Tren a Busan

Mis referentes dentro del género zombi son obras tan dispares como «Guerra mundial Z», injustamente denostada, «Dead Rising 2» o la española «No perturbar el sueño de los muertos», lo que sería mi trilogía zombi particular. Pues bien, a esta pequeña lista hay que añadir «Tren a Busan». Porque sencillamente tienes que verla, te guste o no el género.

Sí, nos damos cuenta de que estos zombis son capaces de romper o no los cristales de puertas y ventanas según convenga, que la oposición de algunos pasajeros es bastante discutible, que no se resuelven bien algunos conflictos de los que no se sabe muy bien cómo salir y de que una mujer embarazada es prácticamente imposible que sea capaz de correr tanto delante de una horda de zombis. Muy cierto, y aun así «Tren a Busan» es una de las grandes buenas sorpresas del cine del siglo veintiuno.

Yeon Sang-ho construye un relato maduro de acción pura de alto entretenimiento que, además, no queda reducido solo a eso. Que no es lo mismo esto que mezclar géneros sin ton ni son y olvidarte de lo que, en esencia, es el tema principal, en este caso un ataque zombi. El arte consiste en saber aprovechar al máximo las posibilidades que la idea tiene y darle volumen y riqueza de manera bien insertada e inteligente. Así, uno de sus grandes acierto es que se trata de una película equilibrada en su manejo del drama, consecuente en su mensaje y trasfondo, y tan adrenalítica, e incluso épica, que estarás con el corazón en un puño hasta el último minuto.

La realización de Yeon Sang-ho es excelente, con una capacidad de imprimir tensión e intensidad a las secuencias de acción sin necesidad de hacer una carnicería gore, y los personajes son espléndidos, enormes. Tanto protagonistas como secundarios son héroes y heroínas accidentales que se ganan nuestra complicidad y admiración, no a través de lo que cuentan, dejémonos de rollos hablados y de voces en off, sino de lo que vemos, lo que se nos muestra de ellos a través del guion. Aquí sí hay coherencia entre el entorno apocalíptico y la actitud tensa y sufriente de los protagonistas, que se dejan la piel, cuando no el alma, no ya en sobrevivir, que es prosaico, sino en permitir que otros vivan, que es lo poético.

Porque sí, en «Tren a Busan» también hay poesía. No solo eso, sino que recupera la gran lírica de la tragedia, de la muerte, e incluye la transformación zombi más hermosa que hemos visto nunca. Lo que no es poco.

Gracias, Corea.

Una película trepidante de principio a fin. He de reconocer que no esperaba nada de una cinta de zombies oriental, cosa que reconozco como un error en mayúsculas por mi parte. Es trepidante desde el primer fotograma al último. Acción, efectos especiales aterradores, tensión, personajes que parecen planos pero que a medida que avanza la trama se van complicando más... y mención a parte a la niña protagonista, de Oscar. Representa la ternura en un mundo en ruinas.
Mucho mejor que otras películas de género con mayor presupuesto y mejores medios.

Simple, directa y con resultados meritorios es “Tren a Busan” (2016), también conocida con el poco sutil nombre de “Estación Zombie”, que desde Corea del Sur da en el clavo con bastante buen sentido de la oportunidad, sobre lo que la gente quiere ver por sobre lo que muchas veces Hollywood ha propuesto.

Aunque dos horas asoma como un tiempo en el límite de un largometraje algo extenso, los asiáticos a cargo de Yeon Sang-ho simplemente van por lo medular, con poco preámbulo y no perdiendo minutos en el cómo y el por qué, para privilegiarlo en el desarrollo mismo de la historia.

Es cierto que los grados de actuación o expresividad de los surcoreanos pueden no ser del gusto de todos, por opción o falta de afinidad, pero en cuanto a la película como producto íntegro, esta resulta entretenida, ligera, llevadera y con en buen grado recordable.

Tampoco se puede marginar del balance el hecho que el tema de los zombis o muertos vivientes esté bordeando lo ultra explotado, pero qué se le va a hacer: los seguidores lejos de hartarse han adquirido experticia y un don de exigencia que los ha perfeccionado para diferenciar los bodrios de las propuestas que vale la pena ver.

“Tren a Busan” tiene lo suyo, déjese entretener como es debido.

Recomendación:
Buena. Es simple y directa, funcionando de forma sencilla.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com

Hay gente que está llegando a su tope de aguante de películas del genero zombie.

ésta en cuestión nos muestra que es un género vivo y que si utilizas unos personajes creíbles, los defines bien, tienes unos buenos efectos especiales y no pretendes ser un pedante ni hacer una película pretenciosa, te puede salir una película más que disfrutable.

Aquí los personajes están bien definidos y la película consigue que simpatices con algunos u odies a otros, pero no ocurre como como con otras películas en lo que te da igual lo que ocurra.

Altamente recomendable.

Seguramente los amantes del género estarán de parabienes con esta película, pero también aquellos que estamos fastidiados de una historia que se repite una y otra vez sin aportar elementos renovadores recibiremos una muy grata sorpresa.

Entretenimiento vibrante durante las 2 horas de duración que, en este caso, no resultan excesivas para contar un relato excelentemente realizado en cuanto a efectos especiales y, fundamentalmente, al desarrollo de varias historias paralelas y a una ajustada descripción de psicologías en cada uno de los protagonistas, tanto los principales como los secundarios. El director tiene la habilidad de retratar con inteligente síntesis el egoísmo, la heroicidad, la angustia, las actitudes solidarias y las mezquinas, los afectos y los odios, aquellos que afrontan la defensa colectiva pero también los del "sálvese quien pueda".

Y como si esto fuera poco los bichos no son presentados como sonámbulos con enormes ojeras como es habitual, ni son invencibles y pueden ser enfrentados a trompada limpia y con las caídas sufren fracturas dándole algo de verosimilitud a la fantasía. Los 28 minutos finales son fantásticos aportando no solamente acción estremecedora sino que todo está dramatizado con una emotividad casi escalofriante y una brillante actuación de una gurisa de 8 años qué es la mejor artista del reparto.

Nunca creí que alguna vez iría a recomendar un filme de este género como lo hago ahora.