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Algo diabólico (TV)

Terror Una joven pareja se muda a una granja en Pennsylvania. Cuando llegan allí, descubren que no están solos, pues algo demoníaco habita en las paredes de su casa. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
22 de mayo de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Digamos que es una película apenas regular, donde Steven Spielberg ya demostraba ser un interesante cineasta en el manejo de cámaras y en la puesta en escena. Pero ellos son méritos aislados, los cuales lamentablemente no logran que esta cinta sobre posesiones diabólicas y casas encantadas sea efectiva a la hora de sobresaltar al espectador con algún rato de miedo.

Spielberg, con muy poco presupuesto, trata de tejer un filme de terror. Para ello utiliza algunos efectos especiales muy cutres, los que vistos hoy día sólo pueden provocar risa más que miedo (los ojos sobre la ventana, la ruptura del parabrisas del coche, y algunos efectillos donde lo maligno y sobrenatural merodea a la historia).
Por tanto hay que mencionar que este telefilme no logra ser muy atractivo desde lo visual.

Si hablamos de la historia en sí que da vida al argumento, hay que decir que es muy básica y convencional dentro del género de posesiones demoníacas y casas malditas.
Una familia llega a una casa alejada en la cual empiezan a ocurrir gradualmente extraños fenómenos paranormales.
No hay grandes elaboraciones en el guión, ni tampoco se explica el por qué de las situaciones que ocurren. Y a ello hay que sumarle que el desenlace es demasiado precipitado, el cual no conforma a nadie tampoco.

Lo positivo que encuentro en este relato es que hay algo de terror psicológico que sí está conseguido. Se puede olfatear que esta barata cinta de terror sobrenatural sobre una familia asediada por un mal desconocido copia en algo la atmósfera de la magnífica “Rosemary's Baby” (sólo como dato anecdótico hay que contar que el actor Ralph Bellamy participó en ambas obras). Vemos a una mujer que está experimentando el mal en carne propia, ve como su familia se la va de las manos y encima su esposo no le cree que algo tenebroso y macabro esté atacando la paz del seno familiar.
Pero bueno, es sólo eso: un intento de copiar el angustioso pesar de la protagonista principal y nada más. Pues en lo demás, esta película no llega a ser ni la mitad de contundente en brindar escalofríos como sí lo hacía la espeluznante obra maestra de Roman Polanski.

En fin, es una cinta que posee buenas intenciones de plasmar en pantalla una mezcla entre terror psicológico con temática demoníaca paranormal. Pero el resultado final es un producto no muy inspirado en su texto narrativo y con muy poco presupuesto para los efectos especiales.
Para destacar de positivo: la capacidad de Spielberg en algunos rubros de la dirección y también algunos pasajes donde se respira una densa atmósfera de perturbación psicológica en los personajes.
Habrá asustado a los pequeños de hasta 10 años en su época, pero vista hoy día ha envejecido mucho como filme de terror.
Pasatiempos Digitales
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31 de octubre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steven Spielberg contó en su segunda película con un guión de Robert Clouse, director de “Operación Dragón, algo insípido y muy tópico dentro del recurso del cine de casas encantadas en que una familia abocada a abandonar la ciudad para vivir con más tranquilidad en el campo, eluden de las recomendaciones y advertencias de los lugareños. En éste caso la pareja formada por Paul Worden (Darren McGavin), su esposa Marjorie (Sandy Dennis) y sus hijos Stevie (Johnny Whitaker) y Laurie (interpretada por dos gemelas, Debbie y Sandy Lempert) serán víctimas de los extraños fenómenos que se suceden en forma de “flashes” rojos que tendrán repercusión en los invitados a una fiesta de trabajo que congrega Paul en la misma casa, haciendo alarde de qué bello es vivir lejos del ruido y sin hacer caso alguno de los avisos de Harry Lincoln (Ralph Bellamy) un granjero de la zona.

Spielberg, que hace un cameo como fotógrafo en la secuencia de la fiesta, volvió a rodar para la televisión antes de llevar a la pantalla grande su primera cinta para el cine: “Loca Evasión” (The Sugarland Express, 1974), película de carretera inspirada en un hecho real e interpretada por Goldie Hawn.
Natxo Borràs
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18 de agosto de 2020
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha dicho mucho que esta película supuso en cierto modo un borrador para su posterior producción "Poltergeist" (Tobe Hooper, 1982), esto es: familia asediada en una casa por fuerzas malignas. Y aunque sí hay elementos que recuerdan inevitablemente (dos hermanos: una pequeña de rostro angelical y pelo rubio, y un chico algo más mayor; el matrimonio que primero se toma a risa el tema sobrenatural; un personaje que les advierte sobre el mal y la manera de combatirlo: "con amor"...), e incluso a su secuela "Poltergeist II" (Brian Gibson, 1986. Coincidentes esas escenas donde cierto personaje poco fiable llama a la puerta y la madre se niega a dejarlo entrar, manteniendo una conversación bastante inquietante)... En realidad está mucho más cerca de películas como "La Semilla del Diablo" (Roman Polanski, 1968) o "El Otro" de Robert Mulligan (esto es muy curioso porque "El Otro" se estrenó ese mismo año, 1972, cuatro meses después)...

Siendo el segundo largometraje del director (después del thriller de acción "Duel", 1971, ambas para TV) pues cabía esperar algo muy modesto, y, aunque de una manera muy rudimentaria, hay momentos donde se nota ya la mano de Spielberg, principalmente en esos suaves travellings de cámara hacia los personajes, tan suyos.

La película es muy sencilla, en realidad es más un episodio largo de series de antologías de terror sobrenatural estilo "Twlight Zone" o similares, pero logra ser inquietante (su modestia y minimalismo juegan a su favor), va al grano, logra captar la atención y que en las escenas de suspense estés en tensión. Los actores están bastante bien (a destacar Sandy Dennis, que unos años antes había ganado el Oscar por "¿Quién Teme a Virginia Woolf?") y se nota una elegancia formal algo por encima de lo habitual en los telefilmes de la época e incluso posteriores. El final es emotivo y totalmente sello Spielberg.
BenderSoyYo
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17 de julio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
198/09(16/07/23) Tras el estreno de la semiautobiográfica “Los Fabelman” de Steven Spielberg, me he decidido a hacer trabajo de arqueología cinéfila y escarbar en los orígenes del Rey Midas de Hollywood y ahora le ha tocado a este telefilm televisivo de terror psicológico que realizó justo después de “Duel” (posteriormente estrenado en cine por su gran calidad, y que fue su primer éxito en la gran pantalla. Esta que em ocupa es una rutinaria cinta que solo tiene el atractivo de que en los créditos de director está el posteriormente realizador de Obras Maestras como “La Lista de Schindler” o “Salvar al soldado Ryan”, hay el gancho de intentar buscar las marcas del cine ‘spielbergiano’, y en este juego hay premio. Empezando por su historia, claramente un esbozo de la luego triunfadora taquilleramente “Poltergesit” (1982) de Tobe Hooper, que muchas fuentes dicen fue mayormente dirigida por el de Cincinnati, lo acreditado es que está basada en una historia de Spielberg, aunque esta “Algo diabólico” es guionizada por Robert Clouse (”Operación Dragón”), pues lo de la familia que se muda a una vivienda nueva que resulta estar presa de fuerzas sobrenaturales que afectaran especialmente a uno de los niños es una idea muy similar a la mencionada. Se ven huellas en el reflejo de una familia donde el padre está mayormente ausente (sea o por divorcio o por ser un adicto al trabajo), e incluso el muy discutible gusto almibarado de Spielberg en mostrar la idealización del amor como fuerza poderosa para superar obstáculos. Se ven las miguitas de pan en la forma de filmar sustentado en la cinematografía de Bill Butler (“Jaws”), con travellings (especialmente en la fiesta donde la cámara fluye entre los asistentes, o en la búsqueda de la madre a su hijo en un ‘túnel’ del jardín, esos zooms a primer plano, o el uso alegórico del color rojo como símbolo de lo endemoniado; se ve ingenio en el manejo de la edición de Allan Jacobs (“Caza Salvaje”), para transmitir emociones (ejemplo son los múltiples cortes en la escena de histeria de Marjorie en que busca a su hijo, se puede emparentar con escenas del clímax de “Jaws”, o en la del clímax final, un artificio tan efectivo como tramposo), como en la forma de rodar en contrapicado en las habitaciones, haciendo que los techos opriman a los personajes; así como instinto dramático que el uso del sonido como elemento ominoso, jugando con el silbido del viento, son los susurros, o con los llantos de bebé, ello como forma de sustituir, en este caso, unos efectos visuales bastante low cost (ejemplo notorio cutre es la forma en que vemos en accidente de auto y como se rompen el parabrisas, ridículo!; o esos ojos rojos tras la cortina!).

La pareja formada por Paul Worden (Darren McGavin), su esposa Marjorie (Sandy Dennis) y sus hijos Stevie (Johnny Whitaker) y Laurie (interpretada por dos gemelas, Debbie y Sandy Lempert) serán víctimas de los extraños fenómenos que se suceden en forma de “flashes” rojos que tendrán repercusión en los invitados a una fiesta de trabajo que congrega Paul en la misma casa, haciendo alarde de qué bello es vivir lejos del ruido y sin hacer caso alguno de los avisos de Harry Lincoln (Ralph Bellamy) un granjero de la zona. El hogar y el campo parecen idílicos hasta que comienzan a ocurrir cosas extrañas. El sonido del llanto de un bebé despierta a Marjorie varias veces y finalmente la lleva a un descubrimiento espeluznante. Harry intenta advertir a la familia sobre el mal potencial que posee su propiedad. Marjorie se deshace lentamente.

Pero todo lo bueno no es suficiente para hacer un film ameno siquiera, pues incluso siendo de apenas 70 minutos, se hace tediosa, se hace reiterativa, no tiene suficientes ideas para hacer su desarrollo cautivador, se estanca, remarca, subraya, y en realidad apenas pasan cosas, nada se explica mínimamente, no hay una base sobre la que estructurar lo que ocurre, simplemente porque sí. No ayuda que tenemos unos personajes arquetípicos raquíticos en su carácter, la protagonista Sandy Dennis como Marjorie me resulta una histérica pasada de vueltas, siempre al borde de la locura, el marido Darren McGavin el típico tipo al que le gusta más su trabajo que estar con su familia, y que no cree nada de lo que le dice su esposa, no tiene más personalidad que esta, tenemos a Ralph Bellamy como el (otra vez) típico vecino mayor que se las sabe todas y que intenta dar unas coordenadas que seguir a los nuevos lugareños. Ah, y tenemos a los hijitos, sin carácter alguno, y no sabemos bien porque no van al colegio (¿?), y están todo el día en la granja.

Film ajado sobre posesiones diabólicas (es coetánea del film “El exorcista”), con mucho de otra coetánea como la espléndida “El otro” de Robert Mulligan, donde la atmósfera es parecida, con un niño malísimo que vive en una granja; pero también tiene de “Rosemary´s Baby” (odio el spoiler título español; en ambas aparece Ralph Bellamy), por lo de la mujer que sufre el mal y nadie parece creerla; asimismo tiene elementos notorios de “The Haunting” (1963) de Robert Wise, por lo de la vivienda ‘encantada’. Y en este totum revolutum frugal de presupuesto queda algo muy blandito. Un relato muy simple, sin giros, plano, sin sustancia, sin chica, solo los artificios spielbergianos son el anzuelo para poder verla, porque lo que es la calidad del conjunto es siendo benévolo, endeble. Para desembocar en un final liso, donde la montaña pare un ratón, resuelto de la forma más pasteloso posible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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