La doncella (The Handmaiden)

Pese a que la narrativa fundamental y ciertas otras inconsistencias me hayan disgustado, creo que ver éste "thriller erótico lésbico psicológico" sigue mereciendo la pena como mera historia de aventuras (me ha gustado ese clan de timadores que parece sacado de un tebeo de Akira Toriyama) siempre que no te importe ver gran cantidad de metraje erótico.

Buenas actuaciones de los protagonistas y buen trabajo de los secundarios en general.

La película coreana The handmaiden (2016), del director Chan-wook Park, es una gran producción que cuenta una historia de amor, dominación y traición en la época en la que Corea estaba colonizada por Japón.

Por Nicolás Bianchi

The handmaiden es una rapsodia violenta y sexual que se despliega en tres episodios o movimientos como una flor, o mejor, se abre como una planta carnívora. Es sin dudas una parte destacada del corpus cinematográfico de Chan-wook Park que se inscribe dentro del mismo rasgo estilístico que la trilogía de la venganza, dentro de la cual Old boy (2003) es la pieza más destacada.

Como en aquel film, en el que el espectador tenía la misma (poca) información que el personaje encerrado años en un departamento, la historia se desenvuelve de a tramos como quien ilumina sectores pequeños de un cuadro cuya imagen se va a completar hacia el final. Sok-Hee (Tae-ri Kim) es una muchacha coreana pobre que consigue un trabajo como dama de compañía de una joven que pertenece a una familia poderosa de principios del siglo XX, cuando Corea era una colonia japonesa.

En una sociedad pobre y elemental son muchas las jóvenes que anhelan ser incorporadas como parte de la servidumbre en la casa de los colonizadores. Las primeras relaciones desiguales de poder se comienzan a entrever en la película a partir de esta situación. La casa a la que es destinada Sok-Hee está férreamente gobernada por Kouzuki, un hombre mayor que se va a develar prontamente como un pervertido sexual.

En algún momento para el que no falta mucho el tío Kouzuki planea casarse con su sobrina Hideko (Min-hee Kim), la otra habitante de la gigantesca residencia que cuenta con distintas alas y una biblioteca inmensa. Sok-Hee es asignada a Hideko, y a partir de ella el director muestra la vida dentro de los habientes circunscritos por paredes y pisos de madera bambú, los deslumbrantes jardines y las más estrictas costumbres del Imperio Japonés.

La primera curva argumental está dada cuando el espectador se anoticia de que Sok-Hee no es quien dice ser, sino una hija de una afamada ladrona que en complot con un falso noble, el conde Fujiwara (Jung-woo Ha), planean despojar a la familia de su fortuna. La historia se complejiza y se retuerce muchísimo más a lo largo de los más de 160 minutos que tiene el corte de la versión extendida.

Las relaciones de poder y sometimiento, siempre con algún ribete sexual, van a ser exploradas a fondo. Park va a trazar una suerte de comparación en la que las mujeres protagonistas de la película, bellas, jóvenes, prácticamente inmaculadas las dos, son filmadas como ninfas que entre ellas logran una comunión de amor y placer inalcanzable para los hombres.

El tío Kouzuki es un coleccionista de libros pornográficos con retorcidas historias que hace leer en público a su sobrina para un grupo selecto de caballeros. Los hombres parecen cobrar temperatura a medida que Hideko avanza con la lectura obligada, que seguramente para ella significa una vejación, de las perversiones que brotan de las páginas de la biblioteca de su tío. Pero no pueden avanzar. Las pulsiones les inflaman las braguetas pero esa energía no puede liberarse porque la actividad a la que los invita Kouzuki es voyeurista; son perversiones que al narrarlas pueden pervertir a quienes las escucha.

La factura cinematográfica de la película es espléndida. Los paisajes, los jardines, los rostros y los encuentros entre los personajes son tomados de manera pictórica. Las imágenes fluyen como por un río o una catarata de agua fresca.

The handmaiden recibió decenas de premios durante 2016 y 2017. Su título en coreano Ah-ga-ssi se traduce en inglés como ‘The lady’, por lo que en su idioma original el nombre de la película refiere al personaje de Hideko mientras que en su versión internacional ese lugar lo ocupa Sok-Hee.

La producción es correcta y la típica de estas películas. Magníficos exteriores e interiores. Hay bonsais por todas partes, hasta la exageración.
La dirección ha fallado estrepitosamente no ha sabido narrar la historia, muy mal contada, y la ha desperdiciado. Ha dirigido sin ideas, abusando de lentos e interminables primeros planos y repitiendo una y otra vez la misma escena. Las de sexo son interminables, además de cutres, el erotismo brilla por su ausencia. Y las de sadismo para qué hablar. En general se hace lenta y pesada. Le sobra una hora, que se podría recortar y mejoraría notablemente.
La historia apuntaba buenas maneras pero la desperdiciaron desde el primer minuto dado que la hicieron explìcita inmediatamente. Se cargaron cualquier atisbo de suspense o intriga. Todo estaba claro y explicado y sólo quedaba asistir y verlo.
Los protagonistas están muy desiguales, de hecho algunos resultan de una comicidad y falta de naturalidad impropias. En general son personajes muy típicos y algo exagerados.
Resumiendo: el aparente exotismo de la película oculta su mala calidad técnica.

Película de drama e intriga que se desarrolla en la Corea de los años 30 durante la ocupación japonesa. Con un diseño de arte que recrea una mansión lujosa, con una construcción interesante que mezcla la arquitectura victoriana inglesa con la tradicional japonesa. Los decorados de la época, así como los vestuarios también están muy bien producidos. Todo ello apoyado por una fotografía que ejerce un importante papel y ofrece hermosas tomas de los paisajes asiáticos habituales.

Caracterizada por sus múltiples giros argumentales donde nada es lo que parece. Destacar, por tanto, el desarrollo narrativo dividido en tres actos, aunque con ritmo desigual.

Como en la mayoría de cine asiático, el elenco ofrece unas interpretaciones kinésicas, con exceso de gesticulación tanto corporal como facial lo que, personalmente, considero que resta credibilidad a la interpretación (que no al guion, que es claramente ficcionado). Quizá este es el punto que me ha provocado que pierda cercanía con los personajes y deje de sentir empatía alguna.

En mi opinión, Park Chan-wook quiere abarcar mucho en esta película. Mezcla en la coctelera la tradición asiática, el momento histórico de ocupación, el amor lésbico entre Sook-Hee y Hideko, la trama de suspense y la ultra-violencia.

Interesante historia.
Los decorados son maravillosos, la música inquietante, el guión te va llevando, no sabe adónde, y el resultado final está muy logrado. Es una gran película, me ha gustado mucho.
El director es el surcoreano Park Chan-Wook, aclamado director y muy apreciado por la crítica y público, no sólo de su país.