Ágora
66.837
Aventuras. Romance
En el siglo IV, Egipto era una provincia del Imperio Romano. La ciudad más importante, Alejandría, se había convertido en el último baluarte de la cultura frente a un mundo en crisis, dominado por la confusión y la violencia. En el año 391, hordas de fanáticos se ensañaron con la legendaria biblioteca de Alejandría. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hypatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del ... [+]
7 de abril de 2010
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé qué ocurre últimamente que parece que cada estreno de aires clásicos debe durar como mínimo dos horas. El arte de condensar se está perdiendo, me da la impresión de que los directores cada vez nos consideran más tontos y creen que necesitan más tiempo de explicación para que les entendamos o algo así.
"Agora", historia que tranquilamente se podría haber contado en una fantástica hora y cuarenta y cinco minutos cumple el nuevo estándar temporal y a pesar de que varias veces te levantas creyendo que por fin se ha acabado, no, se da el tiempo que quiere y más, consiguiendo que hacia la recta final la cosa llegue al cansino punto de desear mandar a Hipatia y a los cristianos malignos a quemar bibliotecas o a descubrir teoremas, pero eso sí, bien lejos y que no vuelvan.
Y el caso es que la ambientación histórica es exquisita, elegante, de muy buen gusto, no una vomitona de píxeles que es lo que resulta cuando en Hollywood le dan a eso de la Historia ajena. Pero es que desperdiciar a Rachel Weisz con un personajazo como Hipatia de Alejandria no tiene perdón: la actriz parece incapaz de transmitir gran cosa, atrapada por un guión que no da la impresión en ningún momento de sintonizar con el personaje y sus obsesiones.
Pero éste no es el fallo que convierte una posible gran película en un trabajo hábil pero sin enjundia. El problema más gordo es otro: la película, como señalan muchos, es fría, carente de pasión e incluso podría decirse que apática. De acuerdo, Amenábar no ha querido dar concesiones. Pero entonces ¿a qué viene cambiar la historia de Hipatia (su final), introduciendo cambios para suavizar o dar un cariz más romántico a la cosa si se ha elegido un tono aséptico para todo lo demás?
Esta indefinición mata a "Ágora". Alejandro ¿qué pretendías? ¿cine personal o cine de Hollywood?
"Agora", historia que tranquilamente se podría haber contado en una fantástica hora y cuarenta y cinco minutos cumple el nuevo estándar temporal y a pesar de que varias veces te levantas creyendo que por fin se ha acabado, no, se da el tiempo que quiere y más, consiguiendo que hacia la recta final la cosa llegue al cansino punto de desear mandar a Hipatia y a los cristianos malignos a quemar bibliotecas o a descubrir teoremas, pero eso sí, bien lejos y que no vuelvan.
Y el caso es que la ambientación histórica es exquisita, elegante, de muy buen gusto, no una vomitona de píxeles que es lo que resulta cuando en Hollywood le dan a eso de la Historia ajena. Pero es que desperdiciar a Rachel Weisz con un personajazo como Hipatia de Alejandria no tiene perdón: la actriz parece incapaz de transmitir gran cosa, atrapada por un guión que no da la impresión en ningún momento de sintonizar con el personaje y sus obsesiones.
Pero éste no es el fallo que convierte una posible gran película en un trabajo hábil pero sin enjundia. El problema más gordo es otro: la película, como señalan muchos, es fría, carente de pasión e incluso podría decirse que apática. De acuerdo, Amenábar no ha querido dar concesiones. Pero entonces ¿a qué viene cambiar la historia de Hipatia (su final), introduciendo cambios para suavizar o dar un cariz más romántico a la cosa si se ha elegido un tono aséptico para todo lo demás?
Esta indefinición mata a "Ágora". Alejandro ¿qué pretendías? ¿cine personal o cine de Hollywood?
18 de octubre de 2009
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinco de cinco. Pleno al 15. Y además todas y cada una de sus películas, disfrutadas en una sala de cine, como mandan los santos sacramentos del celuloide. Nada de visionados online. Eso sí sería un pecado habida cuenta de la prodigiosa escenografía y de la hermosa reconstrucción de la Alejandría del siglo IV.
Con los sacramentos del cristianismo, sin embargo, no me veo yo acertando ni con una triste quiniela de 2 aciertos. Que ya es mucho.
Amenábar es un personaje cauto. Su constante, el respeto. No es incendiario, aunque denuncie que nuestro mundo de fanatismos religiosos siga siendo lacra de rabiosa actualidad como lo fue la Alejandría de 1.600 años atrás. Amenábar no se vende al mejor postor. No nos almibara una historia cruda y dura. No nos ofrece ese romance que la propia Rachel Weisz le pidió para no convertir su “Agora” en una película comercial y romanticona. Amenábar crea tensión, ya sea atreviéndose con las snuff-moovies, con fantasmas que no saben que están muertos, con la dimensión espacio-tiempo y el rostro desfigurado de Noriega, con la eutanasia de Sampedro y con la sorprendente historia de Hypatia (basada en) y el aterrador asalto a una de las 7 maravillas del mundo antiguo: la Biblioteca de Alejandría. Hypatia: la mujer que intuyó lo que Kepler, 12 siglos después: el movimiento de las “errantes” sobre sus propias órbitas girando alrededor del Sol.
La historia principal: una mujer (bellísima Weisz), apasionada amante del círculo, del centro-cosmos, de la gravitación, de la rotación, traslación, de las errantes y astros que aparecen aquí y después allá, de los ciclos estacionales, verano, invierno, frío, calor. ¿Se acerca y aleja el sol a nosotros? ¿O quizás ocurra al revés? Perseguidora de la lógica, no de la fe cristiana ya que no puede aceptar el creacionismo divino del cosmos, sino explicarlo desde la ciencia, la lógica matemática y la intuición sobre esa fuerza llamada, de la gravedad, que Newton descubrió siglos después.
El transfondo de la película: los fanatismos religiosos entre paganos atacando a cristianos; cristianos a paganos; cristianos a judíos y cristianos, convirtiéndose en perseguidores. Pero no al estilo Gibson. Aunque cierto es que no llegó a confirmarse que el patriarca cristiano Cirilo ordenase la ejecución de la filósofa, Amenábar puede sugerirlo. Pero se cuida mucho de ser tajante o expeditivo arrojando tal acusación. Por eso digo: Alejandro trabaja con cautela, tratando de no levantar ampollas, tampoco polémicas vehementes.
Por eso dicen algunos que la película es fría. Por mi parte, en total desacuerdo. Probablemente los que pedían más carnaza se hayan sentido decepcionados. A estas alturas deberían saber que ese, no es precisamente el estilo morboso del mejor director de cine español vivo, después de Berlanga.
El final de la película: dolorosamente precioso. Sin duda, lo mejor.
Lo peor de la película: no tengo ni idea.
Con los sacramentos del cristianismo, sin embargo, no me veo yo acertando ni con una triste quiniela de 2 aciertos. Que ya es mucho.
Amenábar es un personaje cauto. Su constante, el respeto. No es incendiario, aunque denuncie que nuestro mundo de fanatismos religiosos siga siendo lacra de rabiosa actualidad como lo fue la Alejandría de 1.600 años atrás. Amenábar no se vende al mejor postor. No nos almibara una historia cruda y dura. No nos ofrece ese romance que la propia Rachel Weisz le pidió para no convertir su “Agora” en una película comercial y romanticona. Amenábar crea tensión, ya sea atreviéndose con las snuff-moovies, con fantasmas que no saben que están muertos, con la dimensión espacio-tiempo y el rostro desfigurado de Noriega, con la eutanasia de Sampedro y con la sorprendente historia de Hypatia (basada en) y el aterrador asalto a una de las 7 maravillas del mundo antiguo: la Biblioteca de Alejandría. Hypatia: la mujer que intuyó lo que Kepler, 12 siglos después: el movimiento de las “errantes” sobre sus propias órbitas girando alrededor del Sol.
La historia principal: una mujer (bellísima Weisz), apasionada amante del círculo, del centro-cosmos, de la gravitación, de la rotación, traslación, de las errantes y astros que aparecen aquí y después allá, de los ciclos estacionales, verano, invierno, frío, calor. ¿Se acerca y aleja el sol a nosotros? ¿O quizás ocurra al revés? Perseguidora de la lógica, no de la fe cristiana ya que no puede aceptar el creacionismo divino del cosmos, sino explicarlo desde la ciencia, la lógica matemática y la intuición sobre esa fuerza llamada, de la gravedad, que Newton descubrió siglos después.
El transfondo de la película: los fanatismos religiosos entre paganos atacando a cristianos; cristianos a paganos; cristianos a judíos y cristianos, convirtiéndose en perseguidores. Pero no al estilo Gibson. Aunque cierto es que no llegó a confirmarse que el patriarca cristiano Cirilo ordenase la ejecución de la filósofa, Amenábar puede sugerirlo. Pero se cuida mucho de ser tajante o expeditivo arrojando tal acusación. Por eso digo: Alejandro trabaja con cautela, tratando de no levantar ampollas, tampoco polémicas vehementes.
Por eso dicen algunos que la película es fría. Por mi parte, en total desacuerdo. Probablemente los que pedían más carnaza se hayan sentido decepcionados. A estas alturas deberían saber que ese, no es precisamente el estilo morboso del mejor director de cine español vivo, después de Berlanga.
El final de la película: dolorosamente precioso. Sin duda, lo mejor.
Lo peor de la película: no tengo ni idea.
9 de octubre de 2009
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amenábar ha fracasado en un intento demasiado grande y en cierto modo pretencioso cuyo resultado se caracteriza por todo menos por transmitir emociones. Me explico. El fracaso es relativo, porque en ningún caso se puede decir que "Ágora" sea una mala película. No lo es, pero aún menos es lo que pretendía.
He leido que Amenábar trataba de acercarnos al mundo de la ciencia desde una óptica espiritual, epatando con las mismas emociones sentidas hace siglos, milenios y a kilómetros de distancia. Y "Ágora", desgraciadamente no emociona en ninguno solo de sus minutos. Responde correctamente de esos 50 millones invertidos y la documentación, trabajo duro, está conseguidísima, más en los pequeños detalles que en los grandes. Pero no, no emociona. Y eso, tratándose de la historia de una mujer no sólo apasionante, sino apasionada, se convierte en el gran fracaso de la cinta.
Hipatia, hija de Teón, no sólo supone una revolución a nivel científico y cósmico, sino, y eso si está retratado perfectamente en "Ágora", a nivel social. Su posición relevante e influyente en la jerarquía social de un Egipto bajo dominación romana 1700 años atrás, movida básica y fundamentalmente por su amor al conocimiento, al saber, la convirtieron no hace muchos siglos en algo así como una heroína exótica inspiradora del derecho a la igualdad de géneros.
Y si, un personaje como Hipatia merecía una adaptación al cine más emocionante, más apasionada. No he parado de pensar en sus dos horas y pico de metraje en Mel Gibson. En lo bien que contaría ese director al que detesto como persona, pero adoro como cineasta, la historia de esta musa histórica, pero real y humana. Mucho más cercana de lo que aquí se nos presenta. Mucho menos fría y gélida.
En el plano artístico la película roza extremos también. Tiene apartados en los que destaca de manera maravillosa-su banda sonora me parece absolutamente perfecta- mientras que en otros, es irregular completamente. La infografía es maravillosa y algunos escenarios son totalmente tangibles mientras que en otros el cartón piedra canta lo indecible, a lo producción televisiva de sábado tarde.
Y las interpretaciones, bueno, del montón. Ni siquiera Rachel Weisz, a la que adoro sobremanera y que desde luego es lo mejor de la cinta está brillante. Correcta pero no perfecta. Como toda la película.
En resumen, los planteamientos son tan grandes que resultan prácticamente imposibles de cumplir y su metraje se hace pesado a ratos. Una lástima.
Lo mejor: Banda sonora y Rachel.
Lo peor: La sensación de quiero y no puedo es constante. Los alejamientos-acercamientos al globo terrestre, pedantes e innecesarios.
He leido que Amenábar trataba de acercarnos al mundo de la ciencia desde una óptica espiritual, epatando con las mismas emociones sentidas hace siglos, milenios y a kilómetros de distancia. Y "Ágora", desgraciadamente no emociona en ninguno solo de sus minutos. Responde correctamente de esos 50 millones invertidos y la documentación, trabajo duro, está conseguidísima, más en los pequeños detalles que en los grandes. Pero no, no emociona. Y eso, tratándose de la historia de una mujer no sólo apasionante, sino apasionada, se convierte en el gran fracaso de la cinta.
Hipatia, hija de Teón, no sólo supone una revolución a nivel científico y cósmico, sino, y eso si está retratado perfectamente en "Ágora", a nivel social. Su posición relevante e influyente en la jerarquía social de un Egipto bajo dominación romana 1700 años atrás, movida básica y fundamentalmente por su amor al conocimiento, al saber, la convirtieron no hace muchos siglos en algo así como una heroína exótica inspiradora del derecho a la igualdad de géneros.
Y si, un personaje como Hipatia merecía una adaptación al cine más emocionante, más apasionada. No he parado de pensar en sus dos horas y pico de metraje en Mel Gibson. En lo bien que contaría ese director al que detesto como persona, pero adoro como cineasta, la historia de esta musa histórica, pero real y humana. Mucho más cercana de lo que aquí se nos presenta. Mucho menos fría y gélida.
En el plano artístico la película roza extremos también. Tiene apartados en los que destaca de manera maravillosa-su banda sonora me parece absolutamente perfecta- mientras que en otros, es irregular completamente. La infografía es maravillosa y algunos escenarios son totalmente tangibles mientras que en otros el cartón piedra canta lo indecible, a lo producción televisiva de sábado tarde.
Y las interpretaciones, bueno, del montón. Ni siquiera Rachel Weisz, a la que adoro sobremanera y que desde luego es lo mejor de la cinta está brillante. Correcta pero no perfecta. Como toda la película.
En resumen, los planteamientos son tan grandes que resultan prácticamente imposibles de cumplir y su metraje se hace pesado a ratos. Una lástima.
Lo mejor: Banda sonora y Rachel.
Lo peor: La sensación de quiero y no puedo es constante. Los alejamientos-acercamientos al globo terrestre, pedantes e innecesarios.
10 de octubre de 2009
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
No he podido evitar leer por ahí comentarios que se quejan de lo aburrido y poco interesante que se hace el supuesto exceso de astronomía en la película.
En absoluto... me temo que aquellos que acusan a esta película de excederse en este campo, no hacen más que demostrar sus propias carencias...
Las película da un repaso a las distintas teorías que se barajaron para explicar nuestro mundo y lo que nos rodea, ilustrándolos con posibles experiencias que refutaran o afirmaran estas teorías...
Junto al exceso de astronomía las críticas se centran en su ¿"anticlericalismo"?
El hecho es que el que las religiones han sido, son y serán causa de guerras y muerte en el mundo es algo evidente... Al igual que el hecho de que todas y cada una de ellas ven facilmente la paja en el ojo ajeno olvidándose del propio...
Lo que llama la atención es que alguien se sienta ofendido cuando se ilustran los hechos de épocas pasadas en nombre de la religión...
Si los creyentes de hoy día se identifican con semejantes bárbaros... deberían hacérselo mirar y plantearse un poco las cosas...
Ya por último, por centrarme más en la película, resulta entretenida por lo novedoso del episodio histórico... Por otra parte echo un poco de menos que profundizaran algo más en la vida e ideas de Davo cuyas motivaciones quedan poco claras...
Rachel Weisz genial en su papel... esplendida...
En absoluto... me temo que aquellos que acusan a esta película de excederse en este campo, no hacen más que demostrar sus propias carencias...
Las película da un repaso a las distintas teorías que se barajaron para explicar nuestro mundo y lo que nos rodea, ilustrándolos con posibles experiencias que refutaran o afirmaran estas teorías...
Junto al exceso de astronomía las críticas se centran en su ¿"anticlericalismo"?
El hecho es que el que las religiones han sido, son y serán causa de guerras y muerte en el mundo es algo evidente... Al igual que el hecho de que todas y cada una de ellas ven facilmente la paja en el ojo ajeno olvidándose del propio...
Lo que llama la atención es que alguien se sienta ofendido cuando se ilustran los hechos de épocas pasadas en nombre de la religión...
Si los creyentes de hoy día se identifican con semejantes bárbaros... deberían hacérselo mirar y plantearse un poco las cosas...
Ya por último, por centrarme más en la película, resulta entretenida por lo novedoso del episodio histórico... Por otra parte echo un poco de menos que profundizaran algo más en la vida e ideas de Davo cuyas motivaciones quedan poco claras...
Rachel Weisz genial en su papel... esplendida...
12 de octubre de 2009
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Amenábar nos lleva a la Alejandría decandete del siglo IV. Allí, Hypatia, una joven filósofa y astrónoma, da clases magistrales a sus alumnos, jóvenes de clase alta. Entre ellos, se encuentra Orestes, un joven pagano e inconformista que siente amor por su maestra. El mismo amor que siente Davo, su esclavo, por ella.
Esa historia de amores entrelazados, se ve cerrada por un amor inmenso, el amor más grande de todos. El amor de Hypatia por el saber, por el conocimiento. Hypatia entregará su vida y devoción a la filosofía y astronomía, impidiendo así el amor carnal.
Sin embargo, esta historia de amores cruzados se verá perturbada por un contexto nada lúgubre en comparación con lo que se avecinaba en siglos posteriores. El cristianismo acaba de salir a la luz. Sus creyentes ya no son perseguidos ni crucificados. Ahora, en la Alejandría romana, conviven los cultos paganos con el cristianismo y el judaísmo.
Sin embargo, poco durará la convivencia pacífica. Una ofensa de los cristianos frente a los dioses paganos, provocará una reacción represora de éstos, iniciando así un combate que desembocará con los paganos asediados tras sus murallas, protegiendo con su honor la biblioteca de Alejandría. Pero los romanos se decantarán en favor de los cristianos, obligando a abandonar su biblioteca a los paganos.
La batalla habrá sido perdida para los paganos, el cristianismo habrá borrado de su lista de rivales a éstos. Hypatia, se sumergirá en el dolor más profundo al abandonar ese templo del saber que era la biblioteca. Ahora, durante un tiempo, existirá una paz forzada en Alejandría. Los paganos serán reconvertidos al cristianismo. Uno de ellos, Orestes, llegará a ser Prefecto romano gracias a ello.
Poco durará la paz. El afán universalista de los cristianos, representado en la figura del obispo de Alejandría, Cirilo, pronto le llevará a enfrentarse a los judíos. Éstos serán expulsados. Los cristianos, gracias a la instauración del miedo y a la intolerancia, la representada tanto por Cirilo como por Amonio, el líder de los parabolanos, y gracias a las piedras y a la sangre derramada por sus espadas, serán los dueños de la ciudad.
Esa historia de amores entrelazados, se ve cerrada por un amor inmenso, el amor más grande de todos. El amor de Hypatia por el saber, por el conocimiento. Hypatia entregará su vida y devoción a la filosofía y astronomía, impidiendo así el amor carnal.
Sin embargo, esta historia de amores cruzados se verá perturbada por un contexto nada lúgubre en comparación con lo que se avecinaba en siglos posteriores. El cristianismo acaba de salir a la luz. Sus creyentes ya no son perseguidos ni crucificados. Ahora, en la Alejandría romana, conviven los cultos paganos con el cristianismo y el judaísmo.
Sin embargo, poco durará la convivencia pacífica. Una ofensa de los cristianos frente a los dioses paganos, provocará una reacción represora de éstos, iniciando así un combate que desembocará con los paganos asediados tras sus murallas, protegiendo con su honor la biblioteca de Alejandría. Pero los romanos se decantarán en favor de los cristianos, obligando a abandonar su biblioteca a los paganos.
La batalla habrá sido perdida para los paganos, el cristianismo habrá borrado de su lista de rivales a éstos. Hypatia, se sumergirá en el dolor más profundo al abandonar ese templo del saber que era la biblioteca. Ahora, durante un tiempo, existirá una paz forzada en Alejandría. Los paganos serán reconvertidos al cristianismo. Uno de ellos, Orestes, llegará a ser Prefecto romano gracias a ello.
Poco durará la paz. El afán universalista de los cristianos, representado en la figura del obispo de Alejandría, Cirilo, pronto le llevará a enfrentarse a los judíos. Éstos serán expulsados. Los cristianos, gracias a la instauración del miedo y a la intolerancia, la representada tanto por Cirilo como por Amonio, el líder de los parabolanos, y gracias a las piedras y a la sangre derramada por sus espadas, serán los dueños de la ciudad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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