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Corazón gigante

Drama. Romance A sus 43 años, Fúsi es un inadaptado, con sobrepeso, que nunca tuvo novia y cuyo único interés son las batallas de la Segunda Guerra Mundial, que reproduce en miniatura en el apartamento en el que vive con su madre. Un día recibe un cupón para acudir a una escuela de baile, donde conoce a Sjöfn, una mujer solitaria, como él, y con profundas heridas psicológicas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 61
Críticas ordenadas por utilidad
5 de noviembre de 2016
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hermosa película que le debo a Cristina Lago, por la última entrada de su blog sobre las relaciones de pareja «locos de amor », blog que recomiendo efusivamente a todo el mundo, y en particular a los que en este momento os estéis ahogando tras un naufragio sentimental y necesitéis a toda costa un salvavidas.

Ya en la primera escena se nos ofrece una sabia descripción del protagonista: Primer plano de un gigante barbudo, aislado del exterior por unos protectores auditivos, encerrado en la pequeña cabina de un vehículo de plataforma. Mirada triste y el apagado sonido del rodar del vehiculo. Pasamos a un plano aéreo de la escena. Una vasta extensión de asfalto gris, alguna raya blanca dibujada en el suelo y un pequeño camioncito con dos remolques de maletas muy pequeñas y bien apiladas que se dirige despacio hacia el borde de la pantalla; un rasgueo de guitarra, lento y melancólico acompaña la escena.

Se trata de un hombre grande, un hombre aislado, un hombre muy pequeño.

Fúsi está desayunando sus Krispis de chocolate. La mirada se le extravía en las distraídas maniobras de la cuchara al sumergir el cereal. Mientras tanto su madre le está preparando el táper con el almuerzo. Las manos completan la tarea con la memoria impresa de aquello que se repite a diario, de lo que ya es una indiscutible rutina incorporada a la vida.

¿Es Fúsi un niño?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pabpab
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3 de junio de 2016
16 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más de 1000 kilómetros separan a Islandia del continente europeo. Un país modélico en muchos aspectos, cuyo clima y horas de luz, provocan que sus habitantes vivan de puertas para dentro, generando en muchos casos la aparición de seres inadaptados.
A veces la distancia es relativa y no realmente física. Hay gente en la sociedad actual a la que le es imposible seguir el ritmo de los demás, una velocidad que marca unos tiempos para perder la virginidad, encontrar pareja y crear una familia.
Fúsi, el protagonista de esta historia, es un hombre obeso que vive con su madre, y el novio de ésta, mientras pasa los días trabajando en el aeropuerto y con su afición principal: las maquetas de hazañas bélicas.
El film presenta, con una naturalidad enorme, el devenir de este ser de gran corazón, cuya vida interior es mucho más rica que la que pueden tener los que le rodean. Sus compañeros se burlan de él en el trabajo, y su entorno familiar tampoco es favorable para un hombre de su edad y condición.
La interpretación de Gunnar Jónsson es magistral, valedora de dos premios en Tribeca y Valladolid respectivamente. El actor hace gala, dentro de su contención, de todo un ejercicio que provoca en el espectador un alto grado de compasión. Con solo unos poco elementos, escenarios y situaciones, la historia consigue conmover en varios niveles a lo largo del metraje. Es un film que va directamente al corazón, dejando aflorar un sinfín de sentimientos propios del alma humana.
La relación que se crea entre el protagonista y su compañera de baile, nos hace rememorar a un tipo de cine como el de Mike Leigh o Ken Loach, pero sin el componente social y militante de este último. Y, aunque todo parece discurrir de una manera típica, los giros argumentales, sobre todo en su tramo final, no dejarán indiferente a los que se dejen atrapar por esta sencilla y gran historia.
Cine artesanal, sosegado e intimista, a la vez que cercano. Todos en menor o mayor medida hemos sido Fúsi, encerrados en nuestros entornos familiares y laborales. Y de nosotros depende tomar ese avión que nos hará descubrir lo que es realmente el mundo que tenemos fuera.
No me equivoco al afirmar que nos encontramos ante una de las pocas películas que verdaderamente merecen la pena de este apático año. Sobresaliente e inesperada sorpresa.
Francisco Javier Millan
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14 de mayo de 2016
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezar a vivir y no, simplemente, sobrevivir.

¿Cuánto se puede soportar sin estallar?, ¿cuánto se puede dar sin esperar nada a cambio?, ¿cuánto cuesta obtener una porción de vida?
La soledad como coraza para alejarse de relacionarse con nadie, humillaciones y bromas pesadas soportadas, con resignación y silencio, por ser ese raro aparte que no encaja en la rutina costumbrista elegida por la mayoría; dolor y ausencia que se compensan con una comida que aplaca y enmudece a los posibles sentimientos, sufrimiento y decepción, desgana y conformismo como norma de vida cuya amargura, vacío y tristeza apenas se sienten, pues se ha convertido en la piel de uno.
Un personaje único, roto, paralizado, inválido emocionalmente, rodeado de una robótica rutina que cubre las horas y deja pasar los días; se evita pensar, se huye de la esperanza, la ilusión ni asoma la cabeza pues es opaco, está apartado, vive escondido, intenta pasar desapercibido sin esperar nada, sin pedir nada, sin desear nada, únicamente con la petición de que le dejen en paz y le permitan ser infeliz, pues nunca pretendió otra cosa.
Sólo que, un estúpido e inesperado acto, de generosidad no solícita, abre las puertas de ese enclaustrado corazón que, sin esperarlo, vuelve a latir con ganas y apetencia; se cambia el lugar de la comida, se modifica la estancia, ya no importan los hobbies propios, nuevos pensamientos agolpan la razón, el alma idea formas de contentar a la otra persona, los gustos ceden por esa intervención que interrumpe lo cotidiano, y controlado, y altera ese aburrimiento en un no-se-sabe-qué que apetece, agrada, permite ensoñar, configura inesperados anhelos y juega peligrosamente con el espíritu de un buen hombre que apenas ha vivido, sentido o disfrutado, únicamente sobrevive como puede.
Estupendo Gunnar Jónsson en esa encarnación del incomprendido maltratado, magnífico e ideal como receptor de atropellos consentidos/nunca contestados, que halla un trozo de alegría y ánimo en su quimera descubierta; Dagur Kári presenta una película lenta, desoladora e íntima, que se consume con esa exquisita paciencia de conocer a un solitario arrinconado, rechazado y marginado por ese mal mirar/peor juzgar de quienes nunca se molestan en preguntar, comprender o conocer a quien les rodea; entereza y aguante, desasosiego y malestar, un continuo desvelo de disgustos y desazón que, poco a poco, va virando hacia la animación y entusiasmo de cuidar y preocuparse de otra persona, y olvidarse de la inapetencia desaborida por todo lo nuevo o de fuera del círculo protector elaborado.
Fusi, un corazón gigante, de sensibilidad mayúscula, narrado con un cuidado, tacto, miramiento y aflicción que hacen las delicias e interés de ese peculiar espectador que goza con el encuentro de esa anónima joya que se centra en los pequeños gestos, en los ínfimos detalles, que apenas necesita de diálogos o palabras de relleno para crear una historia de madurez demorada de quien es bueno, amable y desinteresado, que vive según sus elecciones, al margen de la sentencia de una sociedad injusta e implacable que le golpea y azota sin piedad, mientras resiste y logra hacerse hueco entre tanta incomprensión y ataque despiadado.
Ser diferente, exclusivo, ir a la tuya y no importar nada excepto uno, soportar los tsunamis emocionales, levantarse tras ser arrasado..., cinta no apta para todos los públicos; a muchos parecerá aburrida, a tantos otros desnutrida, sin embargo, a un particular grupo, un placer la compañía de este enorme, de cuerpo y esencia, que camina con tolerancia y benevolencia y que, sin darse cuenta, obtiene, no lo imaginado, pero si lo suficiente para emprender marcha y hacer viaje pues, se hace camino al andar, y este caminante, sin pretender camino, iniciando su primer paso está.
Observar, sentir, absorber y digerir, dejarla reposar y reflexionar, requisitos que demanda Fusi, un corazón gigante, grande en todos los sentidos.

Lo mejor; su protagonista y la intimidad, calma y andadura de un guión diestro.
Lo peor; sensación anodina si no se logra envolver de su pausado aroma.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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29 de marzo de 2016
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fúsi ha sido traducida como 'Virgin Mountain' o 'Corazón Gigante', pero es bien sabido la fidelidad y originalidad con la que se traducen los títulos.

No creo que tenga mucho que ver que Fúsi, el protagonista de la película, sea virgen o tenga un gran corazón, pues es el clásico estereotipo bonachón de niño grande y tanto sus buenas intenciones como su bondad quedan al margen del bien o del mal, apartadas por una inocencia constante en la forma de ser de esta gran persona. Conforme pasan los minutos te das cuenta que todo el mundo parece intentar ayudar a Fúsi y todos están preocupados por su comportamiento infantil y su poca madurez, lo que hace que el personaje desenvuelva en el espectador una ternura y un cariño (muy visto) pero con una intensidad asombrosa.

La delicadeza y el gusto cinematográfico con que está rodada es indiscutible, cada plano merece ser enmarcado y puedes sentir el frío tanto dentro como fuera de Fúsi, interpretado por Gunnar Jónsson de manera sublime, con grandes cambios de ánimo bajo la misma máscara.
Raff3
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1 de noviembre de 2015
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos presenta un hombre que no ha salido de su infancia y que, por ello, y por su aspecto físico es maltratado a menudo.
Sin embargo, él es incapaz de reaccionar, salvo con amabilidad.
Esto hace que te encariñes con el personaje, magníficamente interpretado por Gunnar Jónsson.
Consigue una mezcla de humor y realidad, de forma que la historia sucede sin que despegues los ojos de la pantalla.
Según contó en la rueda de prensa de la Seminci el director, el guión estaba pensado única y exclusivamente para este actor. También comentó que le ha supuesto dos años de trabajo, más otro en el montaje, para llegar a un equilibrio.
Su estreno en España está previsto para Febrero de 2016.
floro
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