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La jauría humana

Drama Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento. (FILMAFFINITY)
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Críticas 89
Críticas ordenadas por utilidad
23 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Drama misántropo, dirigido en 1966 por Arthur Penn, basado en un relato de Horton Foote, con un reparto multiestelar, como reza el cliché comercial: Marlon Brando, Jane Fonda, Robert Redford, Angie Dickinson, Robert Duvall, Janice Rule…

Un fugitivo (Redford) vuelve a su pueblo natal, en donde su esposa (Fonda) tiene un amorío con el hijo del hombre más poderoso de la región sin dejar de amar también a su marido. Los rumores sobre la fuga y el regreso de quien tenía casi dos años en prisión desatan un ambiente de histeria y hostilidad que el comisario (Brando) y su esposa (Dickinson) tratan de contener, pero los ánimos se desbordan al calor de una borrachera el sábado por la noche y todo acaba en tragedia.

La historia ocurre al sur de los Estados Unidos en un sólo día.

Lo mejor de la película, que dura dos horas con 14 minutos, es Jane Fonda; aunque no aparece ni siquiera media hora, su entrada en escena dura menos de dos minutos y pasa una hora antes de que volvamos a verla, su actuación es estupenda: intensa, temperamental, de reacciones rápidas y contundentes, papel sumamente representativo de su propia personalidad y, en consecuencia, el tipo de papel que mejor le sienta.

También la película como tal es representativa de la talentosa, honesta y valiente actriz, pues el guión se debe a la pluma de Lillian Hellman, escritora talentosa, honesta y valiente, a quien Fonda interpretará años después en 'Julia', de Fred Zinnemann. Además trabaja con Robert Redford, su compañero en pantalla más de una vez, haciendo una pareja con química, aunque Redford es un actor de tics, con más carisma que talento en el mejor de los casos y especialmente aquí.

La actuación de Brando es bastante aceptable, sobre todo en el capítulo más dramático, pero habla con una voz nasal que no es fácil tolerar. Dickinson bien, como Rule y los demás, salvo Duvall, que es malo, malo, por no decir patético.

En general, los personajes son tantos como para una novela o miniserie, y demasiados para una película.

Y hay suficientes errores como para un ejercicio de percepción: uno de ellos está en decir dos veces que el fugitivo dejó huellas digitales en el cadáver de un hombre al que presuntamente asesinó, cuando sucede que no es posible dejar huellas digitales en la ropa ni en la piel humana. Hay por lo menos dos errores de diálogo y por lo menos uno de edición. Además, Dickinson entra a la oficina del comisario desde un cuarto contiguo, después de golpear otra puerta desde afuera. La pintura que debe parecer sangre parece más bien esmalte muy espeso y no hay orificios de bala en la ropa. Es inverosímil y desagradable que Fonda se esconda entre los carros chatarra con un cigarro prendido en la mano… 

Con todo, no son esos detalles la causa del fracaso comercial de la cinta en su momento, sino la incomprensión.
Iván Rincón Espríu
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10 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es Arthur Penn un director del que suela acordarme mucho, aunque algunas de sus obras me parezcan magníficas, como “Pequeño gran hombre”, “Bonnie & Clyde” o “El milagro de Ann Sullivan”, y otras como "El zurdo" nunca hayan terminado de entrarme. Pero es de esos directores que tras una eclosión creativa de gran prestigio sufrieron un misterioso declive acelerado a partir de los años 80, hasta casi desaparecer del mapa. Son de esas cosas extrañas que ocurren en el mundo del cine que uno no se explica, caso de Peter Bogdanovich por ejemplo, o de Lawrence Kasdan un poco después.

Es curioso cómo el tiempo le cambia a uno la perspectiva de las películas que ve. Recuerdo “La jauría humana” a finales de los 80, en plena fiebre de videoclubes, y grabarse en la memoria, aparte del impactante final, la historia de un preso fugado que debe ser encontrado por la policía antes de que el pueblo dé con él y lo ajusticie.

Ahora, 25 años después, esa historia de intriga me ha parecido casi hasta secundaria, asombrado por la descripción dura y sin tapujos de la sociedad americana de ese pueblo sureño que se pudre entre envidias, infidelidades y odios enconados por el tiempo, que luchan por estallar. La noticia de la fuga de Bubber sirve para adentrarnos en la intimidad de los hogares y asistir al descorazonador panorama que se nos muestra: la familia desolada por el fracaso en la educación de su hijo convertido en fugitivo, el timorato vicepresidente del banco incapaz de alzar la voz siquiera para contener las infidelidades y salidas de tono de su díscola esposa, el hijo del millonario que vive un matrimonio de mentira y se asfixia bajo la sombra protectora de su padre, o el sheriff que se sabe colocado a dedo en su puesto y lidia continuamente con el desprecio de sus vecinos, mientras procura regirse por el sentido común conteniendo la repulsa por lo que ve a diario.

Las fiestas sociales acentúan aún más la degeneración, en la clase alta los millonarios rivalizan en la ostentación de su partidista generosidad mientras sus jóvenes y bellas esposas los ridiculizan con su falta de modales. En la clase trabajadora, la noche del sábado se convierte en un desenfreno de alcoholismo, libertinaje y excesos en los que volcar su frustración.
Y de fondo, aunque presente de forma palpable, el latente racismo local nunca superado, vía de escape por la que dar rienda suelta a la violencia engendrada por la rabia que, en parte, ellos sienten al sentirse despreciados por las clases superiores; el refugio del cobarde que se alivia con el más desprotegido.

En medio de todo este catálogo de vidas hastiadas destaca la candidez con la que se describe el encuentro furtivo entre Anna (Jane Fonda) y Jake (James Fox), la pasión de un romance a escondidas como tabla de salvación a sus vidas, que aunque lastrado por las decisiones del pasado, les sirve como llama para alimentar las esperanzas de un improbable futuro mejor, sin ligaduras. “Supongo que las cosas llegan tarde para la mayoría de la gente”, dice ella. Premonitorio.

La fuga de Bubber resulta ser el pretexto argumental para que los acontecimientos se precipiten, las máscaras se terminen por caer, y la muchedumbre se convierta en una jauría humana (qué acierto, por una vez, el título español) sedienta de venganza. En la chatarrería se descontrolarán los acontecimientos, sobre todo por parte de los adolescentes que, siguiendo el ejemplo de sus mayores, banalizan los sufrimientos ajenos y en todo ven un juego y un desafío inmaduro. Penn da rienda suelta entonces a mostrar una violencia descarnada (la paliza al sheriff deja al espectador paralizado de impotencia), que estará muy presente también en su siguiente obra, la aclamada “Bonnie & Clyde”, y que aquí abruma en su impactante desenlace, viendo el cuerpo del sheriff retorcido de dolor ante la curiosa y sádica mirada de todo el pueblo a las puertas de la comisaría.

El sheriff, representante de la ley y hombre cabal, acabará superado por la fuerza de los acontecimientos y cederá a descargar también toda su impotencia; tal es el influjo maligno que lo ha llegado a impregnar todo. No le quedará más remedio que aceptar su derrota e iniciar una huída pactada hacia otro lugar, incapaz de contener la jauría y de verse infectado por su rabia.

Amarga, descorazonadora, cruel, una crítica feroz, pero imprescindible, aún a riesgo de que nos amargue el día.

Se dice, intentando menospreciar el trabajo de Arthur Penn, que Sam Spiegel impuso bastante de su criterio a la hora de filmar la peli, como si fuera nocivo poner el talento a disposición de otra causa. Nunca se podrá cuantificar esa influencia, pero lo que queda claro es que el resultado fue admirable.
Orson_
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15 de noviembre de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tenía pendiente ésta película desde hacía tiempo y me ha gustado como película porque el mensaje que extraigo del visionado me deja hecho polvo (lo salvaje que puede llegar a ser el ser humano, como pasa en el pueblo de la película).

Siempre es un placer ver a Marlon Brando en una película, y aquí vuelve a hacerse valer como el honrado sheriff del pueblo que aporta frases lapidarias y justicia (como ya lo hizo Bruce Willis dos décadas después como John McLane); además de los, por aquel entonces, prometedores Jane Fonda y Robert Redford. Tener a estos tres gigantes del cine juntos es un lujo para cualquier cinéfilo o simple aficionado a este arte. Sin olvidar a Robert Duvall, al que su momento le llegaría seis años después del estreno de ésta con una película sobre la mafia. La película en sí me ha gustado mucho, ha pasado volando, la fotografía es algo rústica, pero elegante y esta esa sensación de que el tinglado va a estallar y el guión nos prepara para ello, lo que hace que, como he dicho, el metraje pase volando.

Desde luego, la lección que saco de ésta película no es nada positiva. El ser humano puede ser un salvaje incluso en la misma civilización, donde se supone que la gente vive civilizadamente...va a ser que no. El pueblo de la película representa muy bien algunos valores detestables como la violencia entre las propias personas o el salvajismo digno de vándalos.
Michael Myers
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18 de marzo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pedazo de película basada en un trabajo de Tennessee Williams.
Descripción cercana y cruda de toda la fauna de una pequeña ciudad americana. De todas sus miserias y de las relaciones entre ellos: las públicas y las soterradas. Con toda la colección de miserias y sus miserables.

Un preso inocente escapa casualmente y regresa a su hogar, un Redford que empezaba. No va a ser bien recibido por los que lo calumniaron, engañaron y se aprovecharon de él. Tienen miedo a la venganza merecida.
Por si fuera poco, su mujer es ahora amante del hijo del rico del pueblo. Y los tres temen represalias.

Un sheriff honesto, Brando (ya está dicho todo...) y sin ansia de poder va a asegurarse de hacer cumplir la ley y no permitir ningún linchamiento. Pero, ¿a qué precio?

Un retrato bestial de la miseria humana.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jose Solo Z
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9 de noviembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera vez que vi esta película lo hice con muchas expectativas y no me arrepentí es un magnifico drama de acción que me mantuvo envuelto en la historia todo el tiempo…a tal grado que logre a odiar y aborrecer a los habitantes del pueblo y para que logre despertar esas sensaciones y sentimientos un filme en un espectado quiere decir que es una obra excelentemente ejecutada. En conclusión es una joya para los amantes del cine y del género; lo mejor son las actuaciones de Marlon Brando, Robert Redford y Jane Fonda.
Jesús
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