Yo, robot

Se dice que Yo, Robot es una adaptación de los relatos homónimos de Isaac Asimov. Sin embargo, está basada en Caliban de Isaac Asimov, escrita por Roger McBride Allen, que basaba su relato en las leyes de la robótica que "inventó" Asimov. Teniendo en cuenta que Isaac Asimov habló de internet en su total complejidad cuando la red era sólo un bebé, tal vez deberíamos tomar esta idea muy en serio.

Alex Proyas al mando. El director no suele dejar indiferente a nadie. Sus películas siempre siembran discordia. Yo, en este caso, me pongo de su lado (al igual que en El cuervo). Aunque las escenas de acción a veces se le van de las manos, es evidente que sabe preparar las situaciones en las que se desarrollan. Proyas aprovecha el buen diseño de todo lo presente en la película y saca el máximo provecho de ello. Si a esto le unimos unos personajes construidos a base de tópicos pero bien interconectados, tenemos un desarrollo lógico en un paraje idóneo. Por desgracia para Proyas, la crítica suele cebarse con las películas de acción, viendo solamente lo básico y tachando las capas interiores de simplonas. Sin embargo, cualquiera que tenga la capacidad de centrarse, se dará cuenta de que la película no pretende en ningún momento ser más de lo que es, con lo que el hecho de que lo consiga, debería ser más que suficiente. Proyas peca, tal vez, de querer impactar demasiado en las "revelaciones", aunque no tiene la mayor importancia ya que es algo que sucede pocas veces.

Will Smith hace de Will Smith. Chistoso, chulo y desafiante, son tres adjetivos que se unen a Will Smith en gran parte de su filmografía. El papel de 'Spooner' parece hecho a su medida, y el actor-productor-rapero saca buen provecho de ello. Bridget Moynahan, fatal. Si bien su personaje debe mostrarse como una oveja más del rebaño social, eso no es motivo suficiente para que ponga la misma puta jeta durante toda la película. Con un Bruce Greenwood correcto y un soberbio Chi McBride, se completa un reparto con luces y sombras.

Resumiendo, que es gerundio: se tiende a pensar que Yo, robot es otra película de acción sin nada más que tiros y explosiones en la que aparecen robots, pero teniendo en cuenta de dónde viene la base del guión, igual deberíamos pensar que hay algo más. No voy a ponerme conspiranóico, pero creo que está bien valorar las películas por todo lo que son, y no quedarse en la cáscara.

Film situado en el año 2034, basado libremente en los relatos de Isaac Asimov y en sus famosas tres leyes de la robótica: 1) Un robot no puede hacer daño a un ser humano, o por su pasividad, permitir que lo sufra. 2) Un robot debe obedecer las órdenes de un humano, a no ser que entren en conflicto con la primera ley. 3) Un robot debe autoprotegerse, a no ser que esto entre en conflicto con las otras dos leyes. La trama describe la investigación del asesinato de un conocido científico, diseñador de robots, a cargo del detective Spooner. El principal sospechoso de esa muerte es un robot, Sonny, lo que podría ser un escándalo mayúsculo, en vísperas de una comercialización masiva de androides a cargo de la empresa U.S. Robotics. La psiquiatra de robots Susan Calvin ayudará al policía en su investigación, aunque ella no deja de advertir en él una animadversión hacia los robots, que hunde sus raíces en un hecho traumático del pasado.

Estupenda historia futurista, cuyas magníficas escenas de acción y efectos visuales no son obstáculo para cuidar una trama entretenida, donde las piezas encajan, y con resolución más o menos sorprendente e inquietante. No en vano dirige la película Alex Proyas, que ya nos ha dejado buenas piezas de cine fantástico en El cuervo y, sobre todo, en Dark City. Ya sólo el arranque, en que el poli (encarnado con convicción por Will Smith) persigue a un robot que ha robado, aparentemente, un bolso a una señora, es todo un alarde de ingenio, que sirve para recordar las tres leyes y la suspicacia de Spooner con los robots. El film ahonda en la idea de una humanidad cada vez más deshumanizada y solitaria, que contrasta con el robot Sonny, que empieza a presentar reacciones de auténtica persona. Y logra ser coherente en la explicación del comportamiento anómalo de los robots. La ciudad de Chicago, tal y como podría ser en el futuro, está muy bien representada, con imágenes de la ciudad conocidas a las que se añaden digitalmente edificios, como el de U.S. Robotics, o un moderno tren monorraíl.

Alex Proyas decide dejar de lado la reflexión, que da para mucho y el que ha leído a Asimov lo sabe, para encarar la película con el tono de la acción y el espectáculo subido al máximo. Tampoco es que haya excesivos alardes de efectos visuales, estamos ante el desarrollo de una trama sencilla en la que mandan obligadamente los píxeles, no en vano uno de los protagonistas es un robot, pero opino que las persecuciones y los tiros así, inhumanos, o mejor, robotizados, pierden elegancia y todo mi interés desaparece.
Reconozco que Will Smith es un tío que me cae bien y su humor, cuando aparece, salva a mi juicio los muebles.
No es una película exigente por lo tanto, va a lo que va, a entretener, pero como esa acción se enmarca en la ciencia-ficción y como sobre gustos no deben haber disputas... pues suspenso. En realidad agradezco que no sea tan pretenciosa como Matrix.

Esta no es una película sobre una novela o narración de Asimov. Tan sólo usa el mítico título y tal vez la idea primaria, amén de las tres leyes de la robótica. Si alguien piensa en ver el concepto del futuro de Asimov, que se olvide o bien que vea "El hombre bicentenario", que si se acerca a ese utópico mundo. Aquí, como dice Will Smith ante la coprotagonista, las leyes se han hecho para saltárselas... incluso las de la robótica, una auténtica herejía asimoviana.

Asi que el que vea la película debe verla como una más de ciencia-ficción próxima, en un futuro posible o distópico, ya lo veremos. Y así, la película funciona, y mucho. Will Smith resulta convincente, a pesar de sus chistecitos, Sony es un personaje magnífico, pero el que brilla es Alex Proyas, un genio del cine de ciencia-ficción, el creador de esa maravilla llamada "Dark City". Como en su película, Proyas cuida enormemente la ambientación futura, el diseño de los robots, magnífica e innovadora, nos subyuga con una música envolvente y narra una magnética y misteriosa historia, con una eficacia y vigorosidad magnífica. No te despegas de la pantalla hasta el final.

La película vale la pena, pero no olviden, es Proyas no Asimov.

No he leído la novela de Asimov, pero la peli me ha resultado cargante. Will Smith... bueno, qué más decir, exhibiendo rol de poli chuleta y molón a la par que socarrón que hemos visto en millones de cintas. Cargante. los efectos... pues eso, de dibujos animados, sin un solo punto de realismo. Cargante. Los personajes, arquetipos clásicos en el cine comercial de Hollywood. Cargante. Y los robots lucen un diseño que resulta hasta afeminado.