Green Zone: Distrito protegido

Notable película que se puede decir que tiene un ritmo trepidante y hecha con un guion solvente y excelente la interpretación de M. Damon. Mas allá de que dice lo que ya sabemos todo el mundo (que las armas de destrucción masiva nunca estuvieron y que todo fue una mentira, que se invento para justificar la invasión de Irak). Al menos intenta dar el mensaje de que no todo el mundo es tan hipócrita como lo fue el gobierno americano y británico en su momento (el de la invasión de Irak claro esta), aunque esas personas que menciono solo sean un 10 %.
El único fallo que se le puede poner a la película es el de que no tiene el final que a mi me gustaría que hubiera tenido, sigo en spoiler.

Ya se vio en la fabulosa trilogía de Bourne la especial simbiosis que tienen Matt Damon y Paul Greengrass. El director, especialista en trepidantes cintas de acción con trasfondo, aprovecha esa lucrativa relación una vez más en esta “Green Zone”.

En esta ocasión, Greengrass se permite incluso el lujo de ser políticamente correcto, ya que el leit motiv de la cinta es el controvertido tema de la búsqueda de las famosas armas de destrucción masiva en el Irak de Hussein, justificativas de la contienda bélica programada con descaro por Bush. Roy Miller (Matt Damon) es un Jason Bourne con casco y equipo de campaña que se afana en la búsqueda de dichas armas en base a la información de Inteligencia, pero esa información parece resultar siempre falsa, con lo que Roy se plantea preguntas y se va adentrando cada vez más en una maraña de secretos muy peligrosos.

El filme es un thriller al uso, de magnífica ambientación y ritmo constante, pero es lo único en lo que Greengrass mantiene su estilo de alto nivel. “Green Zone” escasea del estilismo narrativo de “El mito de Bourne” (2004) y “El ultimátum de Bourne” (2007), y de la tensión realista de “United 93” (2006), por lo que se puede considerar una más que correcta película-puente entre éstas y el sublime ejercicio de estilo que nos ofrecería después con “Capitán Phillips” (2013). La cinta va avanzando entre un relativamente escondido realismo documental, con personajes reales y hechos relacionados con el conocimiento común, y el subgénero de la investigación militar. Su bélico comienzo, potente y directo, da una idea del tempo narrativo que se mantendrá durante todo el metraje, pero la cinta peca de ser un tanto previsible.

La idea de Greengrass no es sólo la de dar al espectador información acerca de hechos que de alguna forma se intuían, sino también demostrar que las ideas imperialistas tendrán siempre sus detractores y que los que acatan las órdenes sin rechistar también pueden cuestionarse las mismas. Cualquier pregunta planteada es buena si gracias a ella se puede evitar una guerra, pero el problema radica en que los que se las plantean no son nunca los que toman las grandes decisiones.

Producto menor de Greengrass, pero por encima de la media del género. Interesante.

Que la guerra de Irak de 2003 fue una farsa quedó patente con el tiempo. En esta película con Matt Damon, se nos cuenta algo que terminó siendo obvio: no había armas de destrucción masiva.
El protagonista no hace más que comandar misiones buscando algo que no existe, lo que hace plantearse todo el tinglado, algo que no debe hacer un soldado.
La trama es efectiva pero previsible en todo momento. Apenas hay escaramuzas o combate, sino que más bien es un thriller político y de espinaje en un entorno bélico.
Lo mejor es la dirección de Greengrass. Este buen director maneja la cámara al hombro con mucha naturalidad, de manera que consigue meternos de lleno en la película, pero sin que parezca que el operador tiene Parkinson.
Especialmente bien filmado está todo el tramo final, con tiroteos incluidos.
Matt Damon está tan bien como siempre, dentro de lo que cabe en un papel de este tipo, que no da pie a lucirse demasiado.
No se puede decir mucho más de esta película con guion simple a más no poder, pero muy bien realizado y desarrollado.

Bien, por fin vemos a un Matt Damon realista. Al menos, fuera de sus papeles habituales de Bourne. Mucho más realista. Una película bastante convincente, creíble. No puede evitar dar una de sus carreritas con un clásico, pero en fin (es Bourne).

Me ha convencido bastante más que en sus habituales papeles de super-super.

Y por cierto, qué listos son los árabes. ¿O no?

En ‘Green Zone Distrito protegido’ Paul Greengrass sabe dosificar bien la intriga y el suspense a lo largo de la propuesta y, a su vez, logra también un ritmo trepidante y bastante acorde con lo que tiene en mente sobre lo que es un thriller: que sea veraz, verosímil, rápido y directo como un cuchillo.

Por otro lado, el realizador logra un gran equilibrio de actores principales y secundarios. Matt Damon es la cabeza de cartel con un personaje muy diferente al de Bourne y quizás más carismático que el agente desmemoriado. A su lado tenemos a un Greg Kinnear totalmente “cabronesco”, Brendan Gleeson en un papel de espía con buenas intenciones, y a unos anecdóticos Amy Ryan y Jason Issacs, en un personaje sin escrúpulos que le da muchos quebraderos al personaje de Matt Damon a lo largo de la película.

Respecto a la acción destacar especialmente el brutal prólogo, o el asalto a una residencia civil iraquí por parte del grupo de soldados comandados por Miller para capturar unos objetivos valiosos. Resaltar también la cuidada fotografía (que no manejo de la cámara) de Barry Acrkoyd y las localizaciones repartidas entre Marruecos, España e Inglaterra.

En definitiva: 'Green Zone: Distrito protegido' es un buen thriller, y eso a pesar de que no me convence del todo su modo de filmación y su guión que, aún siendo efectivo, no llega a trascender. Finalmente, cuenta de manera destacada con unas notables interpretaciones de su reparto, alguna escena de acción notable y un buen ritmo.

-Lo mejor: Es efectiva y entretiene. Las buenas interpretaciones.

-Lo peor: La manía de Greengrass de rodar todo a cámara en mano, dando lugar a una sensación caótica (quizás a propósito).

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