Un gato en París

No es necesario, en la mayoría de los casos, versionar o adaptar en una cinta de casi dos horas la gran cantidad de historias gráficas o libros de cómics estupendos que andan por ahí. Bélgica es un gran productor y Francia un gran distribuidor así que porqué no llevarlos a la pantalla aunque sea con un menor metraje. Este pudiera ser el caso de esta cinta que se ve con deleite y se disfruta con niños y sin ellos. Más si uno tiene o le gustan los gatos y París. Una buena alternativa a Pixar y cía. cuyo monopolio visual y estético nos priva de otras miradas bellas, sugerentes o cuando menos interesantes. La animación europea no se prodiga mucho pero se aplica aquello, quizás forzado por la economía, de que más vale calidad que cantidad. Deberían aprender los animadores españoles que salvo honrosas excepciones confunden animación con ñoñeria e infantilismo en burdos remedos de las factorías USA, baste repasar los estrenos de este 2010.

A 78 r.p.m. suena el jazzístico “I wished on the Moon” en la voz de Billie Holiday mientras un ágil ladrón acompañado por un gato se deslizan por los tejados abuhardillados de la noche parisina.

Buena muestra del cine de animación francés, con unos títulos de crédito al más puro estilo Saul Bass, que sin duda nos recordarán a los de “Anatomía de un asesinato”, “Atrápame si puedes” o incluso a los del liviano y falto de tensión Tintín de Spielberg. En dichos títulos, tanto los iniciales como los que rematan el film, se utilizan 2 colores planos, azul para el cielo y negro para la silueta de chimeneas, antenas y buhardillas, con las letras en blanco y apoyados por una banda sonora intrigante y anunciadora de peligros.

El tándem formado por Jean-Loup Felicioli y Alain Gagnol se decantan por el genero policiaco, siendo el gato del título el nexo de unión entre los 3 componentes de la historia: una niña y su madre policía, un buen ladrón, y un villano y su banda. Continuas persecuciones entrelazadas que acabarán en la catedral de Notre Dame entre gárgolas y grúas con saltos y equilibrios imposibles.

Las figuras humanas pueden recordarnos al cubismo picassiano, por lo que no nos encontramos con unos personajes de belleza al uso en su apariencia, pero sí que nos deja impagables skyline.

Quizá el guión sea lo más flojo de esta película, tanto por lo previsible como por lo arquetípico de sus personajes, pero no olvidemos que en principio el público objetivo es el infantil, y encontrándonos con temas como el asesinato de un padre, el trauma que esto provoca en su mujer e hija, la venganza, el robo, etc, creo que es totalmente perdonable el no profundizar en ello, ya tenemos otro tipo de películas para ello.

Por tanto, recomendable, con buen ritmo que no decae ni 1 segundo en casi 70 minutos de metraje.

La lástima es que únicamente se puede ver en un cine de Madrid, gracias otra vez a los Verdi, y solo en el pase matinal de fin de semana. No quiero ni imaginar, pero probablemente en el resto del territorio no tendrán siquiera esta posibilidad.

No hace falta animación de calidad suprema para poder contar una historia interesante.
Muestras de ello son El Ilusionista, Las Trillizas de Belleville, The Secret of Kells o Vals with Bashir, por ejemplo.

Lo interesante es que los guiones iban por encima de los trazos finales y por esa razón, sus personajes carismáticos transmitían mucho más que lo que se podía ver a ojo pelado.
No importa si el mago no parecía mago en trazos: la intensidad de su personaje nos llevaba a "ver" un mago completo y directo.

Un gato en París cuenta con trazos no tan precisos y la belleza no abunda en sus planos, pero podría no importar.
Lo que no acompaña la historia es un guión consistente y eso sí deja en evidencia su falta de calidad en imágenes.
Puedo aceptar que no tenga una estética destacable, pero me cuesta alabar un producto que no cuenta que una historia potente detrás. Este ese el caso de Un Gato en París.

La historia es tan simple como infantil, y bien podría haber sido un cortometraje.
Un ladrón experimentado que de noche, para sus robos, cuenta con la compañía de un gato que durante el día pertenece a una pequeña niña.

El caracter dual del gato y la inteligencia del ladrón son las dos pequeñas virtudes del film, aunque no alcanza solo con eso para darnos un producto candidato al Oscar.

25/03(06/02/12) Muy grata sorpresa este film de animación galo, me he acercado a él por su nominación al Oscar y me he encontrado con una obra con mucho mérito. Es la ópera prima en un largo de los realizadores que ya habían hecho cortos y relata en el evocador escenario de París la vida de un simpático gato negro, Dino, por el día convive con una niña que por el trauma de la muerte de su padre no habla, Zoe, y su madre, Jeanne, una policía que busca desesperadamente al criminal, Victor Costa, que asesinó a su marido, por la noche el minino sale por la ventana y va a su segundo hogar, el de Nico, un ladrón de guante blanco, es un acróbata que pulula nocturnamente por los tejados de la ciudad en busca de su próximo botín, una noche Zoe sigue a Dino siendo esto el detonante de un lio en el que se verán envueltos la banda de Victor Costa, Jeanne, Nico y sobre todo Dino, derivando en espectaculares persecuciones por las alturas de ‘La Ciudad de las Luces’, teniendo su broche final en el techo de Notre Dame. Es esta una historia de género policiaco que bebe del film noir, el polar francés, es un entrañable tributo a este modo donde lo que más impacta es su peculiar estilo, toda una reivindicación del dibujo a mano, con una especie de cruce entre el cubismo picassiano y lo naif, donde las perspectivas se distorsionan, de colores planos, para alejarnos de cualquier realismo, quedándonos un viaje retro a nuestra niñez, delicioso. El guión sabe mezclar la simpleza infantil, donde los buenos y los malos están bien diferenciados, no se ahonda en demasía en los personajes, con unos trazos se nos describen, siendo clichés, un ritmo frenético, escenas vigorosas y rebosantes de espíritu aventurero, ingeniosos toques de humor y una duración que no aburrirá a los infantiles, pero para los adultos nos quedan las constantes referencias cinéfilas, desde sus magníficos títulos de crédito, un cruce entre ‘Mad Men’, ‘Vértigo’, ‘Hostage’ o ‘Atrápame si puedes’, Nico recuerda al de la hitchcockiana ‘Atrapa a un ladrón’, referencias a Tarantino cuando la banda de malos se ponen los nombres, ‘Reservoir Dogs’, o cuando debaten sobre comidas, ‘Pulp Fiction’ y más, también son buenas las imágenes oníricas en las que los personajes reflejan sus obsesiones, por un lado Jeanne viendo a Costa como un pulpo endemoniado, o al propio Costa imaginando al Coloso de Nairobi cual Godzilla atravesando la las calles parisinas, como reseñable es el genial tramo en el piso en total oscuridad, como las personas son perfiladas por líneas blancas y así disfrutamos de una muy divertida secuencia. La cinta es un homenaje a París, a sus tejados abuhardillados, a su radiante y fascinante noche, ello adornado por una bellísima banda sonora que en tonos jazzísticos nos hacen flotar, así como son utilizados como recurso para transmitir emociones. No es una obra redonda, pero tampoco lo busca, es un pasatiempo muy ameno de los que deja un muy buen sabor de boca sin querer moralizar. Fuerza y honor!!!

Demostración del poderío en su argumento para maniatar al espectador a la butaca durante escasos 70 minutos, y demostrarle que la técnica tradicional en animación seguirá siendo opción para directores capaces de transmitir y llevar a chicos y adultos a lugares recónditos de la imaginación.

Un ejemplar que deja entrever su apego más a la expresión artística del autor, la cual se encuentra exenta de complacencias estéticas, características del consumismo feroz al que nos vemos expuestos diariamente.

Sencilla y espontánea.