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Las sesiones

Drama. Comedia. Romance Mark O'Brien (John Hawkes), poeta y periodista tetrapléjico y con un pulmón de acero, decide que, a sus 38 años, ya es hora de perder la virginidad. Con la ayuda de su terapeuta y la orientación de un sacerdote (William H. Macy), Mark se pone en contacto con Cheryl Cohen-Greene (Helen Hunt), una profesional del sexo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 76
Críticas ordenadas por utilidad
28 de diciembre de 2012
39 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, sí, no pasa nada, el tema da para ello. Otra de cómo una persona con una discapacidad tan severa que lo sitúa en las fronteras de la vida decide vivir. Algunas críticas que me han precedido valoran el respeto que muestra la película por los personajes; otras estiman su inteligente sentido del humor; el virtuosismo de los intérpretes; la honestidad con que se trata toda la historia. Estoy de acuerdo con todas, y añadiría como otra virtud la elegancia. Donde "Intocable" nos ofrecía brocha gorda sin sustancia (Ay, mucho quejarse del cine español, pero ¿alguien ha visto más de dos pelis francesas de calidad por temporada en los últimos años?), "Las sesiones" nos ofrece sutileza y muy buen trabajo de los guionistas en los diálogos. Donde "La escafandra y la mariposa" nos sometía a un electroshock casi insoportable, esta película nos cuenta que hay otra manera de enfrentarse a los límites de la vida. Para completar referencias, la he visto más cercana a la fuera de serie "Las alas de la vida" que a la pelín sobrevalorada "Mar adentro". Y no es fácil acercarse a este asunto sin condescendencias paternalistas; aunque bordea peligrosamente el sentimentalismo, rara vez cae en él (si acaso, ese final discursivo y algo innecesario, ese sermón sacerdotal prescindible: ya lo habíamos visto en la propia película).
Me llamó la atención que evita el morbo con la receta más simple: si no hay ocultación de algo, ese algo deja de ser morboso; y aquí hay sexo casi explícito: no es necesario ir más allá, Helen Hunt no pretende ser Sasha Grey.
Creí ver en el personaje de William Macy una cierta envidia cuando el protagonista le cuenta sus avances en el terreno sentimental-sexual. Un hombre físicamente completo, envidiando a un tipo con las limitaciones de John Hawkes. Me pareció una metáfora divertida y conmovedora, que completa con la escena de la visita en plan colega con unas birras, sobre cómo somos, qué sentimos, el precio de la existencia del ser humano, de vivir una vida que valga la pena... ¿vi más de lo que hay, algún otro espectador comparte esta impresión?.
Hay muchos momentos en los que asoma la sonrisa, y alguno en el que hay risas abiertamente. El momento más divertido lo dejo anotado en spoiler...

En definitiva, una película que cuenta una historia, de una manera eficaz y desenfadada (sin embargo, no engañarse: no ahorra la brutal tragedia que vive el protagonista). Aúna calidad y accesibilidad, ideal para recomendar a esos espectadores para quienes la afición al cine no supone el veneno que es para un servidor...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Replicántropo
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24 de octubre de 2012
36 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ben Lewin (“El Favor, el reloj y el gran Pescado”) firma la dirección y el guión de esta producción que seduce a audiencia y crítica allá por donde pasa, no en vano se alzó con el galardón del público en los festivales de Sundance (donde también obtuvo el premio al mejor reparto) y en la 60 Edición del Festival Internacional de San Sebastián donde participó en la sección “perlas”.

“Las sesiones” nos cuenta la historia de Marc O’Brien, un hombre que pese a estar condenado a vivir conectado a un pulmón artificial lucha desde su juventud para tener las mismas oportunidades y éxitos que cualquiera. Ya adulto y obtenidas todas las metas que se había marcado se sumerge en un nuevo reto, la redacción de un artículo sobre cómo viven el sexo las personas discapacitadas, siendo él mismo virgen. Para ello se pondrá en contacto con otras personas de su condición, y con alguien que le cambiará la vida, una terapeuta sexual…

De nada serviría el hábil guión de la película que induce a la sonrisa y empatía sin unas interpretaciones veraces y cercanas al público, sin unos actores capaces de transmitir emociones universales y regalar actuaciones que pese a lo dramático de la situación sepan despertar una completa ternura. Y en el caso de “Las Sesiones” el equipo de actores al completo está sobresaliente, y por encima de todos ellos, el trío protagonista borda tres personajes inolvidables.
Por un lado tenemos a John Hawkes (“Winter’s Bone”, “Martha, Macy, May, Marlene”) como el protagonista, Marc O’Brien, un papel digno de galardón que aleja a este actor de sus trabajos anteriores donde mostraba un aterrador lado oscuro para crear ahora un personaje íntimo y cercano que juega inteligentemente con las emociones de la audiencia utilizando no más que su rostro donde se centra toda la expresividad que un cuerpo “inerte” le niega. Junto a él una estupenda Helen Hunt (“Mejor Imposible”, “La maldición del escorpión de Jade”) dando vida a la terapeuta, que da forma a una de las mejores interpretaciones de su carrera, valiente, desinhibida, verdadera, sencilla y emotiva, un papel a recordar. Cerrando el triángulo encontramos a un eterno secundario, William H. Macy (“El inocente”, “Cerdos Salvajes”), que encarna al sacerdote confidente del protagonista y nos permite, en sus impagables charlas adentrarnos en la psique, sueños, pesares y temores de los personajes de una forma natural y llena de humor.

Una película pequeña, una mirilla a la intimidad no sólo carnal sino emocional de alguien limitado por los físicos problemas a través de cuya tierna mirada podremos observar lo que se esconde tras aquellos que le rodean y poner en entredicho lo que de verdad importa en las humanas relaciones. Tierna y amable de ver. Interesante.

-Enoch-
www.raven-heart.com
RavenHeart
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27 de diciembre de 2012
41 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Digámoslo, es maravilloso, genial y aleccionador que existan historias (reales) así. Que en un sociedad de gente físicamente sana atenazada por fobias, estrés, miedos, ansiedades y angustias y parálisis varias, nos cuenten historias de personas que superan limitaciones gravísimas y consiguen vivir su vida en plenitud, no sólo es bonito, es quizás necesario para que nos topemos de bruces con lo que no estamos consiguiendo llegar a ser a pesar de tenerlo todo.

Pero a este respecto 'Las sesiones' se limita a contar una historia bonita de superación personal que está muy bien y que no molesta a nadie (¡que es Navidad, hombre!), cuando entiendo que el sentido de contarte algo así, más allá de que Helen Hunt gane otro Oscar, es que aprendas algo o te transmita alguna emoción y yo me he entretenido, pero todo está presentado de una manera tan...suave...que te da como un poquito igual...¿Me acordaré de esta película mañana, pasado o la semana que viene?

En todo caso, ofrece un ratito agradable y una bonita reflexión final, que es lo que verdaderamente importa de la historia. Que hubo un hombre que quiso vivir la vida plenamente a pesar de depender de un pulmón de acero y que al final consiguió ser recordado no como un enfermo, sino como un hombre que mereció ser amado.
Neathara
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20 de diciembre de 2012
22 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hollywood es un nido de víboras conservadoras capaces de escandalizarse por un pecho femenino desnudo en pantalla pero venerar sin escrúpulos el uso de armas y violencia indiscriminada en sus películas de acción. Ellos son así. Por eso gran parte de las producciones con el tema del sexo como trasfondo pertenecen al llamado cine independiente, con estrenos en festivales o limitadas salas del país, cine europeo o cine asiático. Películas británicas como The Dreamers (Bernardo Bertolucci, 2003), francesas como Better Moon (Roman Polanski, 1992), italianas como Il fiore delle mille e una notte (Pier Paolo Pasolini, 1974) o alemanas como Tagebuch einer Verlorenen (Georg Wilhelm Pabst, 1929) han tratado esta materia en diferentes épocas, situaciones, estilos y ambientes, pero siempre alejados de la castradora visión americana. Pero como dije antes, el cine independiente norteamericano y su clara influencia europea han posibilitado el nacimiento y éxito de directores como Paul Thomas Anderson, Todd Solondz o Harmony Korine, interesados en ir más allá del simple esbozo sexual y pretendiendo dotar a su cine de realismo y crudeza sexual. Ahí es cuando aparece The Sessions y su uso del sexo no como tema principal, sino como herramienta narrativa para elaborar con precisión una determinada relación de personajes en un ambiente "neutral" para ambos. Evidentemente, The Sessions no es Last Tango in Paris (Bernardo Bertolucci, 1972) ni lo pretende. El sexo no es una parte vital y arraigada en las vidas de nuestros protagonistas como lo eran en los personajes maravillosamente interpretados por Brando y Schneider. Sin embargo, ambas se valen del placer y desconocimiento sexual para narrarnos una historia sobre la madurez, la enseñanza, la experiencia y la soledad. Con tonos diametralmente opuestos (donde Last Tango in Paris es un cruel drama con un amargo final, The Sessions alterna comedia y desengaño de forma más ligera), los dos largometrajes siguen una estructura similar y arrojan profundas reflexiones sobre nuestra naturaleza más primitiva. El film de Ben Lewin trivializa el aspecto físico del contacto humano para mostrar más análisis y conclusiones de lo que, a nivel emocional, esto supone para el ser humano. El guión, escrito por el propio Lewin, construye de manera eficaz el vínculo entre los personajes de los geniales Hawkes y Hunt y se permite el lujo de manifestar sus impresiones sobre el acto sexual con una sutileza digna de elogio. No se ha filmado una sola escena gratuita, no sobra ningún desnudo y nada parece realizado con fines provocativos. Lo que está en la película no sobra y, desde luego, nada falta. Igualmente Lewin demuestra gran elegancia y respeto por sus personajes y esto, aunque parezca una estupidez, lo podemos comprobar en una escena muy simple. El director y guionista nos muestra como uno de los personajes elige usar una almohada doble en lugar de una normal. Es la primera vez que vemos a ese personaje y este hecho minúsculo y aparentemente sin importancia, ayuda a redondearlo y darle vida, naturalidad, humanidad.

The Sessions reflexiona sobre la repercusión de la religión en nuestra forma de afrontar la vida y el sexo, como en casi todas las religiones es visto como castigo más que como divertimento, o como una simple rutina para engendrar. En pleno Siglo XXI es chocante ver como todavía muchas personas se dejan influenciar por la Iglesia a la hora de afrontar sus relaciones sexuales, incluso aquellas que son profesadas hacia nuestra propia pareja legal. El cómico cura interpretado por el gran William H. Macy simboliza, no obstante, una vertiente de la Iglesia algo más moderna y flexible, más humana podríamos decir, que se fija más en la particularidad del problema de la persona, más que afrontarlo de forma general. Es en ese punto cuando confirmamos que estamos ante un film independiente que no tiene que rendir cuentas a un gran estudio y se permite este uso jocoso de la religión para ejemplificar su repercusión en el mundo del sexo de pareja. De hecho, es la propia Biblia la que nos relata el nacimiento de la vergüenza que, en la mayoría de casos, choca frontalmente con la capacidad para sentir placer sin culpa. Otra reflexión interesante es la propia negación del sexo como remedio para no alcanzar la madurez, el llamado Síndrome de Peter Pan. Unir sexo y madurez es algo normal para nosotros y nuestro protagonista, incapacitado físicamente, no desea que el hecho de dejar atrás la virginidad le introduzca de lleno en una vida llena de responsabilidades y tareas propias de un hombre medio, absorto en la rutina. En su estoica resistencia a consumar el acto no hay en realidad más que el miedo al coito, a no cumplir las expectativas y la propia timidez de aquel que jamás ha visto a una mujer desnuda. El temor al enamoramiento o a ser destrozado por un posible abandono también queda retratado con elegancia en el guión de Lewin. Las caretas de O,Brien (Hawkes) para crearse su propio personaje y no sufrir apenas tienen recorrido ya que es un ser profundamente emocional y sentimental, de ahí su intención de protegerse haciendo acopio de una personalidad ajena a la suya. El humor como autodefensa y elemento eficiente para desvirtuar un asunto amoroso no nos es ajeno y en el film emerge con gran poder, arrancándonos sonrisas por doquier, alternando humor amable y blanco con el más corrosivo y, en algunos casos, cruel. La química entre una bellísima Helen Hunt y un conscientemente infantil John Hawkes son la mitad de la película, dando vida a unos personajes cautivadores y extremadamente humanos, tanto que duelen. Macy proporciona el desahogo y la frescura que la historia necesita, demostrando una vez más porque es uno de los mejores secundarios de los últimos veinte años. Hunt afronta con naturalidad y dignidad su desnudez integral y Lewin acierta plenamente presentándonos su personaje en cueros, favoreciendo la fácil aceptación del público ante este hecho.

No es spoiler
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Jlamotta
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24 de enero de 2013
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The Sessions” o “Las Sesiones” es un filme dirigido y escrito por el director Ben Lewin, un director que no ha tenido una larga filmografía, siendo este su tercer largometraje.

La película cuenta la historia real de Mike O´Brien, un escritor, poeta y periodista tetrapléjico con un pensamiento muy religioso, que decide ya a los 38 años, perder la virginidad. Mike, decide para su propósito aconsejarse de un sacerdote y su terapeuta, que lo ponen en contacto con una profesional del sexo, que le ayudará en su objetivo. Para esto, Mike tendrá que dejar atrás sus miedos, paradigmas e ideas erradas.

Hace tiempo esperaba ver esta película, porque me interesaba el argumento y porque me agradan mucho los protagonistas. Me ha parecido una película hermosa, sutil, tierna, sincera, conmovedora y cómica.

Lewin con un guión destacable, maneja el tema sin excesos y sin llevarlo a extremos, ya sea para causar lástima, como lo hacen la mayoría de filmes que tratan enfermedades o discapacidades, ni excesiva crudeza. Es simplemente lo que es, un hombre enfrentado a su fe, a sus limitaciones, a sí mismo. Que a pesar de todo, trata de afrontar la vida de la mejor forma. Que se enamora de sus cuidadoras y que cree fervientemente en la ley de Dios.

Luego aparece Cheryl, la profesional del sexo, que siempre recalca que no es una prostituta, jeje. Una mujer liberada, con confianza en sí misma y sin temor a la desnudez, que a pesar de todo, también vive una vida infeliz. Una vida sin amor, sin caricias, todo aquello que trata de enseñar, no lo vive en su propia vida. Para evitar acostumbrarse a sus clientes, limita las sesiones a sólo seis.

En solo seis sesiones, estas almas tan distintas, que sin embargo tienen en común, un gran vacío que guardan en su interior, se encuentran y por un momento se iluminan.

Como cuando se encuentran en una de las sesiones y Mike le pregunta sobre el amor y las relaciones de pareja, y Cheryl le dice que hay algunos que simplemente se quieren y se aman, sin apegos, ni compromisos, y hay otros que toman el lado más difícil. Ese lado que para Mike, en su cabeza y su religión, era la única forma de conseguir el amor.

Sin mencionar más detalles, sólo me resta decir que la película no me ha decepcionado en absoluto y que me ha encantado. Y ahora, debo mencionar a las dos personas que hacen posible que todo funcione, John Hawkes y Helen Hunt, dos grandes actores que hacen interpretaciones de lujo, trasmiten gran naturalidad y crean una conexión que traspasa las pantallas. Sin dejar de mencionar al sacerdote William H. Macy, que siempre se luce.

En síntesis, una película que no es perfecta ni grandiosa, pero si una de las más encantadoras del año, una pequeña joya. Y aunque parece sencilla, dice mucho más de lo que muestra. Muy recomendada.

http://asbvirtualinfo.blogspot.com/2013/01/the-sessions-ben-lewin.html
Alejandro
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