Born to Be Blue

No soy cultor del jazz, una música de “negros” nacida en los Estados Unidos, concretamente, en el Sur. Born to Be Blue es la biografía de Chet Baker (1929-1988) con la piel del actor Ethan Hawke, en una caracterización que nos pareció sentida, bien labrada. Chet Baker (1929-1988), es un artista maldito, rebelde y enamorado de su arte, en consecuencia, es un alma libre y peligrosamente vulnerable respecto a sí misma. Por su condición de blanco “privilegiado” es un intruso en una bandería presidida por los negros; quienes le acusan de blandengue por no saber lo que es la vida y sus infortunios, algo de lo que ellos sí conocen y transmiten desde una música con notas y melodías como alaridos. Chet Baker, se antepuso a todo eso desde una autodestrucción premeditada al refugiarse en la heroína como medicina. Su arte, su legado, su trompeta melancólica, es al fin y al cabo un regalo para todos quienes le sobrevivimos y podemos, aún, escucharle, como actualmente estoy haciendo al escribir ésta muy breve reseña.

Me sorprendió gratamente, no conocia nada del trompetista de jazz Chet Baker, alguna pieza suelta la verdad y esta película me hizo aprender cosas nuevas, conocer la vida de un gran músico y me hizo informarme más sobre su historia, esto es una de las grandes cosas que nos aporta el cine, siempre aprendes algo y es capaz de sorprenderte.
La película se me pasó volando, la disfruté bastante tanto por la historia, como con el desarrollo de la misma. La recomiendo, un placer.

Una película Sosa, predecible y a la vez pretenciosa.
La película no habla de música y dejan mucho que desear las versiones que se escuchan (que en su mayoría no son de Chet Baker).

La música como ente (que es el legado más relevante que nos dejó Chet Baker) se trata de forma completamente superficial.

Pónganse un disco y dejense de coñazos rollo whiplas y americanadas del estilo.

Concretamente escuchen su directo en montmartre.

Buenas noches y dejen en paz a Schubert..

Últimamente se están haciendo muchas películas de figuras del jazz de mediados del siglo pasado. Este año nos han llegado sin ir más lejos “Miles Ahead” y ésta que nos ocupa. No soy ningún entendido en jazz, la verdad y debo reconocer que no conocía la figura de este Chet Baker hasta que vi el film e investigué un poco más sobre él. Quizá este sea el principal hándicap de este tipo de películas, que debes conocer algo del protagonista para que la comprendas mejor, así, si no sabes quién es, el interés disminuye algo.
Por lo demás, la película tiene muchas de las constantes de las películas de este género si bien es verdad que intenta ser original. Intenta ser original en que no es una biografía al uso, sino que se fija en una época de su vida muy concreta. Cuando han pasado sus mejores años y lucha para volver a ser quién fue. Ahí estriba su principal baza. Lo demás se nos cuenta a través de flashbacks más o menos acertados. Así, la película es un estudio sobre el destino trágico de este tipo de artistas, cómo no están hechos para ser felices, sino que su obsesión por el éxito, por el triunfo, por dejar su sello es mayor que ellos mismos y cómo eso les lleva por una senda autodestructiva de la que no es nada fácil salir. El bueno de Baker es un ejemplo de ello. Es incapaz de escapar de su ego y de sus adicciones.
La película también se aprovecha de una gran interpretación de Ethan Hawke.

Atípico biopic que pone en primera línea a uno de los compositores e intérpretes de jazz menos canónicos de las últimas décadas.

Vaya por delante que no soy un gran aficionado al estilo musical pero sí a sus figuras, siempre he valorado ese trasfondo que desprenden a medio camino entre la melancolía y la autodestrucción, entre el tormento interior y la explosión incontrolada de sentimientos… escoger a Chet Baker como objeto del film es casi una necesidad, estamos hablando no obstante de alguien quien popularizo el estilo a cotas pocas veces alcanzadas por el resto de compañeros de profesión, de un tipo bocazas, marrullero y chulillo, remedo de James Dean, que tocaba desde las entrañas, insuflando pasión y corazón pero que albergaba en su interior unos demonios internos incontrolables. Todo una rockstar.

No es un film biográfico al uso ya que la narración va desarrollándose paulatinamente de tal manera que el espectador se sitúe en el momento vital definitivo de Chet, ese momento en el que por vicisitudes de la vida tuvo que reinventarse y sacó de dentro de sí la música que aún latía en su corazón. Posteriormente (y no es spoiler) terminó sus días viviendo como siempre quiso, de manera solitaria, narcotizado y rodeado de perdedores, escogiendo Ámsterdam como base de operaciones definitiva.

Solo por la maravillosa interpretación de Ethan Hawk merece la pena acercarse a “Born to be blue”, al igual que Baker es un ángel al que se le ven las alas heridas, un muchacho con mucho talento pero sin ningún control y un genio que se reinventa a cada paso que da.

Una muy grata sorpresa que no dejará indiferentes ni a los aficionados del jazz ni a los profanos en la materia.