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Veredicto final

Drama Frank Galvin (Paul Newman), un maduro abogado en decadencia, es un adicto al alcohol que sobrevive gracias a pequeños y rutinarios trabajos. Un antiguo socio le recuerda el caso, todavía sin resolver, de un error médico cometido en un hospital y del que Galvin se había ocupado. No es nada fácil para él trabajar de nuevo de forma profesional, pero su tesón es tal que no tarda en averiguar que puede ganar el caso. Es entonces cuando ... [+]
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Críticas 60
Críticas ordenadas por utilidad
25 de junio de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es ninguna sorpresa, y sobre todo no es ningún spoiler, que en una película sobre un juicio se acabe haciendo justicia. No me refiero sólo a la sentencia del caso, ese caso al que hace referencia poniendo todo el énfasis posible Newman: éste es el caso. Todo encaja y se hace justicia desde que en ese inicio vemos a un personaje que no sabemos ni siquiera si va a caernos bien, que bebe y juega a la máquina de bolas del bar, que va de aquí para allá buscando trabajo a toda costa. No sabemos si Newman va a caernos bien y es una alegría, desde luego que lo es, cuando acaba todo encajando y descubrimos que ese abogado es alguien con valores humanos que quiere justicia y que el dinero le da igual.

Todo encaja maravillosamente. Van apareciendo aristas, hay quien ve maldad en el bando del equipo de abogados que defienden a los médicos (y defienden al hospital, y defienden la Iglesia...). Cada uno hace su trabajo, hasta Charlotte Rampling hace el suyo. Esa mujer aparece un día en la barra de un bar y... bueno, efectivamente al final todo encaja. ¿Y ese juez que debiera ser imparcial?; qué mal puede llegar a caer alguien. Dicho de otra manera, que gloria la de los secundarios, incluida la interpretación de ese juez claramante corrupto. "Veredicto final" se apoya en unos secundarios extraordinarios. No sólo es Newman.

Es gratificante llegar al final. Ya se sabe, siempre pasa con las películas de juicios, el jurado le hace llevar el sobre con la resolución al juez y se lee en público la sentencia. Ese momento es la cumbre, todo encaja si la película está bien hecha y en este caso, caramba, es Lumet quien firma el largometraje. No hace falta decir nada más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Luisito
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20 de marzo de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espléndida película de juicios construida, casi en exclusiva, sobre la base de la inmensa interpretación (quizás la mejor de su dilatada carrera) de Paul Newman. Esto, añadido a la edad de Newman, hace que se trate de un film súmamente lento, muy descriptivo, acaso contemplativo, oscuro, en el que no ocurren demasiadas cosas pero que, sin embargo, consigue mantener atrapado en todo momento al espectador por lo que cuenta y por cómo lo cuenta.

Esta es una película notable por los siguientes motivos:
- Porque el guión es intachable (excepto en su parte final). No hay una sola frase o secuencia que sobre.
- Porque los actores están todos a un nivel extraordinario. El gran Lumet supo sacar lo mejor de cada uno.
- Porque se trata de una de las mejores interpretaciones de Newman, el cual lleva el peso de todo el film.
- Porque Newman está perfectamente respaldado en sus interpretaciones por James Mason (qué más se puede decir ya de este monstruo de la interpretación!) y el siempre eficaz Jack Warden.
- Porque describe perfectamente la vida y el trabajo de un abogado decadente. Es como si Lumet conociera perfectamente la profesión y tratara de explicarnos lo que siente ese letrado desde dentro.
- Porque la puesta en escena, la ambientación, los decorados, los interiores y el atrezzo parece real al 100%. Parece como si hubiéramos seguido al abogado Newman en la vida real y se nos mostrara los lugares reales en donde trabaja.
- Me gustó mucho el despacho de Newman. Refleja perfectamente al personaje. Me gustó mucho también, lo de la nota en la puerta de entrada al despacho.
- El abogado que interpreta Newman no sólo es un fracasado. Es también un tipo que se enfrenta a su pasado y a todos (incluido a un juez que no le tiene en gran estima) y al que parece importarle poco lo que los demás piensen de él. Sabe que tendrá que utilizar toda su experiencia y todos sus recursos para convencer al jurado, porque el panorama, conforme avanza la trama, está claramente en su contra. De ahí que el alegato final vaya más a tocar la fibra del jurado que a resumir la actividad probatoria practicada en la sala.
- El abogado defensor que interpreta Mason también está muy bien definido, y refleja perfectamente el otro lado de la profesión: un tipo sin escrúpulos, conocedor de los tempos, que se sabe todas las artimañas (como conseguir tachar o invalidar testigos) y que utiliza todas sus influencias para ganar a cualquier precio. Un 10 por como está descrito e interpretado este personaje.

Lo mejor: la interpretación de Newman.
Lo peor: el final (lo cuento en el spoiler).

La película es Newman. Es una película de Newman y para Newman. Está realizada para su lucimiento y como último intento para que le den el Óscar (que finalmente se llevó Ben Kingsley por Ghandi), puesto que se suponía que su mejor época interpretativa ("El Buscabidas", "La gata sobre el tejado de Zinc", "El Golpe"), ya había pasado.

Notable alto: un 8, aunque bien pudiera merecerse un 9. Pero existen otras películas de juicios un poco mejores que ésta que sí merecerían un 9 ("El proceso Paradine" o "Vencedores o vencidos", por ejemplo), y por tanto, se queda en 8.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Francesc
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6 de diciembre de 2021
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ví "Veredicto final" hace más de 30 años, y no recordaba nada de ella, salvo que me pareció un poco tostón. Es lo que tiene ser joven en los tiempos de la modernidad, la falta de criterio, te meten demasiada basura en la cabeza y no eres capaz de discernir adecuadamente. Ayer la volví a ver y...oh! he visto una obra cojonuda, maravillosa, excelente.

Lumet es un monstruo. Quizás el último gran monstruo del cine. Aparte de dominar como pocos el arte de contar historias, es comprometido, se arriesga en la denuncia, te aporta veracidad. La película estaba nominada a los Oscars, cómo no lo iba a estar, además a los jefazos de la Academia no les molestaba su contenido pues se podía vender como que "el sistema judicial funciona"...de todas formas, por si acaso, le dieron las estatuillas a la adoctrinadora "Gandhi".

A Lumet le gusta poner a todo el mundo en su sitio:
- A la casta médica, tan protegida, tan tramposa, tan escondida en su silencio de quirófano. Todos sabemos que esas cosas pasan, pero callamos. Y si por casualidad se descubre que han cometido un error, a los perjudicados no les importa perdonarlo si reciben "pasta".
- Al sistema judicial, lleno de artimañas, de abusos de poder, de jerarquía de clases. La película es del 82, hoy día
todas esas artimañas están mucho más asentadas.
- Al modelo social, en el que la desigualdad impera, el de arriba manipula a su antojo, los de abajo tienen miedo, están acomodados y escurren el bulto. Los que se mueven por en medio andan ahogados en sus vicios, en sus banas distracciones.
- Cuanto más poder, más inhumanidad, más egoísmo, más falta de ética: El Obispo, el Magistrado.

Estupendas actuaciones, con reseñas especiales a Newman y a Mason, una delicia verles ante la cámara. Pero sobre todo, grande Lumet, es capaz de sacar lo mejor de estos dos magníficos actores.

No soy un admirador de las películas de juicios, me echan más bien para atrás por todos los efectismos que suelen desplegar, pero "Veredicto final" no está dentro de esos parámetros, quizás la mejor cinta que haya visto dentro de este específico género.

Hay quien dice que la película es acomodaticia, es decir, que te vende un argumento con buenos y malos, que el final es condescendiente, etc. No estoy de acuerdo. Lumet hace una radiografía de los personajes, explicando perfectamente sus motivaciones, se ciñe a comportamientos creíbles y no manipulados (por ejemplo, no hace caricaturas de los "malos", éstos se mueven según sus intereses y punto), no hace demagogia con los roles (es todo reconocible por real, incluso los personajes "buenos" salen con sus defectos, con sus limitaciones, con sus miserias). Es cierto que esta cuestión de los distintos personajes no es del todo pura, y estoy pensando en el personaje del Juez que es algo histriónico, aun así resulta muy veraz. Pienso que la clave es que Lumet nos desvela desde el principio las fichas sobre el tablero, sabemos la verdad desde el minuto 1. Conocer la verdad tan pronto nos puede hacer juzgar los comportamientos de los "malos" durante todo el metraje.

Tampoco es una película condescendiente. De hecho, el panorama es desolador. Además, no hay que engañarse en las conclusiones, el individuo de a pie sólo puede aspirar a ganar pequeñas batallitas, minucias, los de arriba tienen la sartén por el mango y hacen y deshacen a su antojo, "Veredicto final" es realista completamente pues a veces puede sonar la flauta, tocas no se sabe qué resortes y surge la magia.

Una película que habla sobre cuestiones éticas, sobre la integridad personal, sobre honestidad,...son los últimos resquicios de un individuo que se desmorona, que se pierde en la ambición, en la falta de ideales, en el soborno facilón, en la corriente alienadora.

Un par de usuarios hablan sobre un "final tramposo". Explico en el spoiler.

Fabulosa. Un 8,7.
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Tombol
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21 de abril de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Grande como siempre Sidney Lumet, dejando en toda la película este es´tilo que le acompañó en todas sus películas
Buena película con un guión donde vemos como el personaje va redimiéndose con una y gran interpretación de Newman, pero también de Charlotte Rampling, Jack Warden o James Mason y eso se debe a un director que supo dirigir como los grandes maestros del cine, sabiendo en todo momento incidir en la evolución de los personajes.
Un pequeño clásico sobre ese género de los juicios .
maria josep
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7 de julio de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
The verdict (1982), película de Sidney Lumet escrita por David Mamet, consiste en el juicio que lleva adelante el decadente abogado Frank Galvin (Paul Newman) contra un hospital regenteado por la iglesia católica de Boston en un caso de presunta mala praxis médica.

Por Nicolás Bianchi

Hay películas que logran crear un pequeño mundo propio y The verdict (1982) es una de ellas. Sidney Lumet muestra a la ciudad de Boston fría y clásica, con sus edificios de techos altísimos, la nieve en las calles y un Palacio de Justicia de grandes proporciones en el que los hombres se ven pequeños. El último escenario destacado es el bar donde Frank Galvin (Paul Newman) pasa gran parte de su tiempo entre la bebida, una máquina de flipper y las conversaciones con los parroquianos.

Galvin es un abogado que está sumido en una profunda decadencia. Está solo, bebe y fuma desde la mañana a la noche y hace mucho tiempo que no gana un pleito. “Solo tuvo cuatro casos en los últimos cinco años y los perdió todos”, se escucha en algún momento de la película. Su amigo y mentor Mickey (Jack Warden) le acerca un trabajo, la oportunidad de representar a una mujer cuya hermana está en coma desde hace cuatro años por una mala reacción a la anestesia durante un parto.

La otra parte es el Hospital St. Catherine´s controlado por la archidiócesis de Boston, que prefiere evitar el juicio y ofrece una buena suma de dinero. La propuesta, en principio, les cierra a todos. La familia de la víctima es de clase trabajadora y podría así comenzar a darle un cierre al asunto. A Galvin su parte también le vendría bien ya que ni siquiera tiene secretaria en su mugriento despacho.

Como parte de su trabajo Galvin visita a la víctima, que duerme desde hace años en otro hospital. La observa, lee su historia clínica, toma algunas anotaciones. En ese pabellón silencioso y compartido con otros pacientes graves Galvin tiene una especie de epifanía. Se decide a no aceptar el dinero e ir a juicio. Si bien estima que puede obtener una suma mayor lo que lo impulsa, en principio, parece ser una suerte de deseo de justicia, aunque luego parezca que lo que necesita es hacer algo importante alguna vez, ganar, conseguir algún mérito. Y dada su edad, bien pasados los 50, y su condición actual, este parece ser el último llamado del tren, el tiro del final.

A partir de su segundo acto The verdict es el desarrollo de un juicio, lo que Lumet ya había hecho con maestría en 12 angry men (1957). Aquí se repite la lógica del uno contra todos o de David contra Goliath en una corte. Galvin tiene solo a Mickey de su lado. Del otro lado, el obispado cuenta con el abogado Ed Concannon, en una actuación formidable de James Mason, y un nutrido grupo de profesionales que cuentan con todo tipo de recursos. Hasta el juez, al enterarse que Galvin no aceptó el dinero que le ofrecían, se vuelve en contra del protagonista. De todos modos, la última palabra la tendrá el jurado.

En el transcurso de la película se advierte una división marcada entre clases sociales. Los abogados, los médicos y los funcionarios de la iglesia dirimen sus problemas en vastos despachos mientras beben té o whisky. Esos problemas suelen concernir a trabajadores, enfermeras, pacientes de hospitales, como en este caso. “Ustedes son todos iguales, van atrás de los dólares”, le dicen varias veces unos personajes a otros. En esa comparación, un profesional liberal como Galvin, al que la vida le pasó por arriba, y que se entrega despreocupadamente al alcohol aparece como un personaje banal.

The verdict es una película austera y efectiva. Luce, a propósito, como si hubiera sido hecha veinte años antes. Es, en algún sentido, un film a la vieja usanza o old fashioned. Su principal recurso es el sólido guión de David Mamet y la amenidad con que Lumet filma los diálogos, precisos y didácticos cuando así se los necesita. En los pocos exteriores se puede apreciar el frío que recorre la ciudad. En la oficina y el bar de Galvin se sienten los vahos del cigarrillo y la bebida.

La película recibió cinco nominaciones para los premios Oscar de 1983, aunque finalmente no obtuvo ninguno. Sí recibió otras condecoraciones en distintos eventos de 1982 y 1983.
El Golo Cine
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