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Balas sobre Broadway

Comedia David Shayne es un autor teatral fracasado que, por fin, consigue financiación para una de sus obras. Pero a cambio tiene que aceptar una condición: darle un papel secundario a Olive, la incompetente novia del productor, el gángster Nick Valenti. Olive acude a los ensayos acompañada de su guardaespaldas Cheek, que, lejos de limitarse a vigilarla, se permite sugerir cambios para mejorar la obra. A fuerza de ceder a los consejos de Cheek, ... [+]
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Críticas 77
Críticas ordenadas por utilidad
12 de enero de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia propia de la etapa creativa de los años 90 en la filmografía de Woody Allen, “Balas sobre Broadway” conjunta algunos de los lugares comunes y filias del genio neoyorquino. Su fascinación por los años 20, por el cine clásico, por los gángsters, por los artistas, por las infidelidades, por los amores imposibles, por la muerte, por la impostura intelectual… Todo ello está barajado sobre la mesa por un Allen que quiere homenajear de forma expresa el cine en torno a la Ley Seca y lo logra de forma al menos interesante.

A pesar de quedar muy lejos de ser una de sus obras maestras, la historia de un dramaturgo empeñado en dirigir su propia obra teatral, para lo que tiene que asumir como actriz a la amante del mafioso que va a poner el dinero para que la función sea posible, es un vistazo sarcástico pero a la par luminoso al mundo del teatro.

Pero, sin duda, lo que más refulge de la función es la relación del autor con la actriz estrella de la obra, un trasunto de la Norma Desmond de “El crepúsculo de los dioses” de Billy Wilder, una vieja gloria pagada de sí misma, ensimismada en su egocentrismo, ajena a que su tiempo ya ha pasado, que borda interpretativamente la gran Dianne Wiest (incluso haciendo más ronca su voz para impostar aún más la falsedad de su personaje, motivo por el que resulta imprescindible ver esta cinta en VO). Era de justicia que ese año el Oscar a la Mejor Actriz Secundaria fuera para ella como ocurrió.

Pero los ensayos depararán muchas sorpresas y algunos líos inesperados, donde cobra vida e importancia el personaje del gángster interpretado por un siempre eficiente Chazz Palminteri, que acabará siendo mano derecha del dramaturgo, encarnado por John Cusack como acertado alter ego del propio Woody Allen.

Una excelsa fotografía de Carlo Di Palma, imprescindible en el cine del Allen de los 90, sabe recoger a la perfección los dorados y cálidos colores de los felices años 20 para una película que, en un tono ligero de comedia, reflexiona profundamente sobre la creación artística, sus esclavitudes, sus miserias y sus mentiras. Una ácida visión del mundo del arte cargada de esa imprescindible misantropía que Allen siempre nos regala y por la que lo adoro como lo adoro.

Una película, además, que se deja contagiar por el cine sobre la mafia de época que tanto idolatramos el autor y yo y se permite desarrollar escenas en un solo plano con movimiento de cámara, en homenaje expreso a tantas obras maestras mafiosas que en el cine han sido.
Sergio Berbel
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21 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Posiblemente porque el celebérrimo director se limitó —es un decir— a labores de realización y escritura, “Balas sobre Broadway” no se cuenta entre las obras más apreciadas de Woody Allen, y ello pese a recibir siete nominaciones a los Óscar —a la postre, Dianne Wiest alzaría el de mejor actriz secundaria—, así como otros numerosos parabienes. Un —relativo— desconocimiento que se antoja bastante injusto, habida cuenta de que el cineasta neoyorquino entrega una obra sencillamente deliciosa.
En efecto, “Balas sobre Broadway” es una película estupenda donde la mezcla improbable de comedia urbana y violenta historia de gángsters, matrimonio —sólo a priori— mal avenido del Village y Little Italy, funcionan a las mil maravillas. Harold Ramis lo intentaría un lustro más tarde y con bastante menos acierto en “Una terapia peligrosa” (“Analyze This”, 1999). También, aunque en tono muy diferente y con superlativo resultado, David Chase y ese hito televisivo en que se erigió “Los Soprano” (“The Sopranos”, 1999-2007). El guion, obra del propio Allen en colaboración con Douglas McGrath, constituye asimismo una medida combinación de acidez y ternura. La última, como siempre, por una profesión —la de cómico, delante o detrás del telón, a éste o a aquél lado de la cámara— y un medio —aquí el teatro, el cine en tantas ocasiones— a los que el realizador neoyorquino lleva declarando su amor, junto al que manifiesta por su ciudad natal, durante seis décadas ya.
Al frente del acostumbrado reparto de campanillas se sitúa un John Cusack en la cúspide de su carrera. Ese “dasein” suyo de empollón simpático le viene como anillo al dedo al personaje: evidente “alter ego” de Allen, transplantado a las turbias circunstancias de la ley seca. Sus acompañantes, desde Chazz Palminteri —del que no recuerdo una cinta donde no interprete a un mafioso— hasta un glotón Jim Broadbent, pasando por la antedicha Dianne Wiest en la histriónica piel de gran dama de la escena e incluso el bimbo Jennifer Tilly en un rol que diríase pensado “ex profeso” para ella, rayan todos a alturas igualmente reseñables.
Carorpar
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30 de agosto de 2008
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pone el listón tan alto Allen que, más cuando uno lleva anhelando ver esta película desde su estreno espera asistir al hallazgo que sueña y ha imaginado. Quizás por ello y he de confesarlo abiertamente (pienso ver la película no obstante muchas veces más) me ha decepcionado ligeramente y eso a pesar de la innegable magnificiencia del film, en todo y por todo mejor a cualquier película americana de su tiempo, salvo contadísimos films-isla. Resulta esto aún más paradójico cuando soy yo otro exégeta ciego de Allen, cuando sigue habiendo tantos y tantos que todavía le niegan el pan y la sal. Y digo esto porque a "Balas sobre Broadway" se la considera junto a "Annie Hall" (me pasa muy parecido), "La rosa púrpura de El Cairo" (ahí "todos" de acuerdo), "Manhattan" (el mismo caso) y "Delitos y faltas" como sus cinco mejores películas por la sabia crítica.
La película parte de un excitante argumento original: un joven autor teatral (Cusack) consigue llevar al escenario su obra al escenario gracias a la financiación de un gángster, que eso sí, imposne a su novia (Tilly), inepta y chillona pseudoactriz, para uno de los papeles principales. Además a ésta la acompaña un matón sin escrúpulos pero con talento (Palminteri) que no hace sino inmiscuirse en el guión original de la obra. Película de maravilloso título es una simbiosis llena de equilibrio, hondura y talento entre Comedia, Drama, Teatro, Musical y Cine Negro, que rebosa inteligencia en sus diálogos, y es una aportación metagenérica, pues, de Allen al contexto del cine actual.
Cinefílica (referencias inequívocas a "Cantando bajo la lluvia" o "Sunset Boulevard"), intelectual, verborreica y, sobre todo, desmitificadora del mundo artístico, de la Creación artística (es más importante la obra que el autor, lo comercial que el talento, y Cusack es un alter ego de Allen), del sexo, del amor y de la muerte, está muy lograda de atmósfera y ambiente y es, al fin y al cabo, una obra mayor de un cineasta superlativo que sabe dotar de fluidez, nitidez y naturalidad, de transformar en asequiblemente sencillo lo que realmente es innegablemente complejo. Estupendo elenco artístico, magnificamente dirigido.
kafka
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26 de octubre de 2009
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífica comedia de un Allen aún en buena forma creativa, alcanzando un nivel que a mi modo de ver hasta Match Point no volvió a lograr. Aquí firma un guión delicioso pleno de ingenio en el que los personajes, algunos del todo disparatados, se mueven con innegable soltura y se hacen creíbles desde el primer momento. Nos deja algunas frases y diálogos antológicos, dignos de las mejores comedias.
Para mi el personaje estrella es sin duda el guardaespaldas, pero hay otros como el de la actriz principal o el del primer actor que tampoco tienen desperdicio. Y también el personaje del autor y sus estrambóticos amigos alcanzan por momentos un surrealismo muy veraz. En esos parámetros se mueve la película con extraordinaria agilidad, conteniendo además una critica en tono irónico de la gente que pulula por ese mundo artístico, unos endiosados, otros con continuas crisis, un mundo en definitiva en el que la cordura y sensatez tienen otra dimensión.
La lastima es que el desenlace, algo tan importante para multitud de cosas en la vida, ya no mantiene el mismo tono, por unos minutos la imaginación se acaba y ese ingenio ya aludido desaparece, una autentica pena.
A pesar de este importante inconveniente, yo diría que es una de las mejores cintas de Allen, autor prolífico donde los haya, quizás demasiado, aquí aún concilia con notable acierto esa vorágine creadora en cuanto a cantidad, con una más que estimable calidad, algo que como se comprueba con posteridad resulta cada día más complicado de conseguir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
picais
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7 de octubre de 2010
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Balas sobre Broadway es una de las cintas más apreciadas y alabadas del Woody Allen de los noventa, y no es extraño, pues en esta magistral pieza, además de realizar un elegante y lujoso trabajo de estilo, el director conquista el equilibrio entre un guión plagado de pensamientos útiles, una historia que se merece a ese guión, una galería de personajes extrema pero tremendamente humana, y un mensaje final tan emotivo como certero. Hablando en términos de su película, Woody Allen consigue aunar a El Artista y a El Hombre.

Balas sobre Broadway es, además de un entretenimiento que pasa como un suspiro, un emocionante homenaje a otros dos gustos personales de su autor: el cine negro y el teatro en general. Y como genio que es, sabe aplicar todos los lugares comunes y los tópicos de esos dos ámbitos, para dotar a su historia de un inmenso poder cínico, divertido y mucho más profundo de lo que parece.

El montaje de una obra de teatro de un joven artista del Nueva York de los años 30 se convierte en una absoluta odisea cuando a éste (John Cusack, imitando -muy bien- a Allen), un mafioso (Joe Viterelli, riéndose de todos los padrinos) le impone la presencia de su descerebrada novia (Jennifer Tily, que nunca más volvió a estar tan pletórica), acompañada siempre por su matón (Chazz Palminteri, maravilloso y nominado al Oscar), que curiosamente acabará reescribiendo la obra. Además, el director tiene que lidiar con un galán con tendencia a la obesidad (Jim Broadbent, pasándoselo en grande), un repelente actriz (la cómica Tracey Ullman, magnífica con su voz y su perrito) y con una antigua estrella de Broadway (Diane Wiest, que está soberbia, magnífica, irrepetible y ganó el Oscar) que primero impone su ego, y luego se enamora perdidamente de ella, a pesar de su buena y cómplice relación con su esposa (Mary Louise Parker, sólo por la emocionante y divertidísima escena final se merece todos los halagos de un personaje no muy desarrollado en el guión).

Con este plantel de personajes, Allen construye un lúdico homenaje a este mundo de cabarets, camerinos y ametralladoras bajo la gabardina. La comedia funciona de manera explosiva gracias a la sinceridad de su guión y al brutal trabajo de su reparto, que hace que nos emocionemos con verdadera honestidad al presentarnos esta total obra de arte.
jaly
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