Objetivo: La Casa Blanca

Me gusta el cine de acción, me gusta el cine gamberro(esta no tiene nada de gamberra), me gusta el cine destructivo porque si. Pero me gusta que siga o cumpla algunos principios básicos del cine en general. Esta película es totalmente inestable, una sucesión de escenas increíbles, porque no te las crees. No sé hasta qué punto se habrán informado sobre los protocolos de seguridad que maneja el gobierno de los Estados Unidos para estos casos, tampoco conozco esos protocolos, pero dudo mucho de que se parezcan en algo a lo que pasa en la película. Es de esas películas en las que en lugar de preguntarte qué pasará, y querer saber que pasará, lo que te preguntas es "a ver que se inventan ahora", y desde luego, no apetece mucho saberlo. Carne de trampas de guionistas, como casi todo últimamente.

Los malos, simplemente son malos, malos malísimos, un poco psicópatas, pero sin carisma ninguno, que es lo que se les exige en estas películas, no llegan a la suela de los malos malosos rusos y alemanes de los noventa. Los buenos van dando tumbos, deambulando, palos de ciego, hasta que el protagonista haga algo. Se supone que es gente preparada. Y bueno, el protagonista, Gerard Butler, es el único que salva un poquito la película, puede que sea porque cae bien, se le tiene cariño al hombre. Es una película barata en los personajes y sus motivaciones, son de cartón-piedra.

Sobre los medios, nada que reseñar, lo típico en estos presupuestos. Nada destacable a nivel técnico, normal.

Morgan Freeman de presidente, ese hombre ya es una caricatura de sí mismo. Aaron Eckhart está bien, correcto. Y el niño no hace demasiadas tonterías, es de agradecer.

No me ha gustado, no la recomiendo. No vale ni como película de mierda.

Típica película patriótica yanki a más no poder... Ataque terrorista, tiros, discursos políticos, más tiros, un tipo solo ante el peligro... Sigo sorprendida por que Morgan Freeman haya aceptado el guión, ¿le costará llegar a fin de mes?

Esta película debería haberse llamado “La Jungla de Cristal: objetivo Casa Blanca”, porque si sustituimos a un más que efectivo Gerard Butler por el bueno de Bruce Willis, la cosa hubiese quedado redonda. Aventuras “one man action” sin la mínima coherencia pero magníficamente rodadas. Si el espectador consigue escapar al vergonzante mensaje patriótico (o al menos obviarlo) " Objetivo: La Casa Blanca" se convierte en un magnífico entretenimiento mezcla de videojuego y comic de hazañas bélicas donde la idea más delirante siempre es posible venga del bando que venga... y en esta película hay ideas delirantes a capazos. Después de una (cuestionable aunque necesaria) introducción, a los quince minutos ya nos encontramos con el magnífico ataque a la casa blanca esta soberbiamente rodado con un exceso de absolutamente todos los elementos visuales y sonoros que el cine puede proporcionar para, a continuación bajar el tono y ofrecernos un espectáculo propio de Chuck Norris en los 80s. Y es que, a pesar de todos sus defectos (que son muchos), " Objetivo: La Casa Blanca" es simpática y resulta de lo más entretenida. Los actores están perfectos en sus respectivos papeles (el reparto es impresionante), la dirección es firme y tiene ritmo, su delirante guion avanza mejor de lo esperado y el espectáculo de ver a Gerard Butler clavando su cuchillo en cabezas, cuellos o piernas, entretiene más que convence. Una película palmitera, patriótica y surrealista. Pero si uno consigue escapar a todo eso, resulta un magnifico entretenimiento al más puro estilo años 80 o 90. ¿Qué le voy a hacer? A mí me ha gustado: soy culpable.

Este año es el de los duelos en la Casa Blanca, no por elecciones y los correspondientes debates entre demócratas y republicanos, es así por la confrontación en la taquilla de dos películas que tienen a la Casa Blanca como objetivo de un ataque terrorista. La primera es la más modesta Objetivo: la Casa Blanca, la siguiente es Asalto al Poder, la última superproducción de Roland Emmerich (Independence Day). En principio la segunda era la que tenía las de ganar -más presupuesto, más estrellas-, la primera en llegar ha sido la que se ha llevado el gato al agua en taquilla. Objetivo: la Casa Blanca es el nuevo film de Antoine Fuqua, firmante de Training Day (2001) y El Rey Arturo (2004) como películas más celebradas.

El reparto: Gerard Butler, Morgan Freeman, Aaron Eckhart, Angela Basset, Rick Yune, Radha Mitchell, Melissa Leo, Ashley Judd, Cole Hauser, Robert Forster y Dylan McDermott.

De qué va: el ataque a la Casa Blanca y la toma como rehén del presidente (Eckhart) por parte de unos terroristas norcoreanos (Rick Yune al frente). La única posibilidad de los USA es Mike Banning (Butler), ex-guardaespaldas del presidente que decide echarle una mano, especialmente al sentirse responsable de la muerte de la primera dama (Judd) el año anterior en un accidente de coche. Sale Morgan Freeman, quien ejerce como presidente en funciones, papel que ya realizó en Deep Impact.

Asalto al poder, 24 (la serie), Air Force One... son muchas las comparaciones que sufre Objetivo: la Casa Blanca, más tratándose de una película que no trata de inventar nada nuevo. Pero si hay una película a la que recuerda, este 2013 más que nunca, es la saga Jungla de Cristal. No tanto porque no haya muchos más films de ese estilo, sino porque Objetivo: la Casa Blanca se parece más a Jungla de Cristal que la olvidable quinta parte de Jungla de Cristal.

De hecho, tiene todo aquello que debiera tener el film de Bruce Willis. El argumento -similar al de la primera parte-, las escenas de acción, la adrenalina, el sentido del humor, un mejor director -Antoine Fuqua > John Moore-, y un reparto de lo más convincente -entre ellos Cole Hauser, que ya salía en La Jungla: Un Buen Día para Morir-. Todo con veinte millones de dólares menos de presupuesto.

Lo mejor de Objetivo: la Casa Blanca, la planificación de la toma de la Casa Blanca por parte de los terroristas norcoreanos, un prodigio de cómo montar una escena de acción -pese a la inutilidad de las fuerzas del orden americanas-. Gerard Butler como héroe de acción, el convincente antagonista Rick Yune, y la sensación de no tomarse en serio a sí misma -lo inverosímil de absolutamente todo lo que pasa-.

Lo peor: los efectos especiales. Cierto déjà vu con las películas citadas en los anteriores párrafos, ya sabes cómo va a acabar. Por otro lado, el título no deja lugar a dudas de qué se va a ver. Se agradece no ser engañado.

Sin ser una película para pasar a los anales de la historia a mi por lo menos me ha tenido en tensión durante las 2 horas que dura, con una banda sonora que engancha desde un principio y unos efectos especiales, que eso si, no están al nivel de la producción, te entretiene y hace que estés pendiente de cada escena de la película porque en cada minuto ocurre algo que mantiene el hilo de tensión. Es cierto que es demasiado fantasiosa y que algo así es casi imposible que ocurra ya que nada desconocido podría ni tan siquiera acercarse al espacio aéreo de la capital de los Estados Unidos pero en mi opinión el guion no te deja ni pensar en ello porque te cautiva desde el comienzo del film. En pocas palabras una entretenida película para sentarse en el sofá durante 2 horas y evadirte un rato mereciendo la pena el dinero que has pagado por ella.