D.A.R.Y.L.

Barret Oliver por fin logra destacarse en el mundo del cine con un papel no muy común: androide infantil. Un niño prodigio para su época, lástima que su talento no le alcanzó porque hubiera llegado lejos...

Cinta familiar propia de los 80, donde todas las edades disfrutarán de las aventuras de un niño prodigio que resulta ser un robot. Sin indagar mucho en el tema plantea los dilemas morales propios de la inteligencia artificial aplicada a robots humanoides. ¿Pueden sentir?, ¿cómo es posible que tenga predilecciones subjetivas como la preferencia de un alimento a otro?, ¿sería correcto matarlo?, ¿en qué momento un robot se convierte en humano?...

Interesante, y siendo una película que solo busca entretener, tampoco se para mucho en las respuestas, dando paso directamente a escenas de acción, escenas graciosas, alguna de drama y un final feliz.

Tiene algunos errores y en momentos peca de fantasiosa, pero es una acertada elección matar el tiempo con esta entretenida aventura hogareña de ciencia ficción y pinceladas de fantasía.

Si la vi, no tengo recuerdo de ello. Verla por primera vez me permite ser más objetivo pues no entra en juego la nostalgia. Y he de decir que me ha encantado.
Tiene la sencillez, el encanto y la inocencia que tanto echamos de menos de los 80.
Narración eficaz, limpia, sin enrollarse, con humor y aventuras, con personajes entrañables y muy simpáticos.
Este film pudo destacar más pero tenía serios competidores como Regreso al futuro o Los Goonies. El tiempo la ha tratado bien pues el tema de la inteligencia artificial es de total actualidad.

D.a.r.y.l, no pasará a la historia como un gran film de los 80, pero sí como una propuesta interesante, ya que el tema estaba enfocado de una manera diferente. La película busca ensalzar ciertos valores como la amistad y el respeto (muy poco vistos en el cine actual).
La primera hora del film es quizás lo mejor.Por su parte, la segunda se hace algo más densa, pero te mantiene atento. Una de sus mayores virtudes es la b.s.o de Marvin Hamlisch, con notas de tensión y otras de gran sensibilidad.
Como he comentado anteriormente no es un clásico de la década, pero sí una película que gustará a todos aquellos que recordamos aquella época con cierta nostalgia.

Historia tierna en extremo que es protagonizada por un niño perfecto que ha perdido la memoria y se ha extraviado, aparentemente. La familia que lo acoge de inmediato se prenda de El tan solo para mas adelante entender que no les pertenece. Sin los grandes escenarios, sin el gran guión y sin las mejores actuaciones, nos enseña que todos necesitamos un lugar al cual pertenecer. Que todos necesitamos ser amados y comprendidos, tomar helados, jugar al béisbol y tener amigos entrañables. Aun si se es un robot.