Will & Grace (Serie de TV)

De las series más divertidas e inteligentes sobre gays.
Los protagonistas son ágiles e inteligentes, liderando con maestría las historias y reflejando una gran amistad.
Los secundarios son un tanto esperpénticos, pero le dan la gota de humor suficiente para poder tratar temas reales.
Espero que la vuelvan a echar pronto porque es de las series que más he disfrutado, con las que más me he reido, en mi vida.
Gracias Will&Grace

Juzgar esta concatenación de disparatados guiones sin sentido, situaciones esperpénticas y demás chorradas a cada cual mayor por el rasero de lo “políticamente correcto” es la mayor parida de entre todas las que sugiere esta serie, mucho más allá de las que dramatizan sus propios intérpretes y por las cuales se molesta tanta gente.

Que alguien se indigne por las actitudes estereotipadas de los personajes me resulta un empeño estúpido en esforzarse y malgastar inútilmente energías contra una serie prescindible, pero agradecida a las cuatro de la tarde (hora crítica...):

- Todos ellos y ellas son excesivos: las chicas insensibles; los chicos gays de diseño. Están forrados pero se baten a muerte por una ración de tallarines (qué cutrada...). Todas las noches piden comida a domicilio al chino del barrio, viven en Brooklyn y Manhattan pero nunca han salido de sus lindes, se empastillan de psicofármacos para naturalizar esa desconexión entre serotonina y neurotransmisores tan “típica” de la muestra newyorkina representativa que nos enseñan y a la que hacen pasar por "enferma mental", (sabemos que esas “neuradas” sólo las puede psicosomatizar Woody Allen o alguno de sus personajes) y además, viajan a Camboya con el objetivo de comprar a bajo coste las prendas de Tommy Hilfiger. También se gastan 1.500 dólares en helado de chocolate envasado al “diseño” y beben vodka en chupitos ridículos porque así se estila en N.Y.

Viven en edificios cuyos rellanos parecen los pórticos de la entrada a la Zarzuela. Las criadas, porque no son empleadas domésticas (¡qué eufemismo!) son latinas y además unas cafres. Todo sucede a ritmo de gag, vodevil cutre, mucho atrezzo de apartamento newyorkino, con resultados forzadamente cómicos, repetición y reiteraciön de situaciones que pretenden resultar cotidianamente esperpénticas y ahí se acaba la cosa. No da para más.

Una mierda, en definitva. Pero ¡oh!, menudo hostiazo que le han dado estos cuatro seres prosaicos de New York City al tal Tommy Hilfiger, (sí, a ese explotador).

Por cierto, grandísimos actores invitados en cada capítulo. Seguramente lo más destacable de la serie: he visto pasar a Debbie Reynolds, Geena Davis, Jeff Goldblun, Kevin Bacon y coño... hasta al broker Michael Douglas por ese apartamento. La gentuza se vende al mejor postor, claro está. Eso sí... que se joda Hilfiger.

En el año 1998, la NBC apostó, cabe decir que sin mucha convicción de éxito, en una serie sobre gays y heteros de dudosas aspiraciones morales y carentes de seriedad, es decir, unos excéntricos de mucho cuidado. Esta sitcom se convirtió en seguida en uno de los shows televisivos más seguidos, capaz de hacer sombra a la mismísima Friends: hay para hacerse cruces. En fin, aquellos de vosotros que la hayáis visto alguna vez habréis notado que la serie no es nada novedosa, puesto que trata sobre situaciones "reales" (un poco sacadas de contexto en la mayoría de ocasiones) entre personas "cotidianas" (poco creíbles es quedarse algo corto). Para mi, su éxito radica precisamente en que intenta tratar temas triviales de forma hiperbólica y disparatada, aludiendo de manera casi continua a la vida de los famosos estadounidenses, convertidos (nefasta decisión por cierto) en españoles por los dobladores.

Que una mujer se enamore de un homosexual ocurre hasta en las mejores familias, que acaben viviendo juntos como si fueran pareja es posible pero poco probable. Que esto ocurra en Nueva York, en el Upper West Side de Manhattan para más señas, lo hace algo más creíble, y que esta singular pareja acabe asociándose con otra pareja formada por otro gay moldeado por la santísima Cher y una ricachona drogadicta y alcohólica que campa a sus anchas por la ciudad vuelve a ser sospechosamente poco plausible. Voluntad y gracia, que es la traducción de Will & Grace, además de dos nombres propios, resumen las características de los protagonistas, la voluntad de encontrar pareja y la gracia por la que la suerte sonríe al dúo (y al cuarteto cuando pertenece) con excesiva regularidad.

Dicho esto, hay que valorar positivamente la cara entretenida de la serie que es lo que a mi me ha permitido llegar hasta el último capítulo (187 en total) de sus ocho temporadas. A este entretenimiento y divertimiento sobre locazas y mujeres desesperadas, hay que sumar también el apartado de los cameos. Los cameos, sobre todo a partir de la tercera temporada, se convierten en un elemento más del show y en una herramienta para captar más adeptos. Las apariciones de famosos no cesan y a medida que se avanza estrellas de mayor envergadura van apareciendo ya sea para poner la cara o para quedarse unos cuantos episodios. Por poner algunos ejemplos entre muchos: Sidney Pollack, Cher, Britney Spears, Patrick Dempsey, Madonna, Harry Connick Jr, Woody Harrelson, John Cleese, Geena Davis, Miguel Ferrer, Matt Damon, Andy García, Elton John, Jennifer Lopez, Janet Jackson, Ellen DeGeneres, Minnie Driver, Macaulay Culkin, Alec Baldwin, Jack Black, James Earl Jones, Rosie O'Donnell, Demi Moore, Sharon Stone, Luke Perry, Jeff Goldblum, Kevin Bacon, Michael Douglas, Glenn Close, Gene Wilder, Tom Skerritt, etc.

..Continúa en la zona de spoiler por falta de espacio sin desvelar nada..

Un saludo.

"Will & Grace" es la primera serie de la historia que trata la homosexualidad abiertamente y tiene un personaje gay como protagonista. Además, es la segunda serie tras "Friends" con más nominaciones y premios Emmy de la historia.
Con esta introducción solo puedo decir que esta serie no defrauda, y que sus 8 temporadas resultan totalmente divertidas y entrañables. Sus capítulos de 20 minutos de duración hacen que uno se introduzca fácilmente en la trama, y la risa esté garantizada.
Aunque la serie lleve únicamente los nombres de dos personajes, hay que decir que cuenta con cuatro protagonistas, que forman un equipo fantástico regalándonos anécdotas irrepetibles.
Eric McCormack da vida a Will, un abogado gay con una alta posición económica, y que sueña con poder encontrar el hombre de su vida y así poder formar una familia, y que la sociedad pueda aceptar sin problemas la convivencia de dos hombres.
Debra Messing es Grace, una joven diseñadora que tampoco encuentra al hombre de su vida, y que es la amiga íntima de Will. Ambos forman una pareja que no tienen secretos y que se apoyan en todos los momentos.
Sean Hayes es Jack, un joven gay superficial que sueña con ser una estrella, y que no quiere comprometerse con ningún hombre. Él es una joven locaza que vive de sus amigos y se acuesta con cualquier cosa que tenga pantalones.
Por último, Megan Mullaly es Karen, una mujer extremadamente millonaria y superficial, a la que no le importa nada ni nadie. Únicamente gasta dinero siendo fría como el hielo, y diciendo lo primero que se le pasa por la cabeza y lo que realmente piensa, sin pensar en las consecuencias que tendrán sus comentarios.
Los cuatro actores realizan un trabajo soberbio, regalando unas interpretaciones magníficas que resultan totalmente cómicas y emotivas.
En fin, nos encontramos ante una comedia por la que no ha pasado el tiempo y que sigue funcionando perfectamente. Su humor fresco y su reparto (en el cual participan muchos famosos)hacen que los capítulos sean totalmente efectivos y no defrauden.

Si bien 'Will & Grace' es una buena serie, con buenas tramas y diálogos, encuentro a los protagonistas y su entorno demasiado elitistas y perfectos, e incluso, bastante estereotipados. Muy en la línea de 'Friends' es una comedia bastante entretenida aunque con un pésimo doblaje típico de las series de La2