose a flote sin llegar a naufragar del todo.

De hecho, cada temporada tiene un estilo muy distinto: la primera temporada es claramente una serie de intriga terrorista que busca el cliffhanger, al estilo 24 o Homeland pero con poca acción; la segunda temporada, con el misterio terrorista ya resuelto, la serie se recicla como una versión de Hacendado de lo que en su día fue la maravillosa El Ala Oeste de la Casablanca, centrándose en el día a día de la política, el debate ideológico y los procedimientos del sistema burocrático; y la tercera temporada lleva todo eso a un formato más enfocado en el drama de personajes.

Ninguna de las temporadas llega a ser un producto especialmente destacable en ninguno de sus tres distintos estilos, pero a su vez todas ofrecen lo suficiente como para seguir dándole cancha a la serie, aunque necesita que el espectador tenga cierto interés por el subgénero político ya que si no, al ir perdiendo protagonismo el componente criminal, es posible que parte de su público se desenganche de la serie.

Yo no se si habría seguido viéndola de no haber sido cancelada (por segunda vez), para mi es una serie que se dejaba ver sin más, pero creo que ese final abrupto no es del todo malo para la serie ya que, aunque no fuese el final que tenían pensado sus autores, completa un arco de personaje certero y con matices para el papel de Kiefer Sutherland en su camino de ciudadano a político. Por eso, entre otras razones, el hecho de ser una serie cancelada no debería echar atrás a quienes pudiesen estar interesados en darle un vistazo. Al fin y al cabo, una serie cancelada no significa necesariamente que sea mala, solo significa que su público era minoritario, pero puede que tú seas parte de ese público.

Para pasar unas horas entretenido y no tener que hacer un ejercicio intelectual para comprender. La trama es ligera de seguir y recurre a trucos fáciles para avanzar sin tener que explicar demasiado. Eso hace que pierda algo de fuerza en cuanto a guión. Demasiada grasa patriotica, demasiado evangelio. Los actores bien. Sutherland muy interesante aunque el contexto en general puede resultar por momentos ñoño.
En cualquier caso, se deja querer.

A pesar de sus errores, de la ñoñería de la familia presidencial por momentos, de cierto buenismo en la figura del presidente que resulta ridículo, de algunas incoherencias, de las limitaciones de presupuesto. A pesar de todo, pareces estar viendo una nueva temporada de 24 ahora con una fuerte carga política pero con igual nivel de intensidad en general. Entretenimiento asegurado, actores muy aceptables y giros del guión para comer más palomitas.