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Demasiado tarde para lágrimas

Cine negro. Drama. Thriller Una noche, el matrimonio Palmer se dirige a una fiesta en su descapotable. A mitad de camino, Jane le ruega a su marido que vuelvan a casa. De regreso, se cruzan con un vehículo desde el que alguien lanza una maleta que cae en el asiento trasero del coche de los Palmer. La maleta está llena de dinero y los Palmer pretenden quedárselo, pero una serie de circunstancias hará que la suerte del matrimonio dure poco. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
14 de junio de 2010
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jane (Lizabeth Scott) y Alan Palmer (Arthur Kennedy) son un matrimonio común y corriente, pero una noche sus vidas cambian para siempre cuando viajando en sus auto convertible le lanzan un bulto con $60,000 en efectivo, aunque los buenos samaritanos se dan cuenta del error, los Palmer se van a la huida.

La dicha del matrimonio no dura mucho, Danny Fuller (Dan Duryea), un supuesto detective llega hasta la casa de los Palmer para exigir la devolución del bulto con el dinero, pero Danny comete un grave error, desprecia el tremendo poder de seducción de Jane.

Jane está decidida a aferrarse al dinero, incluso si esto significa tener que matar. La codicia cambia la personalidad totalmente de Jane y entra en un espiral de intrigas y asesinatos, solo por pretender quedarse con algo que no es de ella.

Jane Palmer es una simple y aburrida ama de casa, pero es sumamente inteligente, el problema es que la codicia la domino. El film a principio arranca lento, para luego a media película alcanzar el clímax y finalmente el desenlace. Una gran historia.

He podido observar que este tipo de película “film-noir” de finales de los años 40 y principios de los 50 cuentan con ese estilo, como lo fueron “Scarlet Street” (1945) y “The Strange Love of Martha Ivers” (1946) entre otras.

Las actuaciones de Lizabeth Scott y Dan Duryea( 1907-1968) son extraordinarias, ambos tienen una estrella en el El Paseo de la Fama de Hollywood, de hecho aparecieron en muchas películas del género “film-noir”.
operez
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7 de noviembre de 2019
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cine de serie B. Un término que se acuñó en la edad dorada de Hollywood para designar las películas hechas con poco presupuesto, destinadas a rellenar las sesiones dobles, tan frecuentes en aquella época, donde por el precio de una entrada, te ofrecían dos películas. Una más " apañada" para hacer boca, antes de degustar la " importante".
Ni qué decir tiene que los críticos no prestaban atención a estas películas. Con un equipo detrás de ellas que esperaban su oportunidad para dar el salto a la Premier, fueron una magnífica escuela de entrenamiento de muchos profesionales. Con cuatro duros y treinta días de rodaje, tenían que parir películas que dieran al público un grado de entretenimiento razonable.
Western, Ciencia ficción, Terror, Fantástico...Eran géneros que se prestaban a servir de aperitivo antes del banquete.
Y, por supuesto, el cine negro.
Pero a veces como todas las artes que se nutren y se inspiran de lo que se cuece en sus cocinas, surgía alguna de estas películas que, en su simpleza, destacaba por encima de las demás y que, sin ninguna pretensión artística, ofrecía un pequeño bocado de cielo.
Que se lo digan a Quentin Tarantino, gran admirador y digno sucesor de estos films, tan apreciado por la generación actual.
La serie B ha dado grandes " pequeñas joyas". Sólo en el cine negro y así a bote pronto me vienen " Envuelto en la sombra", " Con las horas contadas", " A 23 pasos de Baker Street"....y, por supuesto, ésta.
Con una Lizabeth Scott soberbia como protagonista casi absoluta, la mal llamada Lauren Bacall de segunda, por su parecido con esta actriz, encarna uno de los personajes que más nos han atraído desde siempre en el cine negro; la femme fatal.
Con un guion preciso y una trama enrevesada iremos siguiendo a esta actriz en su descenso a los infiernos a medida que vayamos comprobando la viveza de su inteligencia y la ausencia de su corazón.
Un matrimonio va en coche por una carretera solitaria. De pronto, al cruzarse con otro vehículo, éste arroja al maletero de su coche un maletín. Cuál será su sorpresa cuando comprueben que ese maletín está repleto de billetes.
Y ya. No digo más. Túmbense en el sofá y relájense con esta entretenida trama que le dejará pegados.
Y no. No es perfecta ni mucho menos. Tiene algunos altibajos en su ritmo, una subtrama algo más floja y un final que desmerece un poco. Pero el conjunto es tan satisfactorio, que yo no puedo evitar rendirme ante esta películita que, sin embargo, ofrece mucho más de lo que promete para variar y al revés de lo que ocurre con el 80% de los films.
Ah, y sale Dan Duryea. Qué bien hacía de " cerdo" este actor. Me encanta.
Izeta
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22 de septiembre de 2017
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El azar siempre aguarda agazapado detrás de las esquinas y por eso su aparición es imprevisible y su presencia indetectable.
El curso de los acontecimientos se rige por leyes extrañas que no atienden a consejos, no se sujetan a normas y su paso es tortuoso.

Dicen que la envidia y la ambición representan el motor que mueve a la humanidad; pero ésta, incapaz de reconocerlo, las reviste con el color de mil coartadas para poder invocarlas con impunidad.

B. Haskin -guión de R. Huggins- nos ofrece un película muy cargada de emociones fuertes, apuntes de filosofía y un alto grado de intensidad.
ABSENTA
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29 de abril de 2023
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica. Estupenda película de cine negro, y de serie B, las dos cosas. Lo tiene todo, empezando por el metraje, contenido. El guión es bueno, los diálogos también, las interpretaciones muy propias y la dirección estupenda
Haskin es buen director, no tiene la fama de otros, ni mucho menos, pero es un muy buen director, solvente, certero, emocional...
Además cuenta con el mito de este tipo de películas, Dan Duryea, que es un actor que jamás ha hecho de bueno... en todas las películas que le he visto, y ya han sido muchas, siempre hace de malo, siempre. Ya sea en el oeste, ya sea en cine negro... No le recuerdo ahora en alguna de guerra, que seguro que tiene, pero no será de personaje bondadoso, tranquila, bueno, sincero, será taimado, duro, berroqueño, rocoso...
Las dos actrices se llaman, respectivamente: Lizabeth Scott, y Kristine Miller. No hicieron muchas películas, 22 y 17 respectivamente, no parece que tuvieron una carrera muy sólida... Tienen ese punto de mujer clásica, muy rubia tan de moda en aquella época.
ÁAD
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