Haz click aquí para copiar la URL

Diagnóstico: Asesinato

Intriga En un hospital de Boston se comete un asesinato del que se acusa a un médico. Entonces Peter, un médico recién llegado al centro, que no cree en la culpabilidad de su colega, decide iniciar una investigación, arriesgando su propia vida, para descubrir al verdadero culpable. (FILMAFFINITY)
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
13 de agosto de 2007
17 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco que añadir a lo que ya advierte nuestro amigo Teniente Colombo en su crítica, y es que la película no da para mucho más. Quizá yo soy más permisivo y le doy mejor nota más que nada por la presencia de Jennifer O’Neill una de las actrices más bellas que recuerdo y de James Coburn uno de mis actores norteamericanos favoritos. Si no fuera por ellos la suspendería rotundamente pero soy un sentimental, que le voy hacer.

Pero es verdad que “Diagnóstico: Asesinato” es un disparate fílmico dirigido por Blake Edwards que después de un comienzo prometedor, va cayendo minuto tras minuto en una historia totalmente inverosímil y de puro telefilm de serie B. Además debo reconocer que nunca me gustó nada ese rol de médico-detective que se puso de moda en cierto momento en el cine, sobre todo en los setenta (y que ahora se ha vuelto a recuperar), ya que la credibilidad que muestran es ninguna ante cualquier de ambas profesiones. A James Coburn lo de la bata blanca no le termina de pegar mucho y en el caso de Jennifer O’Neill, representa uno de los papeles de mujer-florero de manuel de toda la historia del cine. Su personaje no interviene ni mucho ni poco en la trama. Nada, y cuando digo nada es absolutamente nada. Sólo es la cara bonita que se enamora del protagonista. Lamentable para una actriz que venía de hacer “Río Lobo” o “Verano del 42” y que con este trabajo encadenaría fracaso tras fracaso en esto del cine –a excepción de una película con Visconti- que nos haría perder una aceptable actriz y sobre todo una excepcional belleza.

Habría que hacer una retrospectiva de las películas malas y flojas que tiene Blake Edwards porque creo que más de uno le tiene bastante sobrevalorado. Como digo, el único interés de esta son los actores y para de contar.
vircenguetorix
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de septiembre de 2006
11 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La premisa: médico-detective da para un argumento interesante (como demostró la serie de televisión homónima -que no guarda ninguna relación con esta película-). Y más si la dirige Blake Edwards y la protagoniza James Coburn. Lástima que el argumento de esta película se decante más por el melodrama que por el misterio, ya que el suspense es nulo, la constante presentación de personajes no aporta nada a la trama, y la resolución es totalmente imprevisible por que los guionistas se la sacan de la manga libremente.
Teniente Colombo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
25 de agosto de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bastante entretenida película de intriga, a cargo del gran Blake Edwards, que lo mismo valía para un roto que para un descosido. Lo mismo brillaba en la comedia, que en el western, que en el cine de intriga. Los buenos directores tienen estas cosas.
Está muy bien llevada y quizá lo único que rechina o pudiera rechinar es ver lo listo y tenaz que es el protagonista, no olvidemos un doctor en medicina y no precisamente entendido en labores policiales.
Por lo demás, es muy amena y está bien dosificada la intriga, resultando en todo momento interesante cuanto acontece.
Buenas interpretaciones, preciosa fotografía en Panavisión, y bonitos paisajes, hacen de este film un agradable ejercicio de estilo, con momentos recordables "el viaje" en coche.
Gusta bastante.´
Ignacio Larrea
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de abril de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Llega atravesando el puente de Boston, cual apisonadora. Figura imponente, esbelta y casi amenazante.
Peter Carey se introduce con vehemencia en el tan particular mundo de la medicina justo cuando un crimen sacude las vidas de quienes están a su alrededor.

Esta premisa suena realmente extraña para encontrarse en la filmografía de Blake Edwards, y es que, estando él tras la cámara y el escenario ambientado entre camillas y salas de operaciones y de cirugía tal vez podríamos esperar algo como "Los Locos del Bisturí", pero nada más lejos de la realidad. "The Carey Treatment" forma parte de sus años de mala suerte, cuando el éxito en taquilla le dio de lado repentinamente y los estudios de Hollywood se aprovechaban maltratándole con todo el descaro. Terrible decisión la de aceptar el guión que le ofreció James Aubrey, nuevo presidente de MGM.
Éste, escrito y reescrito, toma de inspiración "A Case of Need, la única novela de Michael Crichton concebida, mientras aún estudiaba medicina, con el alias "Jeffery Hudson", y que terminaría siendo galardonada a finales de los '60; pero la inspiración se sale por la tangente con las modificaciones de ese trío de guionistas ocultos bajo otro nombre falso (J.P. Bonner) y las abusivas exigencias de los productores, que pusieron contra las cuerdas al de Oklahoma y a menudo con intolerables amenazas. Este entorno de agobio y tensión no favoreció en absoluto el rodaje...

Ya sólo el inicio indica que las cosas no son como debieran ser. El protagonista del libro, John Berry, es un tipo inteligente hecho a imagen y semejanza de Crichton, sagaz y resuelto; aquí es James Coburn quien encarna al protagonista de la película, Peter Carey, y su aparición bajo las gafas Rayban y su ropa informal, desafiando además a un guardia urbano, nos sugiere mucho más a un anti-héroe de la escuela de Bronson, Hackman o Eastwood. Todo un "maverick" que poco o nada encaja en la lógica de un hospital, pero allí va a meterse; los posteriores cortes en la sala de montaje terminan de redondear el confuso devenir de los acontecimientos.
Carey, patólogo, se codea, gana amistades y un romance con el hermoso físico de Jennifer O'Neill y del todo innecesario para la historia, pero jamás le vemos ejerciendo su profesión. Parece un periodista infiltrado torpemente. Sin embargo las primeras señales de la intriga nos revelan a un Edwards con infalible dominio sobre el suspense, que tan bien y mejor demostró años atrás en "Chantaje contra una Mujer", esta vez menos "noir" y más crudo y directo, al estilo de un Yates o un Winner cualquiera. El fallecimiento de la hija del dueño del hospital (Karen), donde el anterior ha entrado a trabajar, por culpa de un supuesto aborto ilegal desata los infiernos.

Aquí se saborean los tonos ácidos y críticos del libro. Esa Boston tan moralista, politizada, bajo el influjo de una ley severa y relajada para otro tipo de conductas, sobre todo si son ejercidas por aquellos que pertenecen a las clases medias-altas. Los marcados por preferencias liberales o por su propia raza no tienen posibilidades aquí; un entorno social que, de haber sido observado por alguien como Lumet, gozaría de más ricos detalles (igual que en la versión literaria). Los personajes contribuyen a esta desconexión y desestabilización, sobre todo el protagonista.
Tras ser acusado su compañero Tao (Lee en la novela) de practicar el aborto, aún ilegal, él se dispone a averiguar la verdad. Se dispone a hacerlo con los humos de un detective de novela negra de Hammett o un Harry Callahan disfrazado de médico; cuando Carey agarra a la compañera de universidad de Karen (Jennifer, la propia hija del cineasta), la monta en su coche y obliga a confesar su verdadera relación con ella, aterrorizándola a base de carreras y saltos mortales, la credibilidad se va en uno de esos derrapes y de repente cunde la inverosimilitud. "Es un malnacido", espeta la chica. Y tiene razón.

Berry afrontaba los problemas con la lucidez propia de un detective, y además tenía junto a él a un abogado, Wilson, que colaboraba en el caso; a Carey le vienen las oportunidades y las enfrenta solo, desquiciada y violentamente. Se presentan en forma de encuentros e interrogatorios muy resueltos con mano dura, contra secundarios que aparecen y desaparecen sin dejar rastro, o que creemos pueden tener más relevancia pero se limitan a adornar un escenario concreto o a servir de carnaza para el héroe. El fotógrafo entrometido, el tío de Karen, incluso el padre de Karen, supuesto chantajista, todos metidos en el embrollo y ninguno con un papel definido.
Pero para papeles incomprensibles el de O'Neill, una actriz bellísima, con talento y en su mejor momento...malgastada por los cambios de guión y cuyas escenas quizás fueron cortadas durante la edición según órdenes de Aubrey y el productor William Belasco, quedando un florero con una historia trágica detrás pero que realmente no sirve de apoyo al protagonista (hasta Jacqueline Bissett en "Bullitt" tuvo una mejor aparición). Termina de redondear este caos narrativo el ex-novio de Karen, un traficante de drogas psicótico (Michael Blodgett), y cómo toma las riendas del suspense ya cuando el fuelle de la trama no da para más.

Lo hace elevando a las alturas lo que creíamos inverosímil, llevando esa investigación de novela "hard-boiled" a terrenos más propios de un "giallo" de la época, por la manera extremadamente alocada que tienen los hechos de resolverse, ¡y con abundancia de crímenes y sangre!
Es la gota que colma el vaso de esta historia entre batas médicas, tensión y salas de operaciones, y también de la vida del propio Edwards, quien decide huir con su familia del acoso infame de los productores; ha sido muy duro para él completar esta etapa tan convulsa de su obra...pero ya llegarán mejores tiempos.
Chris Jiménez
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
6 de marzo de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
Basada en la novela “A Case of Need” de Michael Crichton, esta fue una de las pocas incursiones de Blake Edwards en el género del Thriller, está protagonizada por James Coburn, un médico que intenta exculpar a un amigo acusado de asesinato después de realizar un aborto. Se trata de una curiosa adaptación de la novela de Crichton (por cierto, en la pantalla se le atribuye el seudónimo que utilizó en el libro, 'Jeffrey Hudson'), se mantiene la trama básica y se simplifica sensiblemente la narrativa (el libro se desarrolla en varios hospitales, la película se limita a uno) y elimina muchos de los personajes periféricos. John Berry, el protagonista en el libro, es un padre bastante tradicional, felizmente casado, pero también cómplice de varios abortos (entonces ilegales), en la película se convierte en 'Peter Carey', un libertino soltero recién llegado de Palo Alto y que en realidad está basado en un personaje subsidiario de la novela que aparece en apenas unas páginas, para crear un cierto interés “amoroso” se inventa también un nuevo personaje, la nutricionista del hospital, en la persona de una atractiva Jennifer O'Neil.

Blake Edwards dirigió esta película con ritmo y cierta desgana ya que se vio obligado a hacerla bajo presión del estudio, que amenazó con destruir su carrera si no llevaba la historia con su habitual elegancia, en todo caso, la trama tiene su interés y posee intriga y algunas buenas dosis de suspense. Se trataba de hacer ver que hay médicos buenos que, de verdad, se ocupan de sus pacientes en un sistema como el americano basado en el mercantilismo y en las prebendas, en todo caso, ahí está un médico con cierto sentido del deber, que se enamora, que lucha, que pierde en muchas ocasiones pero que siempre puede decir que está satisfecho consigo mismo porque ha hecho lo que debía hacer.

El notable equipo de guionistas formado por Harriet Frank Jr. e Irving Ravetch presentó una versión revisada de su guion a mediados de julio de 1971, pero cuando se aprobó el guion final, dos semanas antes de que comenzara el rodaje, los nombres de John DF Black y Blake Edwards habían sido agregados a los créditos, al final, la película fue tan mutilada en la postproducción por el director del estudio MGM, James Aubrey (cuya hija Skye Aubrey, por cierto, interpreta a la enfermera drogadicta Agnes) que Edwards intentó que eliminaran su nombre como director, no lo logró. No fue un éxito de crítica ni de taquilla, Blake Edwards acusó a MGM de masacrar su versión del film y omitir escenas de vital importancia, pero a pesar de todas estas contingencias e imponderables, la película es sumamente disfrutable y muy entretenida, planteándose en ella cuestiones como la ética profesional, la práctica de abortos, el consumo de drogas, el robo de medicamentos hospitalarios… No es ninguna obra de arte, ni pretende serlo, pero sí es un más que ameno film que además nos confirma el porqué Coburn fue uno de los protagonistas más carismáticos de su época.
Juan Marey
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow