El valle de la violencia

Con una buena dirección de Andrew V. McLaglen, y una estupenda interpretación del maestro James Stewart asistimos a una historia bien contada sobre una familia en la guerra de secesión americana.
Lo principal del film es el fondo moralista y antibélico. Muy cargada de buenos sentimientos familiares y de bellas reflexiones, es una de esas películas de los años sesenta que gustan ver y recordar como los buenos films del oeste, fotografiados en un buen technicolor y con una ambientación perfecta. Muy recomendable para los amantes del género y que dejará huella para volver a verla más adelante.
La versión española (doblaje), realizada en Barcelona, es de las de lujo.

José Antonio ZG

Alegato antibelicista y antiracista el que nos muestra uno de los más avezados ayudantes de John Ford, cuya esencia se palpa. Andrew V. McLaglen dirige con pulso firme este western en plena guerra de Secesión americana, donde un viudo y conservador terrateniente no quiere saber nada de la misma ni inmiscuirse hasta que la propia guerra llama a su puerta.

Un gran James Stewart, es el patriarca de la familia que lleva hasta sus últimas consecuencias su conservadurismo y sus tradiciones, contrario a la esclavitud, sacando su rancho adelante con la ayuda de su media docena de hijos y no empleando mano de obra esclava en un Estado como Virginia donde la esclavitud estaba enraizada.

Western serio, con ritmo y colorido, donde se palpan una vez más los horrores de la guerra, la injusticia de la misma, y más cuando son guerras civiles.

Notable, 7.

Estoy de acuerdo con Miquel en todo lo que ha mencionado en su crítica. Lo de los toques de humor es verdad ( la vaca en el campo de batalla, o los retrasos de la familia de James Stewart en la misa dominical etc...) aunque el tono de la cinta llega a ser más dramático que otra cosa ( tenemos en cuenta que se trata de una historia relacionada con una cruel guerra civil)
Siendo un incondicional sobre las películas sobre la guerra de secesión norteamericana, me aparto un poco de mi fanatismo para reconocer esta película como una cinta recomendable.
También suscribo lo que menciona Miquel sobre los monólogos de James Stewart ante las tumbas de sus seres perdidos.

Verla si tenéis la ocasión.

James Stewart dando un recital de saber estar. La tierra para el que la trabaja, sí señor. Para el que la trabaja, y el hogar para quien que se lo curra, y los caballos para el que se los gana. Está muy bien eso de llegar y ¡hala! “Buenos caballos estos, nos los llevamos para el frente”. Tú lo que te vas a llevar es una hostia. Y bien dicho por el Sr Anderson. Para qué discutir si puedes pelear.

Estos son películas con argumento fácil, entendible, que no dejan resquicios a pensamientos con subterfugios, y podremos estar de acuerdo o no, pero esto es lo que propone El valle de la violencia con toda la honradez del mundo, la de contar una historia familiar en tiempos de la guerra de Secesión americana, con su crueldad y sus sinsabores y, también con sus ratos agradables para cuando había oportunidad. Afrontar el tema con valentía es la mejor manera de disfrutar esta película porque entre otras cosas está perfectamente ambientada y el relato es fidedigno y deja un poso de autenticidad muy grande. Una familia prototipo americana idealizada, puede, pero perfectamente asumible para gente que no sea corto de entendederas, aquí no caben subterfugios. Emociona y bien, igual que enerva y mucho.

No es la del oeste que algunos podíamos tener en mente, aunque aparezca Stewart. No tiene nada que ver con el "far west", con forajidos, sheriffs al galope y partidas de póker. Más bien es un melodrama familiar con lamentables toques de humor ambientado en tiempos de guerra civil en los Estados Unidos. Para ello sí que encaja perfectamente la figura de un Stewart entrado en años, viudo, con muchas tierras en propiedad y nada menos que con ocho hijos a su alrededor. La guerra existe pero a la familia le da igual mientras no se peguen tiros en sus tierras, a ellos no les importa pertenecer al sur, sólo están interesados en lo suyo. A eso lo llamo yo ser conservador, con todo lo malo que implica, sin que falte la visita a la iglesia los domingos como cerecita a la semana perfecta.

Sin embargo la guerra avanza y acaba llegando a la puerta de casa, en ese momento la interesada objeción de conciencia se abandona porque el hijo pequeño es apresado por un descuido estúpido. La norma de ir con mucho cuidado si se están pegando tiros a tu alrededor no se cumple, a ese chaval se lo llevan como falso prisionero de guerra y entonces... claro, entonces todos los hermanos con el padre a la cabeza sí deciden moverse y lanzarse en su búsqueda.

Las escenas bélicas están bastante bien en "El valle de la violencia" pero no merece demasiada atención porque el mensaje es muy discutible: yo sólo he visto egoísmo familiar. ¿Son buena gente?; indudablemente sí, hasta el chaval tiene como amigo a un negro, son antiesclavistas y el que sea que pase por sus tierras para pedir agua o lo que sea será bien atendido. Pero ese concepto familiar rancio (para mí) me repatea bastante, que Stewart suelte un discursito en pleno camposanto dirigido a su mujer no son cosas de mi gusto. ¿Y ese humor?; la vaca que le da por aparecer en los momentos previos a un enfrentamiento cruel y sanguinario y la estúpida idea de llegar tarde a la iglesia. En un lado de la balanza motivos de melodrama duro y en el otro lado ese humor... Suspenso, ni rastro del western que esperaba.