El aprendiz de brujo

Será porque no me esperaba gran cosa de este film, pero he de reconocer que me divertí viéndola. He de admitir que, cuando me puse enfrente del televisor para ver la película, me dije: "Ostras. Una película de magos, siguiendo la estela de Harry Potter, con un Nick Cage en horas bajas (y ese pedazo de peluca), siendo de la Disney, Uff qué pereza". Pero no. es una película amena, a ratos incluso divertida, con efectos especiales bien hechos, con un Nicolas Cage como en sus mejores tiempos (bueno vale, como en sus mejores no, pero tampoco como en los más malos), un Alfred Molina soberbio como siempre... lo que sí es verdad es que pierde interés con la dichosa historia de amor que nunca falta y que rompe el ritmo de la película.
En fin, si no esperas gran cosa, creo que puede divertirte esta película que es la tercera colaboración entre Nicolas Cage y Jon Turtletaub tras las dos de "La Búsqueda" (peor la segunda que la primera), además siempre es gracioso ver a Cage con ese pelazo y siempre se puede disfrutar de la cada vez menos presente en las pantallas Monica Bellucci que aquí gana el sueldo más fácil de su vida (bueno en la saga "Matrix" y "La Pasión de Cristo" tampoco se debió de dejar el alma) porque no creo que diga ni tres frases.

Una interminable sucesión de efectos especiales de lo más creíbles que he visto (desde Avatar que no veía unas imágenes tan sorprendentes), donde se intercalan diálogos y escenas de gran hilaridad, buenas interpretaciones (excelentes Cage y Molina), coches guapos, vestuario de lujo, dos actrices hermosas (Teresa Palmer y la eternamente bella Monica Bellucci), etc, etc. Todo eso y mucho más ofrece esta entretenida película, en donde además hay lugar para la parodia de clásicos como Fantasía. Me habían dicho que era muy mala la cinta, por lo que empecé a verla con reticencia, pero al final resultó ser una buena inversión de tiempo y por suerte no me la perdí. Sin duda esta obra está por encima en calidad de la siguiente que hizo Cage, En tiempo de brujas, a pesar de ser la que nos atañe para un público más joven. Hace muchos años que dejé la adolescencia, pero aún así disfruté de lo lindo viendo esta película. Una recomendación, vedla en buena calidad, como hice yo, que la vi en calidad blu ray con sonido envolvente, así disfrutaréis más de los efectos especiales, que son el pilar de esta película y le dejan a uno sin aliento.

Parece ser que la fórmula de la que "El aprendiz de brujo" hace gala se está consolidando poco a poco: una película simple, con una importante factura en los efectos especiales y una taquilla asegurada.

Nicolas Cage vuelve a hacer un papel muy correcto con un Jay Baruchel que se une a la moda de los adolescente no tan guapos protagonistas. La historia sigue estando muy mascada y no hay nada nuevo en ella. Todo muy predecible y en la línea de lo que se puede esperar.

La película cumple con lo prometido: entretenimiento puro y duro. Después de las casi dos horas de metraje, sentiremos que lo hemos pasado bien, a no ser que lo que busquemos es alguna disertación filosófica profunda.

La película me parece bastante predecible, una desafortunada historia de amor con final feliz. Situación encontrada inesperada pero que al final se acaba asumiendo.
Ni si quiera los efectos especiales son de un nivel como para destacar.
El intento de incluir nombres como Monica Bellucci o Nicholas Cage tampoco asegura el éxito.
A próposito de Cage, creo que va en picado. Cada vez hace películas mas facilonas y comerciales lejos de títulos como Snake Eyes o Cara a Cara. Creo que esta en decadencia.

Nicolas Cage, convertido en un parque temático de sí mismo, vuelve a atormentarnos con otra de sus desopilantes "interpretaciones". Menos mal que le da la réplica el insigne Alfred Molina (gran actor, pero no nos engañemos, vaya carrerón que lleva últimamente). Entre ambos llevan a mal puerto esta supuesta cinta infantil basada en uno de los episodios de Fantasía, con gran aparato de rayos, truenos, cernícalos y F/X de escasa enjundia. Asombra la falta de imaginación de los guionistas made in Hollywood actuales (salvo honrosas excepciones), que casi siempre han de basarse en material ya explotado para llevar a cabo alguna de sus cansinas reinterpretaciones (o no). Por fortuna, Bellucci pasea sus encantos, convenientemente recatados para que los niños no pierdan el sueño, y el espectador dormita plácidamente hasta el The End intuido desde el principio.