Haz click aquí para copiar la URL

Las sesiones

Drama. Comedia. Romance Mark O'Brien (John Hawkes), poeta y periodista tetrapléjico y con un pulmón de acero, decide que, a sus 38 años, ya es hora de perder la virginidad. Con la ayuda de su terapeuta y la orientación de un sacerdote (William H. Macy), Mark se pone en contacto con Cheryl Cohen-Greene (Helen Hunt), una profesional del sexo. (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 10 16 >>
Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
3 de enero de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El descubrimiento del sexo es para muchos un sencillo episodio en el camino del crecimiento (lo que, sin embargo, no le resta importancia). Para Mark O'Brian representó un viaje interno que lo conduciría a la propia aceptación. Su experiencia fue algo tan poético como reflexivo y por ello merece ser contada con humildad y respeto, y Ben Lewin ha sabido llevar a término la tarea con éxito. De hecho, la elegante sencillez con que se relata la perdida de virginidad de O'Brian en Las Sesiones permite que surja con naturalidad y fluidez toda la profundidad y trascendencia escondida en la historia de su breve pero intensa experiencia sexual.

Lewin tiene muy claro de qué quiere hablar, y para hacerlo sin problemas deja a un lado (sin por ello olvidarlos) todos los tópicos inevitablemente asociables a la tetraplegia que no pertenezcan a su discurso (la dificultad para encajar en la sociedad, la aceptación de una vida inmóvil...). De este modo consigue alejar la discapacidad del tema principal del film, convirtiéndose esta en un medio para despojar de adornos el tema que realmente le interesa: la sexualidad del individuo. Diciéndolo de forma rápida, el que Mark O'Brian sea incapaz de moverse permite al director llevar el sexo a un terreno absolutamente virgen (nunca mejor dicho) para poder hablar de él partiendo de cero.

Así pues, gracias a la sencillez con que se desarrollan los acontecimientos y al mencionado despojo de aquello que no forma parte del tema central, la sexualidad adquiere el protagonismo deseado. De este modo entendemos que lo que se nos pretende mostrar es el sexo como aspecto tan delicado como importante, reflejo de gran parte de nuestros miedos y traumas personales. Por supuesto que O'Brian desea practicar el sexo, pero más allá del puro deseo carnal (evidentemente presente) lo que este busca en realidad es conocerse a si mismo, descubrir su personalidad y aceptar su humanidad. Así lo entendemos en las bellas escenas en las que él y cuidadora exploran mediante el tacto su cuerpo inmóvil, momento en que O'Brian descubre un abanico de sensaciones nuevas para él, es decir, un conjunto de emociones que no se sabia capaz de sentir.

Vale la pena mencionar también el tratamiento que la película da a la religión, que es presentada como un sencillo método de desahogo, una vía de escape si se quiere, o en definitiva, un tipo de vínculo entre persona y felicidad no necesariamente distinto a la amistad o el amor. Por ejemplo, el cura con que O'Brian habla con frecuencia le aconseja no desde la superioridad clerical sino como modesto acompañante del misterioso camino que es la vida, y ante todo, como amigo. No hay que olvidar, por ejemplo, los debates internos que suponen para el capellán aconsejar sobre el sexo a una persona que cabe la posibilidad de que nunca se case, y sobre todo cómo este termina por anteponer el sentido común a las discutibles reglas de la más conservadora iglesia para dar carta blanca a su amigo discapacitado.

No es esta una obra maestra, desde luego, pero si es una digna y remarcable película que nos hace salir de la sala con una sonrisa en la cara sin trucos ni sensiblería. No hay que entenderla como una reflexión sobre la discapacidad, sino como un planteamiento sobre la vida y el papel que nuestra sexualidad tiene en ella, estrechamente vinculada a nuestra paz y serenidad emocional.
Martí
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de junio de 2017
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando algo se cuece en el agua de la obviedad, los resultados son como esta película, donde lo más apetecible que se muestra es su banda sonora.

LAS SESIONES, es un trabajo simple, sencillo, sin calado, sin profundidad, porque lo que se cuenta se aferra al esquema del pobrecillo tetrapléjico que sufre con sus limitaciones y miedos, enmarcando todo ello en una trama trillada y sin complejidad narrativa.

¿Queréis ver algo verdaderamente conmovedor y fascinante que aborda el mismo tema?

INTOCABLE https://www.filmaffinity.com/es/film217719.html

Una lección de cine...
LEUGIM
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
21 de enero de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque resulte complicado tratar temas que pueden levantar ampollas en determinados sectores y que los más ortodoxos se te echen encima, también puede producir el efecto contrario. Un excesivo respeto alteraría el acabado de tal manera que la película se quedara a medio camino, resultando un producto vacuo y sin personalidad.

Por suerte, ninguno de los dos casos es el de The Sessions (Ben Lewin, 2012). No se limita a contarnos la vida de un discapacitado ni se recrea en los problemas que puede encontrarse una persona en el día a día en tales condiciones. Ben Lewin pone el punto de mira en un tema, no digamos tabú, con todas las connotaciones que el término implica, pero sí olvidado, omitido frecuentemente en toda la filmografía hecha al respecto. El sexo en personas discapacitadas. De por sí el eje central del argumento es ya todo un acierto, pues la discapacidad ya ha sido tratada desde diversas ópticas y desde todas sus variantes en multitud de películas, para aportar savia nueva era necesario ir más allá de la dura rutina y del sufrimiento de los más allegados.

Junto con la novedosa perspectiva destaca el trabajo de John Hawkes, un actor que nos tiene acostumbrados a interesantes secundarios, pero que esta vez se supera con una interpretación llena de sensibilidad, capaz de transmitir de manera admirable su anhelo y frustración por disfrutar como cualquiera del sexo. Tampoco William H. Macy desentona en su papel de cura, no digamos esa tontería de moderno, sino de cura coherente y sensato ante las peores circunstancias, que no va plantando manuales de buen cristiano ni dogmas en las narices de nadie. Pero por encima de todo destaca la labor de Helen Hunt, enfrentándose a un personaje que sería todo un reto para cualquier actriz pero que ella lo resuelve con una sencillez y una naturalidad inusual. Impresiona.

No obstante, a pesar de la original propuesta y de las interpretaciones, es en el tratamiento de la película donde podemos apreciar las carencias. Es cierto que no es, ni mucho menos, un melodrama que busque la lágrima fácil ni la lástima hacia los personajes, pero en el fondo no se desprende de ese optimismo y ese afán de superación tan recurrente y tantas veces visto, que no deja de ser al fin y al cabo el mensaje, el por qué de que nos estén contando esta historia. Se enmarca, por tanto, en la tendencia de películas como Intocable, que aunque esta abuse aún más de los sentimientos del espectador, ese punto desvergonzado y gamberro que tiene la cinta francesa hace que a un servidor le guste más.
Malemute Kid
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
26 de diciembre de 2012
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La belleza de esta película radica en la impecable interrelación entre los tres puntos de vista sobre los que se sustenta: la espiritualidad, la psicología y la vivencia... ¿de qué?... del descubrimiento de la sexualidad. Los protagonistas son el centro, pero el guión, lleno de ironía y de humor, nos lleva más allá, interiorizada la historia de superación (la de una persona con discapacidad que busca dar un paso más allá), nos centramos en lo verdaderamente bonito: el nacer del instinto (la sexualidad) y de los sentimientos (el cariño y el amor). Todo esto aderezado con unas situaciones intercambiadas e interrelacionadas: la religión se adapta al día a día; la espiritualidad, llena de ironía y humor, hace creer al espectador; la psicología es superada por el amor; y la realidad nos llena de esperanza... una historia que te da feeling y buenos sentimientos, ya que todos sentimos esas necesidades y experimentamos esos sentimientos...
El guión mantiene el ritmo, intercambia las situaciones y recrea en los diálogos las respuestas que necesita el espectador. Hawkes sublime en su papel Y Hunt espléndida: llenan de naturalidad sus personajes, los hacen reales y cercanos.
Bolseiro
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de enero de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las sesiones, que se estrena en España el 21 de diciembre, es una divertida comedia, basada en una historia real, concretamente en un reportaje periodístico publicado por el protagonista de la película.

Mark, de 38 años, contrajo la polio en su infancia, y, como consecuencia de esta enfermedad, sólo es capaz de mover la cabeza. Vive recluido en un pulmón de acero, del que sólo puede salir con una autonomía de 3 horas.

Con semejante historia, uno podría creer que la cinta, dirigida por Ben Lewin, es un drama en toda regla, que busca la compasión del espectador por las condiciones de vida de este hombre, invitando a la lágrima fácil.

Y, sin embargo, no es así. Como os decía, Las sesiones es una comedia fresca, sin sentimentalismos, que no intenta provocar gratuitamente el llanto en el espectador, lo cual es de agradecer.

Mark, el protagonista, es consciente de su situación, y se enfrenta a ella con sentido del humor. Así, la cinta destaca por unos divertidos diálogos, alejados del paternalismo que uno podría esperar.

La premisa es que Mark, periodista y poeta, debido a un encargo de trabajo sobre el sexo en personas con discapacidad, decide contactar con una terapeuta sexual, para iniciarse él mismo en las relaciones sexuales, mientras elige al nuevo cura de su iglesia como confidente de sus actividades.

Este tema, que podría ser considerado como tabú por muchos, es tratado con total naturalidad y, una vez más, con un gran sentido del humor.

Además, los intérpretes están perfectos: John Hawkes (American Gangster), como el protagonista, con un trabajo especialmente destacable, por las características físicas que le impone el dar vida a un hombre con secuelas producidas por la polio, y por su contención, dando mayor verosimilitud a su personaje; William H. Macy (Fargo), como el cura que ejerce de improvisado confidente del protagonista; y Helen Hunt (Mejor… imposible), como la terapeuta sexual, interpretada también con una admirable naturalidad.

Lo mejor: tratar un tema tan delicado e inusual con naturalidad y mucho sentido del humor.

Lo peor: que la (falsa) apariencia de dramón lacrimógeno prevenga al público a decidirse por esta película.

http://www.bollacos.com/las-sesiones-sin-sentimentalismo
Beatriz Jimenez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 10 16 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    El imperio del terror
    1955
    Phil Karlson
    7,1
    (725)
    Journey
    1972
    Paul Almond
    Miseria en Borinage
    1934
    Joris Ivens, Henri Storck
    7,3
    (117)
    arrow