Cómo celebré el fin del mundo

Entre las escasas muestras que llegan del cine rumano se encuentra Cómo celebré el fin del mundo, película ya de 2006 y dirigida por Catalin Mitulescu. Se trata de una película ambientada en 1989, año clave en la historia del por aquel entonces país del Este de Europa, y que supuso el derrocamiento del dictador comunista Ceausescu. Cosa que el director y guionista Mitulescu introduce en la trama de la historia (algo así, dicho sea ya, como un Cuéntame del año 1975 en los últimos días de Franco. Salvando todas las distancias). La protagonista de la película es una adolescente con ganas de vivir, de salir del país que no lo permite precisamente. En el colegio al que asiste conoce a un chico, los problemas comienzan cuando por accidente ambos rompen una estatuta del cabeza del dictador y ella es enviada a una escuela llamémosle especial. A todo esto, su hermano menor (más semejanzas involuntarias con Cuéntame) trama con sus amigos un plan para acabar con Ceausescu.

Cómo celebré el fin del mundo tiene cosas de Kusturica, si se me permite, aunque ambos cines no tengan nada que ver. El tono aquí es más intimista, menos extravagante. Tiene eso que he dicho de Cuéntame, supongo que sin saberlo el director. Tiene una ambientación también lograda. Al menos el clima de yugo dictatorial se transmite. Hay colores apagados, suciedad en esa escuela para chicos problemáticos (bienvenida a la cárcel, le vienen a decir los demás a modo de saludo a la chica nada más llegar). Lo que pasa es que está contado un poco de manera premiosa y a medida que avanza la película se te pierde. No obstante tiene sus aciertos narrativos y los sueños tanto de la chica como del hermano pequeño vertebran la columna vertebral de la historia. Y los secundarios adultos tienen una solidez a prueba de bombas.

En cierto sentido es una película de la que me esperaba más, un poco sí me ha decepcionado. No todas las películas que nos llegan de allí van a ser como Cuatro meses, tres semanas y dos días, aunque lo que sí veo es que esta cinematografía tiene como un halo de melancolía o de fatalismo. La trama de Cómo celebré el fin del mundo evidentemente que se presta también a ello.

En definitiva es una película muy real, muy apegada a lo que fueron en aquellos últimos días de Rumanía, y a la que hay que agradecer que mantenga los rasgos identificativos de la cinematografía de aquellos lares. Aunque ya digo que para mí el estilo narrativo sea algo tedioso y parsimonioso. Pero acaba la película y le puedes reconocer sus virtudes.

Tal vez desconocer como fue el régimen del dictador rumano hace un poco difícil situarse en el contexto, aunque desde el minuto uno podemos hacernos una idea (El culto a su persona, por ejemplo). La película se hace larga, aunque he de reconocer que el trabajo tanto de Petre como del pequeño Timotei Duma hacen mucho mas llevadera la película. El metraje tiene partes muy intensas y que despiertan la atención, pero sobra cinta por todos lados, así como potenciar las subtramas que van surgiendo y que caen en el olvido. Espléndida fotografía, tal vez lo mejor de la película. Es interesante de ver porque te acerca un poco más a la historia de las últimas dictaduras que hubo en Europa a finales del siglo XX, pero a veces aburre un poco.

A pesar de querer mostrar una historia que bien podría ser verdadera, y aquí no me refiero al "intento" de asesinato de Lali a Ceausescu sino a su hermana, pieza clave en el desarrollo de la película, le faltan explicar ciertos detalles que se nos escapan. En bastantes momentos se llega a centrar demasiado en la figura del hermano y no tanto en el resto de personajes, perdiendo así la oportunidad de mostrar más cosas que podrían haberla mejorado considerablemente.

No me aburrió en ningún momento y en alguna ocasión me hizo reír, por lo que no la considero mala, aunque tampoco se la recomendaría a mucha gente.

Rumanía, 1989. La película se contextualiza en un pequeño pueblo, se enfoca en Eva Matei (Dorotheea Petre), una joven que asiste a la secundaria y que comienza a descubrir el amor; y en “Lali” (Timotei Duma) su hermano menor, quien por el contrario se siente solo y busca él mismo conseguir una revolución.

En esta coyuntura la dictadura comunista de Nicolae Ceausescu se encontraba a punto de entrar en crisis, mientras la población vivía además de temerosos, con la esperanza de un nuevo comienzo. Estos dos puntos son los que retrata Mitulescu en este film del cual funge también como co-guionista en conjunto con Andreea Valean.

La película es bastante agradable de ver, aparte de los temas políticos que se tocan, hay una buena exploración de los protagonistas. Eva como una adolescente que quiere explorar su sexualidad y descubrir el mundo; y Lali como un niño que se da cuenta que su hermana es a la única persona que quiere y perderla sería lo peor para él.

Cum mi-am petrecut sfarsitul lumii es una obra bastante sencilla pero muy bien realizada, Mitulescu muestra las cosas de una forma muy natural y sin pretensiones político-moralistas, las actuaciones son maravillosas, destacar a la joven Petre ganadora del premio a Mejor interpretación femenina de la sección Un Certain Regard en la edición 59 de Cannes.

Linda película.

Tanto dice esa imagen donde a el pequeño se le cae el diente que daría el comienzo a esta historia de Rumania ubicada en los años 1989, pre caída del régimen de la dictadura.
Cuenta con sutileza y de manera muy sensible la situación que atraviesan los habitantes de este pequeño pueblo que no nos enteramos donde se ubica, puesta la mirada en Lalalilu que a su manera quiere matar al dictador Ceaucescu para poder tener a su hermana junto a el.
Comentario a parte merece la excelente Eva que conflictuada con su situación no sabe bien lo que hacer y se mete entre dos muchachos diferentes entre si.
Lo que no le puedo perdonar a este film es a estas alturas tener defectos técnicos, que aquel que sepa observar se dará cuenta.