Pollos sin cabeza (Miniserie de TV)

El fútbol actual es un anzuelo perfecto para atraer espectadores. Y algunos nombres de los títulos de crédito también.

Con la excusa de parodiar el mundo del fútbol, esta serie se desliza hacia un potaje indigesto, cocinado con algunos ingredientes fantasmales que interesan a sus creadores: relaciones personales, sexualidad, toxicomanías, lealtad, explotación… que, seguramente, son tangenciales a los asuntos del balón, pero no son sus componentes principales, ni son definitorios de ese deporte. Decepciona comprobar cómo, progresivamente, esos temitas colaterales se van apropiando de la serie hasta casi hacer desaparecer por completo su objeto inicial. Y una vez decidido el camino a seguir ¿dónde está la gracia de lo que vemos y oímos? Porque todo está trazado con brocha gorda, gags y chistes de nivel preescolar, tanta sal gorda que cansa y frustra al espectador.

Ya hace tiempo que la creatividad y comicidad de Alex de la Iglesia está mermada o es nula, sorprendiendo que siempre disponga de medios sobrados para perpetrar sus obras estridentes, con un valor cinematográfico insignificante. Ser un estupendo vendedor de crecepelo, en eso radica su ¿éxito?

Supongo que todos los participantes lo pasaron pipa rodándola pero, como espectador, mi percepción fue la de una gaseosa perdiendo gas rápidamente y, en cuanto al cambio de tema sobre la marcha, que me dieron gato por liebre.

Desaconsejable absolutamente, salvo para fans acérrimos de alguno de sus infractores.

Me gusta la comedia española y suelo ver lo que va saliendo, Pollos sin cabeza empieza bien pero luego se pierde en una trama que la exageran tanto que es ridícula. Básicamente la serie va sobre un representante que debe lidiar con las tonterías de un jugador endiosado (Cristiano Ronaldo guiño guiño) y los juegos de poder. No lo salva ni el reparto y el problema es que de 7 episodios cortos, 3 son relleno. Mi consejo, mirad 1,2,3, obviad 4, 5 y 6 (en el spoiler os lo resumo en una frase) y mirad el 7 que acaba con un final abierto a la par que ridículo.

Lo mejor: El reparto, la excentricidades de los futbolistas y la parafernalia que lo rodea. Algunos golpes de humor.
Lo peor: 3 episodios de 7 que no aportan nada

... No sé como explicarlo sin entrar en spoiler. Es una comedia de factura técnica notable. Los actores son buenos y hacen su trabajo. ¿Suficiente para entretener? Sí (con muchos matices).

Hay dos factores relevantes que recomiendan la serie: En primer lugar retratan, en modo comedia, el mundo del futbol actual. A veces un mundo oscuro, lleno de miseria y miserables que juntan lo mejor y lo peor de nuestra sociedad. En segundo lugar habla de la condición humana. De aquellos tabús que rompemos para escalar socialmente y lo que nos sucede cuando el leve roce del éxito nos embriaga, y olvidamos a quienes nos auparon arriba. Nos habla de una sociedad descarnada y, muchas veces, sin valores y lo difícil que es mantenerse en el estrecho camino.

¿Negativo? Muchas cosas. Es una serie soez. Mezcla muchas cosas, entre ellas la chabacanería, el lenguaje descarnado e incluso escenas sonrojantes. Por otro lado es, a veces precipitada. Cuenta demasiado, demasiado rápido y no siempre de la manera más clara, entrando en claro contraste episodios excelentes y otros flojos.

Resumen: Para pasar un buen rato, pero teniendo en cuenta las piedras que lleva en la mochila

Cuando el piloto, de tan sólo media hora, no ofrece nada reseñable, échate a temblar. Pero no sólo no es interesante, sino que es abyecta, desagradable, cutre y anticuada.

El reparto le va que ni pintado. Hugo Silva haciendo del Hugo Silva de los 2000, Oscar Casas pide una paguita a gritos y Fernández y Miró, tan mal como acostumbran. Las pobres no dan más de sí.

Del guión mejor no hablar. En cualquier calle de España la gente habla con más elocuencia, las situaciones son absurdas, el montaje es cutre y su visionado resulta estomagante. De esas series que mejor no se hubiesen hecho nunca.

Bueno, no os sorprenderéis, es una serie española, porque tiene que haberlas, todo el mundo tiene derecho a comer y oye, algo hay que hacer.

La serie empieza bien, los dos primeros episodios parece que van a contar los trapos sucios y tejemanejes que hay detrás del mundo del fútbol, peroooooo a partir del 3 o el 4 la serie se desvía hacia la vida de Hugo Silva (que una vez más, demuestra lo pésimo actor que es, y que cuando tiene que sostener una serie o película él solito, pues eso, es insostenible) y entonces se vuelve anodina, aburrida y completamente sin interés porque sinceramente, al espectador le importa un pimiento su vida, la gracia de esta serie era la crítica al mundo del fútbol y no si el personaje de hugo Silva se divorcia o si su hija se lía con no se quién.
O no sabían como seguir la serie, o no se han atrevido a burlarse con ironía del fútbol y de los futbolistas. A partir del episodio 3 no es una serie de fútbol, es el Hugo Silva haciendo de Hugo Silva.

Tiene 7 episodios y al cuarto dices, madre mía, otra vez he vuelto a caer viendo una serie española, es que no aprendo.

Lo que si deja esta serie es una pregunta muy interesante, ¿Por qué Oscar Casas, hace tantos y tan bien los papeles de cortito, de tener dos luces y una de ellas fundida? es que los borda de verdad, y cada vez le llaman más y más para hacer ese papel. Yo que él me preocuparía un poco