New Rose Hotel

Fallida cinta del inconstante Ferrara, capaz de firmar la sublime "The addiction" y esta inconsistencia de ritmo quebradizo y argumento agujereado. No es capaz de lograr ni un ápice de tensión y los momentos álgidos se diluyen en un mar de indiferencia. Los personajes son planos y fríos, carentes de interés. La idea de la que parte, sin embargo, no es mala y podía haber sido aprovechada con mucha más fortuna.

Por cierto, que alguien le enseñe a Ferrara qué es exactamente un Haiku y cómo se compone.

La pelicula tiene una premisa interesante, pero que se complica con el transcurso de la historia y con algunas escenas innecesarias.
Christopher Walken tiene una actuación excelente, lo mismo con Willem Dafoe pero que se apaga con la aparición de Asia Argento y con las excesivas escenas de sexo. Podría haber estado mucho mejor.

A pesar de estar basada en un relato de Gibson, la película tiene realmente poco de cyberpunk, del cyberpunk de neuromante. Quizás sea así en el relato de Gibson, no lo se, no lo he leído.
No tiene apenas nada de cyberpunk en su ambientación. Ya desde los créditos iniciales es un quiero y no puedo. Es como si no hubieren entendido el concepto de cyberpunk. No hay noche, no hay neón, no hay ciberespacio, no hay implantes. Están la Maas y la Hosaka, y ya. No hay, por ejemplo, la compleja historia de la Tessier-Ashpool, con estaciones espaciales, genealogías... No es que buscara una adaptación de Neuromante, pero sí algo de su espíritu. Y aquí no hay ni una partícula de él. Es una historia de complot industrial absolutamente contemporánea. Sin ningún exotismo, ningún aliciente. Sin ningún significado ni psicológico, ni moral, ni social, ni estético, ni económico...Ni estético. Bastante sexo, cero violencia, eso también es un desequilibrio en lo que espero del cyberpunk.
Ni Walken ni Dafoe salvan el barco. Walken va haciendo bailecitos en una especie de mezcla entre el Dr. House y su actuación en el video que rodó con Fatboy Slim. Y bueno, la belleza sobrevalorada de Asia Argento tampoco es que salve la papeleta.
La última media hora la mayor parte del tiempo es simple repetición de escenas anteriores. Es casi un engaño. Un collage de escenas anteriores con algunos momentos añadidos. Casi tomas falsas.
Desastroso. Una verdadera basura.

Horripilante película que te va desmoralizando a medida que la vas visionando.
Con dos actores de la talla de Dafoe y Walken, resulta incomprensible el bodrio estratosférico que han perpetrado.
Basura infecta.

"Pensamos que te habíamos encontrado, pero fuiste tú quien lo hizo; nos buscabas o a alguien similar. [...] Estaba sonriendo ante nuestro hallazgo: una herramienta nueva y bonita, brillante cual bisturí. [...] Lo curioso, Sandi, es que no me pareces real; [...] un ectoplasma, fantasma invocado por los espectros de la economía. Un fantasma del nuevo siglo...".

En sus escritos, Allan Poe dedicaba larguísimas reflexiones a una mujer ausente y a algún conjuro de maldad que hubiera podido provocar tal desgracia, en un mundo exterior de sombras, dudas ocultas por la neblina, escalofríos y monstruos tangibles, el lamento es insoportable en una habitación recogida. "New Rose Hotel" parece alimentarse de este principio y el estilo del autor, pero trasladándolo a un futuro no distante donde empresas de despiadados procederes juegan con las vidas decadentes de individuos movidos por los instintos más bajos y destinados a condenarse.
Es el amargo "cyberpunk" de William F. Gibson, recogido para la ocasión en la fascinante serie de cuentos "Burning Chrome", publicada en 1.986, y donde esta pieza en concreto se disputa la atención con otras no menos importantes ("The Winter Market", "The Gernsback Continuum" y, cómo no, "Johnny Mnemonic"...). En los '90, en el cine, se plasma intensamente el género, pero el deseo de hacerlo con "NRH" viene de mucho antes y necesitará varios años para madurar, empezando por tomarlo la despiadada Kathryn Bigelow, que insultó a Gibson y destrozó su narración en un guión del cual no tardaron en deshacerse.

Ella se largaría y, teniendo en mente un "thriller" de acción, Ed Pressman se acerca a Abel Ferrara, quien por fin ha cruzado la barrera de las obras independientes a encargos de presupuestos mayores, pero el guión es un asunto espinoso, se ve incapaz de hacer lo que le piden (y más tras saber que Schwarzenegger podría estar involucrado) e intenta ser más fiel a la idea original. Pero, al contemplar el resultado, asaltan las dudas. Lo primero: se deshace del concepto del "flashback", teniendo en cuenta que el relato se construye con los pensamientos de un tipo anónimo desde la claustrofóbica estancia de un hotel-cápsula, evocando los peligrosos hechos que le llevaron a ese estado de reclusión, huida y melancolía.
Fuera, el mundo que describe con sumo cuidado, dando al lector la identidad de su amada, Sandi, la joven que utilizó para camelarse a un genio de la biotecnología (Hiroshi) y entregárselo en bandeja a una ambiciosa empresa rival. Un mundo dominado por desalmados conspiradores donde la información se vuelve obsoleta mientras aún está en venta y los que una vez se creyeron héroes siguen siendo perdedores caídos en desgracia; el director quiere plasmar todo lo que sólo podría brotar de nuestra imaginación, manipulada con la jerga pegajosa, futurista y sorprendentemente poética de Gibson.

Pero aquél se apega a sus maneras minimalistas y concentra las situaciones en interiores, efectivamente, decadentes, dejando lo sórdido, lo sucio, lo apestoso, llenando la atmósfera, muy iluminada de neones rojos; este es un "cyberpunk" del más llano estrato, a la manera de Cronenberg. El exterior se intuye controlado por la influencia asiática, desde cualquier punto, pero al no aparecer físicamente en el cuento, Ferrara tampoco quiere exponerlo demasiado. No hay acciones propiamente escenificadas en él, sólo sucesos unidos como un puzzle en la cabeza del narrador, y precisamente así querrá plasmarlo.
El protagonista es Willem Dafoe, alejado de su propia historia, al margen de las luchas corporativas, él observa y sus ojos son los nuestros; Sandi es Asia Argento, sensual y misteriosa, una prostituta convertida (¿por azar?) en toda una "femme fatale"; el culpable de organizar los planes y desarrollarlos hacia una más que evidente catástrofe es Christopher Walken, otra vez con Ferrara, ese anti-héroe suyo por excelencia que necesita probarse a sí mismo antes de mimetizarse del todo con la basura del submundo en la que se metió tras su caída. Su manipulación llega a muchos niveles, a tantos que ni lo vemos...ya que casi todo lo sucedido no sucede...

No. El trío protagonista interacciona, improvisa, va y viene por habitaciones de hotel, bares, locales o despachos, se desliza por la cronología de los pensamientos del narrador de Gibson, y de hecho muchos de sus diálogos son frases tomadas literalmente de lo escrito; lo que ocurre fuera pertenece a una dimensión que se nos oculta, que sólo vemos a través de pantallas o en flashes que ponen imágenes difusas a las charlas de los personajes, más pegajosas y cargantes que las del cuento, ya que tenderán a extenderse en demasía. Walken disfruta recitando el enrevesado guión como un haiku y emplea su humor físico de un modo un tanto patético.
Dafoe está en la trama pero no participa en ella realmente porque el anterior orquesta la función. El cineasta Yoshitaka Amano es el perseguido Hiroshi, un objetivo lejano e inalcanzable; hay acciones, persecuciones, muertes, movimientos de intriga, de los que nos enteramos por conversaciones, cuando todo ha sucedido, y mientras una historia de amor extraña y trágica, sazonado todo, con mucho empeño, la perversión y la bajeza propia del universo de Ferrara. En él quiere incrustar los recuerdos de Gibson, despojándolos de ese tono mágico que confiere a su palabrería y visión tan peculiar.

La vuelta de tuerca llega durante una larga segunda parte, en realidad el relato tal como es, lo que debería haber iniciado el film, y que nos retrotrae al mismo argumento y las mismas conversaciones, pero apreciadas desde el punto de vista de alguien que ha abierto los ojos ante la manipulación y la demolición del amor verdadero.
¿Aun así, es necesaria tanta repetición para llegar a una conclusión que se sabía desde media hora antes?