Haz click aquí para copiar la URL

Érase una vez en América

Drama Principios del siglo XX. David Aaronson, un pobre chaval judío, conoce en los suburbios de Manhattan a Max, otro joven de origen hebreo dispuesto a llegar lejos por cualquier método. Entre ellos nace una gran amistad y, con otros colegas, forman una banda que prospera rápidamente, llegando a convertirse, en los tiempos de la Ley Seca (1920-1933), en unos importantes mafiosos. (FILMAFFINITY)
<< 1 10 17 18 19 58 >>
Críticas 289
Críticas ordenadas por utilidad
12 de diciembre de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces creo que uno contrae matrimonio para tener un testigo. Alguien que dé cuenta de lo que ha hecho durante toda su vida. Si no se llega a casar, ese testigo son los momentos mágicos que uno haya vivido, los prosaicos o desagradables los borramos como si se tratara de una pizarra Vileda. Con las películas pasa igual. Nos acordamos de ellas por una determinada escena o no nos acordamos. En Érase una vez en América se cumple esa máxima anterior. Y nos acordamos. Sigamos.
La música de Ennio Morricone es al cine lo que la de Georgie Dann a las verbenas: imprescindible. Cuando el compositor italiano está detrás de las imágenes acunándolas, la película no defrauda. Es como el Mourinho de antes, el que no estaba peleado con su sombra, que con un puñado de hombres normalmente ambidiestros, que no le pegan bien ni con la izquierda ni con la derecha, era capaz de conquistar cualquier Liga.
Sergio Leone, el director, sabe de las excelencias melódicas del Puccini moderno. Y también sabe que si al genial compositor le ficha para su orquesta a Robert de Niro, a James Wood y a Elizabeth McGovern, la sonoridad y brillantez pueden compararse a la de Plácido Domingo en su insuperable papel del desdichado Otelo.
Estamos ante la historia de una vida contada desde la infancia, el lugar de nuestra biografía en el que se bifurca todo. Es ahí donde debemos mirar para ver en qué momento nos equivocamos trazando nuestro árbol vital. Robert de Niro nació con su tronco ya torcido, pero James Wood fue la mala hierba que hizo que este no engendrara ningún fruto.
El amor dibuja en esta entrañable historia uno de sus cuadros más bellos. El marco está hecho de retazos de un majestuoso hotel y jirones de un juguetón y ondulante mar. El lienzo tiene la textura que los ojos sin fin de Elizabeth le confieren, y los pinceles son los violines que hacen que esos ojos que son promesa de amor infinito se abran cual aguas en el mar Rojo. Es la escena de la que les hablaba, una de esas que nos convierten. Pasamos de Saulo a San Pablo. Ya creemos en el amor.
He leído en la blogosfera que si los alienígenas invadieran la tierra esta película sería una de las cosas que se llevarían. Es posible. De lo que estoy completamente seguro es de que a la dulce McGovern no la dejarían aquí.
Posdata: Érase una vez en América es una película con nombre de principio de cuento que no nos sugiere nada, si acaso falta de originalidad. Pero yo les aseguro que es como la Varon Dandy, nunca falla.
JoseManuelCampillo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
12 de agosto de 2014
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llevo bastante tiempo pensando en hacerme una cuenta en esta web, para hacer críticas, valorar películas y demás. Sin embargo me estaba reservando para un momento cinematográfico especial, y hoy ha llegado, ya que he vuelto a ver "Érase una vez en América".
La vi por primera vez más o menos hace un año, y la opinión que tengo de ella, y las sensaciones que me provoca afortunadamente siguen intactas.
La primera sorpresa que se puede llevar un espectador más o menos cinéfilo o simplemente que posea una cultura general más que decente es el género al que pertenece la película y el nombre de la persona que la dirigió, y efectivamente puede parecer contradictorio. Cada vez que uno piensa en Sergio Leone se le viene a la mente el desierto de Tabernas (Almería) poblado de hombres rudos, sucios y sin ningún tipo de moral y por su puesto envueltas en melodías compuestas a bases de silbidos, guitarras,armónicas, que a nuestros oídos siempre le resultarán familiares, afortunadamente para mi ya no es así. A todo aquel que la vea, le sorprenderá saber que "Érase una vez en América", además de ser la absoluta obra maestra de su director, es que es su película más personal y ambiciosa, y empezó tras el descubrimiento de una novela a cuyo lector le llegó al alma y quiso llevarla al cine a toda costa al margen que la odisea que eso supondría. Esta película es la historia de un perdedor, de un hombre ya casi anciano que vuelve a su Manhattan natal 35 años después, tras haber recibido una misteriosa carta anónima. Un primer aspecto a destacar es la estructura no lineal de la película, ya que se va narrando mediante flashbacks una historia ambientada en tres décadas (20,30,60), y en relación con dicha estructuración hay que decir que esta es una película que abarca todas las etapas de cualquier ser humano ; infancia, madurez y vejez, cada una con sus respectivas características. La recreación de la infancia con una interpretación magistral de los niños y la vejez es algo sublime en todos los sentidos. La dirección de Leone es sorprendente, ya que aquí es más convencional y no tiene las exageraciones que caracterizaban a sus spaghetti western, pero con señas de identidad, tales como el gusto por los primeros planos, largos y pausados movimientos de cámara, la violencia y el uso de la banda sonora de la que luego hablaré. El reparto de la película es notable, pero sin llegar al sobresaliente, protagonizada por un Robert De Niro en el apogeo de su carrera, pero que sin embargo es devorado en la pantalla por un James Woods en estado de gracia. La fotografía que corre a cargo de Tonino Delli Colli ( colaborador habitual de las películas de Leone) con tonalidades marrones, ámbares y grisáceas que tanto le caracterizan es magnífica, con algunos impresionantes fotogramas como el que aparece en el póster de la película, pero aún así no me parece su mejor trabajo. En cuanto a la banda sonora.......que decir de la banda sonora que una vez más en el cine de Leone corre a cargo del maestro Ennio Morricone, pero esta vez llegando a la cumbre de su inmenso arte, creando una atmósfera de emotividad y nostalgia pocas veces vista en el cine. En relación con la banda sonora, si hay un músico que se ha portado bien con las mujeres en el cine ese ha sido Morricone, porque si nos emocionó aquel tema que le dedicó a Claudia Cardinale interpretado por una soprano en "Hasta que llegó su hora", el que aquí le dedica a Débora no se queda atrás.
En definitiva, estamos ante una absoluta obra de arte, que habría entusiasmado al mismísimo Shakespeare debido a la cantidad de sentimientos humanos que aparecen ( comentado en el spoiler) y que podría haber dado lugar a una obra suya. Recomiendo ver esta película sin prisas, relajado, sin sueño y con la conciencia de lo que se va a ver. Y ya para terminar, decir que esta fue la última película de Leone, un cineasta incomprendido que vió como su obra maestra fue criticada y maltratada por los americanos, y que por culpa de su mal cuidado físico, la muerte se cobró la vida de un genio que tenía en mente proyectos muy prometedores como " Los últimos días de Leningrado", un remake de ¨Lo que el viento se llevó", y la adaptación cinematográfica de "Cien años de soledad", su aliento se apagó, pero sus obras serán eternas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Corleone94
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6 de marzo de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es esta la cuarta… o quinta vez que, en actividades diversas, tengo la ocasión de presenciar “ÉRASE UNA VEZ EN AMÉRICA”, y una vez más, me he sentido gratamente atrapado con la historia de esa pandilla de gamberros que, sin un hogar donde se ocupen de ellos debidamente y sin un Estado que les brinde mejores oportunidades, terminan haciendo de las calles de New York el único espacio donde encuentran amistad y afecto, al tiempo que aprenden a sobrevivir mediante el hurto, la extorsión, el chantaje y otras corruptelas.

De nuevo, me he sentido fascinado con la joven Deborah (Jennifer Connelly) cuando le recita a Noodles algún aparte de, El cantar de los cantares, vaticinando su imposible y frustrado amor. Me llega también al alma Patsy, cuando en busca de los favores de Peggy como hacen sus compañeros, le lleva un delicioso helado de vainilla que se convertirá para él en "la tentación que puede vencer al sexo".

¿Y qué tal la música de Ennio Morricone? Evocadora, penetrante, profundamente romántica. Y esa edición que, con gran eficacia, alterna lo sucedido a lo largo de varias décadas sin perder el pulso ni un solo momento, mientras nos adentra en un juego donde la nostalgia por lo que fue y nos permitió vivir, y lo que no fue y queríamos que fuera, vuelve a demostrar el alto costo de las decisiones equivocadas… de la irreflexión… de la intemperancia.

Los protagonistas son unos bandidos, asesinos, traficantes, abusadores de las mujeres… pero, en esta historia, conseguiremos ver que, contra todo, también tienen alma, que saben dar y compartir, que sienten como suya la causa de los obreros, y que, como tantos otros hombres que consiguen entender que su vida ha servido para desequilibrar la buena marcha de la existencia, ansían redimirse, quizás porque ahora saben que, el sentimiento de culpa, es un tormento al que solo lo doblega el perdón o la reconciliación.

Cuando se conoce, se entiende. Y “comprenderlo todo es perdonarlo todo”, como dijera Nietzsche. En este sentido, “ÉRASE UNA VEZ EN AMÉRICA” resplandece como un filme de hondo calado psicológico, con perfectos matices, diálogos muy dicientes… y con tanta conexión con la naturaleza humana que, el juzgar queda sin piso alguno y el condenar luce más como un acto injusto que moral.

El guión, magníficamente escrito por Leo Benvenutti y Piero de Bernardi, entre otros, está basado en la novela “The hoods” (1952), una de las escasas autobiografías que existen de un gánster real. Firmada por Harry Grey, este fue en realidad Herschel Goldberg (1901-1980), un ucraniano llevado por sus padres a los Estados Unidos de Norteamérica cuando solo tenía cuatro años y quien, años después, haría parte de uno de los sindicatos que controlaban el contrabando de licor y otros negocios ilegales en New York. En el filme –que no pudo ver ya que falleció pocos días antes de que empezara el rodaje-, su alter ego es David Aaronson, apodado “Noodles”, y la novela la escribió durante su larga estancia en la cárcel de Sing-Sing.

“ÉRASE UNA VEZ EN AMÉRICA”, fue un proyecto largamente acariciado por el director Sergio Leone, con el que cierra la trilogía que, sobre América, iniciara con la estupenda “Once upon a time in the west” y continuara con “Giú la testa”.

Pretendiendo cubrir la infancia, adolescencia y madurez de sus personajes, se había pensado en dos filmes de unas dos horas largas de duración que se exhibirían con unos tres meses de intervalo entre el uno y el otro, pero la idea no agradó a Leone quien prefirió cortar un poco el filme hasta dejarlo a gusto de los productores en tres horas, cuarenta y nueve minutos... de cine ¡en grande!

Robert De Niro, James Woods, Tuesday Weld, Richard Bright y la ya mencionada Jennifer Connelly, entre otros, logran caracterizaciones memorables que dan brillo a un filme que seduce y conquista de principio a fin.Y una cosa es clara: el verdadero arte se conoce porque entiende bastante de la naturaleza humana.
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
22 de julio de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Once Upon a Time in America (Erase Una Vez en América) es la obra increíble maestra de Sergio Leone (1984). Cuenta la historia de la amistad de grupo de chicos en diferentes períodos, 1920, 1932/33 (yendo una y otra vez hacia atrás y hacia adelante), que siendo hijos de inmigrantes judíos llegados a EE.UU, se convierten poco a poco en una importante banda de la mafia. Pero la verdad, la mafia es sólo la excusa de Leone. Cuando la obra termina, simplemente te das cuenta de que has estado mirando hipnotizado la poesía de lo que significa la vida, el drama de la inmigración y la pobreza, el sexo, la corrupción, la traición, la culpa, la corrupción de la ley y la ambición, pero por sobre todo, la majestuosidad profunda e inconmensurable que significan la amistad, el amor, las malas decisiones, el paso del tiempo, la nostalgia, los recuerdos, la alegría, el dolor, las oportunidades perdidas, las nostalgia de la juventud y del ayer.

A Leone le tomó nada menos que diez años el terminarla, como si pintase la Cappella Sistina, como si tomase el lugar de Victor Hugo escribiendo Los Miserables y, simplemente, consiguió la perfección. Pero no lo hizo sólo. Invitó a Ennio Morricone a escribir la música, que dudosamente olvidarán, y a Tonino Delli Colli a realizar la fotografía, que queda inmarcesible cada vez que se cierran los ojos. A Leone le quedaron diez horas de cinta útil al terminar a edición y las redujo a seis, pero los estudios no lo aceptaron y quedó en un total de 3:49 horas. Y no, no es muy larga. El tranquilo inicio, con el monótono repicar de un teléfono indefinidamente, los silencios muy largos donde las miradas y los gestos no dejan espacio para las palabras; la progresión a escenas cada vez más detallas y lentas, cargadas de emociones que no se hablan; la música que acompaña a cada personaje, las transiciones sorprendentes y perfectamente enlazadas en todos los sentidos, el vestuario y los escenarios, que recrean cada época hasta en su último detalle, los cambios bruscos de ritmo y el maravilloso final, hacen que Once Upon a Time in America quede dentro del corazón las diez horas que el maestro Leone soñó.

“La edad si marchita Noodles. Los dos hemos envejecido. Nos quedan los recuerdos, nada más”

PD: La película fue un fracaso de taquilla en su momento.
Pasajero en Transito
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
4 de abril de 2021
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabada la película y según inicio esta crítica no dejo de escuchar la música de los créditos, hasta eso es sobresaliente (Ennio Morricone, fallecido el 6 de julio 2020, descansa en paz genio). Dura casi 4 horas (a tener en consideración que en América la productora recortó más de una hora de metraje, por lo que su director Sergio Leone entró en juicio contra ellos, lo que le acarreó problemas de salud) pero no he conseguido dejar de ver ni oir hasta el último segundo de los créditos. ¡Qué película!.
Cualquier crítica no puede estar a la altura de la película, por lo que casi sería necesario permiso para hacerlo.

Durante los años 20 en Nueva York, dos jóvenes se conocen David "Noodles" (Scott Schutzman Tiler y posteriormente Robert de Niro) y Max (Rusty Jacobs y posteriormente James Woods). Surge entre ellos una amistad, al igual que una rivalidad que durarán ambas hasta el fin de sus días. Los dos junto con otros 3 amigos forman un grupito de maleantes cuando son jóvenes, que a medida que van creciendo, sus delitos aumentan igualmente en importancia. En los tiempos de la Ley Seca es cuando más activos están y su banda es respeta y adquieren importancia.
Un acontecimiento separa a David y Max por 35 años, por lo que la película recorre toda la vida de ambos.

Para muchos la mejor película de Sergio Leone, una pena que ésta fuera la última película que dirigiera debido a una muerte prematura.
Los planos, las fotografías, los decorados, la música, el vestuario solo decir excepcional.

Y en cuanto a los actores...Robert de Niro y James Woods soportan fácilmente el peso de la película.
Mencionar la poco reconocida e infravalorada Tuesday Weld.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jesús
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 10 17 18 19 58 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow